Aunque las ciudades han mejorado las condiciones en cuanto al uso de la bicicleta los últimos años, no es suficiente como para que se note un incremento de su uso entre las personas mayores, pese a los muchos beneficios que les aporta este tipo de movilidad.

Esta es una de las conclusiones principales del proyecto de investigación postdoctoral ENTOURAGE, a cargo de Wilbert den Hoed, investigador del Departamento de Geografía de la Universitat Rovira i Virgili, en colaboración con el Bicicleta Club de Catalunya (BACC).

El estudio, entrado en la cuidad de Barcelona, también recalca la necesidad de sensibilizar la sociedad que la movilidad ciclista tiene que ser para todas las edades y visibilizar los usuarios mayores de 65 años, así como disminuir los obstáculos y aumentar la seguridad, también más allá de los carriles bici estrictamente.

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En la imagen, una persona mayor intentando circular en bicicleta por Barcelona, gravada por la cámara de seguimiento del estudio

Este proyecto se ha materializado en laGuía para una movilidad amigable con la edad, un documento que pone de relieve el potencial de uso de la bicicleta como medio de transporte urbano entre la gente mayor.

A través de un proceso co-creativo llevado a cabo entre el 2022 y el 2023 con cerca de unos cuarenta participantes, con entrevistas, encuentros en grupo y rutas en bicicleta en las que se han acompañado personas de edad avanzada, se han detectado los puntos fuertes y los obstáculos con el objetivo de fomentar una movilidad clave “en una sociedad cada vez más envejecida y, además, con la necesidad de una movilidad sostenible, limpia y saludable, señala Wilbert den Hoed. Y es que los mayores de 65 años suponen ya el 21% de la población barcelonesa, porcentaje que continuará aumentando los próximos años.

Según los participantes, Barcelona ha progresado los últimos años como ciudad amigable con la bicicleta, gracias al incremento de carriles bici y de aparcamientos y a los sistemas compartidos como principalmente el de bicing. En este sentido, las estadísticas hablan de un aumento en el uso de la bicicleta como transporte urbano en la población general, pero, en cambio, no es muy significativo entre la gente mayor.

En este sentido, el estudio considera clave entender y resolver las barreras con que se encuentran los usuarios, especialmente ls personas de edad avanzada, que no puede hacer tantos esfuerzos físicos y tiene menos agilidad, no solo en los carriles bici.

En este sentido, Den Hoed advierte que “la infraestructura ciclista y el entorno urbano no siempre se adecúan a sus necesidades a la hora de ir en bicicleta. Hay que tener claro que la infraestructura real se extiende más allá del carril bici, desde el momento en que se sale de casa hasta que se llega al destino”.

Según el estudio, para hacer las ciudades más amigables con la gente mayor y su uso de la bicicleta, hay que priorizar:

  • la conectividad entre lugares urbanos
  • la seguridad persona
  • la salud física
  • la relación entre generaciones

Sensibilizar la sociedad hacia una movilidad para todas las edades

Como apunta el investigador del Departamento de Geografía de la Universitat Rovira i Virgili, “hay que reconocer la diversidad de personas, de niveles de habilidad y forma física, de tipo de bicicletas y de actividades que se realizan con este medio de transporte. Hay que visibilizar la gente mayor y sensibilizar la sociedad hacia una movilidad para todas las edades. Los beneficios del uso de la bicicleta son transversales, para todo el mundo, y hay que alejarse de la idea que la movilidad solo sirve para desplazarse individualmente y de la manera más eficiente posible”.

A este respecto, el estudio indica la necesidad de intervenciones públicas integrales y coordinadas entre todos los ámbitos, no solo el de la movilidad sino también el de la salud pública, el de la política social y el envejecimiento, el de la innovación, el de la ecología y el de la cultura, entre otros.

En el proyecto de Universitat Rovira i Virgili y Bicicleta Club de Catalunya destaca la importancia del liderazgo político, puesto que el Ayuntamiento de Barcelona pertenece desde el 2009 a la Red de Ciudades Amigables con la Edad y ya ha hecho pasos para mejorar la vida de las personas mayores.

En este sentido, según el estudio, el mayor uso de la bicicleta por parte de este colectivo “marcaría el inicio del camino hacia ciudades mejor capacitadas para afrontar el reto del envejecimiento y de la inclusividad en la movilidad activa y de proximidad”.

Las personas interesadas pueden consultar aquí laGuía para una movilidad amigable con la edad.