El informe de la Alianza por la Obesidad expone la necesidad de reconocer la obesidad como enfermedad crónica en España para abordar desafíos como la falta de atención integral y el estigma social. Propone 12 medidas para mejorar la prevención y atención, destacando su impacto en la salud pública y la economía, en un contexto donde más del 60% de la población española enfrenta riesgos de obesidad.
El informe ‘Situación sanitaria y social de las personas con obesidad en España’, realizado por la Alianza por la Obesidad, compuesta por trece organizaciones de pacientes y sociedades científicas, tiene como objetivo de desarrollar estrategias que permitan disminuir el impacto de la obesidad en España.
Las entidades firmantes del documento recalcan la necesidad de reconocer la obesidad como enfermedad crónica y multifactorial en España, lo que, en palabras de Victoria Buiza, portavoz de la Alianza por la Obesidad y presidenta de la asociación AB Híspalis Nacional, “no solo mejoraría la prevención y atención, sino que también impulsaría la investigación y la inversión en políticas de salud pública para abordar este creciente problema”. De este modo, afirma, “las personas con obesidad podremos formar parte de la Ley de Garantías y comenzaremos a ser pacientes reconocidos por el sistema sanitario español».
Identificar las barreras para el manejo de la enfermedad
Este estudio tiene el objetivo de identificar cuáles son las barreras que obstaculizan el manejo de la enfermedad. La doctora Irene Bretón, miembro de la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN), alerta de que la obesidad está claramente infradiagnosticada y que existe una coordinación inadecuada en la atención entre diferentes profesionales sanitarios y entornos clínicos. “En general hay una falta de individualización y personalización de la atención a las necesidades del paciente, también las emocionales, y una escasa información y formación sobre esta enfermedad y sus consecuencias”.
De este modo, la principal conclusión que se refleja del informe es que la falta de reconocimiento de la obesidad como enfermedad conduce inevitablemente a un infradiagnóstico. A pesar de que la evidencia científica respalda que la obesidad es una enfermedad crónica, las personas con obesidad tienden a infravalorar su condición real de peso, lo que provoca un retraso significativo en la búsqueda de atención médica. El proceso diagnóstico también presenta desafíos, según los resultados obtenidos en el presente estudio, solo el 69% de los pacientes con obesidad recibe un diagnóstico de obesidad.
Atención y abordaje de la obesidad
En el estudio se muestra que un tercio de los pacientes con obesidad no ha recibido atención específica; solo el 67% de los pacientes con obesidad recibe algún tipo de atención sanitaria para la misma, estando atendidos de media por dos o tres especialistas.
Los profesionales de especialidades como endocrinología, atención primaria y nutrición son los más frecuentemente involucrados, mientras que disciplinas igualmente relevantes, como la psicología o medicina interna tienden a desempeñar para ellos un papel secundario en la atención, dejando necesidades críticas de los pacientes sin cubrir.
Estas deficiencias en la coordinación y continuidad asistencial y la ausencia de un enfoque multidisciplinario integral comprometen la calidad de la atención sanitaria. La atención psicológica especializada y la terapia conductual son un ejemplo. Estas disciplinas se destacan como un componente esencial en el abordaje de la obesidad y, sin embargo, el 71% de los participantes en el estudio no ha tenido acceso a este tipo de tratamiento, a pesar de que el 56% de ellos considera que habría sido beneficioso y solo el 29% ha tenido acceso a atención psicológica especializada.
El estigma. un reto pendiente
El estigma, el otro gran reto pendiente para paliar la obesidad
La estigmatización en el ámbito sanitario y social es otro desafío que afecta negativamente la calidad de la atención sanitaria y el bienestar de los pacientes, incluyendo los ámbitos laborales, educativos, familiares y sociales en general.
Este prejuicio nace de la percepción generalizada de que la obesidad es el resultado de una falta de voluntad y malos hábitos, así como de estereotipos negativos relacionados con la obesidad.
Sobre este respecto, el doctor Albert Lecube, miembro de la Sociedad Española para el Estudio de la Obesidad (SEEDO), señala que la obesidad no es un vicio ni una enfermedad moral, y que “una persona no escoge tener obesidad, sino que la enfermedad le elige», por lo que opina que «no podemos seguir aceptando que la obesidad siga siendo una puerta abierta a la inequidad ni a la discriminación a lo largo del proceso asistencial”.
El doctor afirma que, además de cambiar el estilo de vida, que es imprescindible, hay que valorar todas las herramientas que ofrece la medicina para hacerle frente y atendiendo a las necesidades individuales de cada individuo. El doctor Lecube pone el foco en que las estrategias no tienen que ser excluyentes: «podemos tener pacientes con obesidad en los que combinamos diferentes intervenciones según el momento y estado de salud. Incorporar la cirugía bariátrica en las listas de priorización de los sistemas sanitarios, ampliar su oferta y garantizar un seguimiento adecuado tras la cirugía es una prioridad para combatir la obesidad».
12 propuestas para disminuir el impacto de la obesidad en España
Ante la evidencia del impacto significativo de la obesidad, tanto en el sistema sanitario como en la economía (la obesidad conlleva un 9,7% del gasto total en atención sanitaria y reduce la productividad laboral en el equivalente a 479.000 jornadas laborales anuales), su amplia gama de comorbilidades asociadas y su repercusión negativa en la calidad de vida, la obesidad se posiciona como un desafío principal en la salud pública española. Por ello, esta alianza estratégica propone 12 propuestas que se enfocan en una atención más efectiva y en la promoción de un enfoque integral de la enfermedad para reducir el impacto en la salud y el bienestar de las personas afectadas:
- Potenciar el reconocimiento real de la obesidad como una enfermedad crónica.
- Desarrollar campañas de concienciación y sensibilización sobre la obesidad.
- Desarrollar programas de educación y promoción de la salud en escuelas.
- Realizar acciones de formación y concienciación para profesionales sanitarios.
- Implementar programas de detección precoz del exceso de peso de manera sistemática.
- Establecer protocolos de diagnóstico integral.
- Establecer protocolos de tratamiento y seguimiento personalizados e integrales.
- Instaurar equipos multidisciplinarios específicos para el abordaje de la obesidad.
- Incorporar la cirugía bariátrica en las listas de priorización de los sistemas sanitarios, ampliar su oferta y garantizar un seguimiento adecuado tras la cirugía.
- Establecer protocolos de comunicación y coordinación entre los diferentes profesionales sanitarios.
- Ampliar el acceso a la atención psicológica especializada y la terapia conductual.
- Promover la corresponsabilidad del paciente a través de la información y educación sanitarias.
La obesidad ha aumentado casi tres veces su prevalencia desde 1975, lo que representa un desafío de salud en constante crecimiento a nivel global. En la actualidad, se estima que a nivel mundial más de 988 millones de adultos padecen obesidad, y se prevé que esta cifra pueda duplicarse para el año 2030. En España, más del 60% de la población española es obesa o se encuentra en riesgo de serlo, situándose nuestro país en el noveno país de Europa con una de las mayores prevalencias en exceso de peso.