Una de cada tres personas mayores experimentan una sensación de soledad, siendo moderada en la mayoría de los casos, pero severa en un 3% de la población, tal y como refleja un estudio realizado por la Fundación Colisée y la Universitat de València en una muestra representativa de población de la comarca valenciana de Rincón de Ademuz en personas de entre 65 y 91 años.
Según este estudio, el perfil de una persona con riesgo mayor de sufrir soledad en el Rincón de Ademuz sería una persona de mayor edad, hombre y cuidador de una persona dependiente. La soledad no deseada se asocia a: mayores síntomas de ansiedad, depresión e insomnio, y menores capacidades para las actividades básicas de la vida diaria (ABVD) y las actividades instrumentales de la vida diaria (AIVD).
Entre los factores que tienen un efecto más significativo para padecer soledad no deseada se observó que ser cuidador de una persona dependiente acrecienta la sensación de soledad, la llamada “soledad emocional”. En el estudio no se han detectado diferencias significativas en cuanto al factor género ni con respecto al estado civil en la soledad social, pero sí hay una incidencia mayor en los hombres en cuanto a la soledad emocional.
Uno de los factores protectores contra la sensación de soledad es la existencia de hijos, aunque estos no vivan en el domicilio de la persona mayor, incluso fuera de la comarca.
Evaluar la prevalencia de la soledad no deseada en las personas mayores
La Fundación Colisée realizó este estudio diagnóstico con la Cátedra de Envejecimiento Saludable, Activo y Participativo de la Universitat de València para evaluar la prevalencia de la soledad no deseada en las personas mayores de la comarca de cara poner en marcha el programa social de acompañamiento “Red de Acción Rural” en el Rincón de Ademuz,
El Rincón de Ademuz es una comarca con un crecimiento demográfico negativo (-24,29); un elevado índice de dependencia entre sus habitantes (68,26%); la población más envejecida en la provincia de Valencia (edad media 49 años); con una gran dispersión de la población y una muy baja densidad (7,9 hab/ km²) y cuya población -Puebla de San Miguel- tiene el índice de envejecimiento más elevado de la provincia de Valencia (2.100%).
La falta de recursos en el ámbito rural dificulta salir del círculo de la soledad
En España se estima que más de 2,5 millones de personas mayores se sienten solas, constituyendo casi el 40% de los mayores de 65 años. Aproximadamente son el 28,8% de las mujeres mayores y el 14,7% de los hombres los que viven solos. De ellos, el 39,8% de las personas mayores de 65 años presentan soledad emocional.
Tal y como indican desde Fundación Colisée, el problema en el mundo rural es similar, con un agravante: no existen recursos que permitan a una persona mayor salir del círculo de la soledad. La falta de amistades -que han ido falleciendo-, de familiares -que se han marchado a la ciudad-, de asociaciones, centros o lugares de actividades, de medios de transporte a núcleos de población más grandes, etc., agravan esta situación.
Todo ello genera un aumento en la sensación de soledad (soledad emocional) que puede afectar a las actividades de la vida diaria, la calidad del sueño, aumento de la depresión, riesgos de adicciones, trastornos alimentarios, aislamiento… y, en el peor de los casos, riesgo de muerte prematura o ideación suicida.
«La soledad crónica ejerce un efecto negativo en el estado de salud de las personas mayores. Si no se ataja a tiempo, la soledad moderada puede tornarse en severa y acelerar la fragilidad y situaciones de dependencia más graves«, recalca Vicente Moros, director de la Fundación Colisée. «Por tanto, es necesario intervenir en las personas mayores más vulnerables para paliar la soledad y sus efectos que a medio y largo plazo puede afectar no solo a la calidad de vida, sino también la morbilidad y la mortalidad«, advierte.