Un artículo de Rosa María Martínez,
enfermera especialista en Enfermería Geriátrica del Hospital Infanta Sofía

El envejecimiento de la población y el aumento de la esperanza de vida es un gran triunfo de la humanidad, pero, de la misma manera, se ha convertido en uno de sus mayores desafíos, ya que aumenta las necesidades económicas y sociales a nivel global. Debido a esto, es necesario implementar medidas que consigan aumentar la calidad de estos años que se están añadiendo a nuestra vida.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), los países podrán conseguirlo si sus gobiernos promueven políticas y programas de envejecimiento activo, participativo y saludable, que fomenten el mantenimiento de la autonomía personal, la movilidad, las funciones cognitivas, la capacidad de decisión y la interacción social.

Consiguiendo todo esto, aumentará el empoderamiento de las personas mayores, de forma que mantengan un buen estado de ánimo y una autoestima sana que, a su vez, les permita aumentar su resiliencia o adaptación positiva a las adversidades de la vejez como última etapa de la vida, gozando de ella con una plena salud emocional.

La OMS define el envejecimiento activo como “el proceso de optimización de las oportunidades de salud, participación y seguridad con el fin de mejorar la calidad de vida a medida que las personas envejecen”. O lo que es lo mismo, aprovechar los recursos que hay en la sociedad para permanecer lo mejor posible, manteniendo el bienestar físico, mental y social y un estilo de vida activo y productivo, de acuerdo con sus necesidades, deseos y capacidades, tratando de aumentar la esperanza de vida saludable.

Es un concepto que incluye todas las esferas de la vida de una persona y que busca asegurar la autonomía y la independencia de los adultos de mayor edad.

Geriatricarea- enjevecimiento activo

Para poder conseguir este envejecimiento activo de la población se deben tener en cuenta varias áreas de intervención:

  • Promoción de la salud:
    • Ejercicio físico regular
      El ejercicio es una de las mejores medicinas a todas las edades. La OMS recomienda ejercicio multicomponente que incluya: actividad física aeróbica moderada y/o vigorosa, fortalecimiento muscular y mejora del equilibrio. Debe ser individualizado y adecuado a las capacidades y condiciones de cada individuo. Beneficios principales:
      • Reduce la enfermedad cardiovascular y la mortalidad por todas las causas, también disminuye el riesgo de ictus y la incidencia de diabetes tipo 2 y de hipertensión.
      • Previene caídas y el deterioro de la salud ósea y funcional.
      • Mejora la salud mental, cognitiva y el sueño. La inactividad física aumenta el riesgo de demencia.
    • Alimentación sana y equilibrada
      Adaptada a las necesidades y preferencias individuales y que preste especial atención a la ingesta de alimentos ricos en nutrientes como las frutas, las verduras, los cereales integrales y las proteínas.
    • Descanso e higiene adecuados.
    • Exámenes médicos regulares: para detectar enfermedades de forma temprana y prevenir complicaciones.
    • Evitar hábitos poco saludables: sedentarismo, tabaquismo,  consumo de grasas saturadas, azúcares, alimentos procesados y alcohol.

  • Mantenimiento de las funciones cognitivas:
    • Mente activa: con ejercicios de memoria, creatividad, concentración problemas matemáticos, estimulación lingüística, acertijos, lectura…de forma que el cerebro se ejercite y se mantenga activo durante más tiempo. Es importante estar al tanto de las noticias y eventos actuales al igual que poco a poco manejarse en el uso de las nuevas tecnologías.

  • Desarrollo afectivo y de la personalidad:
    • Actitud positiva: el buen humor y la risa alivian el dolor emocional y permiten el tan necesario descanso de las cargas y el estrés. El tener objetivos, explorar nuevos intereses y mantenernos proactivos nos dará satisfacción y sentido de logro.
    • Disfrutar de la naturaleza: aporta paz y tranquilidad y mejora el estado anímico.

  • Aumento de la participación social:
    • Interacción social: mantener relaciones sociales activas y significativas, ya sean con familia, amigos o miembros de la comunidad, de forma que se combata la soledad y el aislamiento manteniendo confianza, seguridad, autoestima y sentido de pertenencia.
    • Participación en actividades comunitarias: de ocio, recreativas, de voluntariado, políticas, sociales, culturales, educativas.

Para finalizar es importante que no olvidemos la heterogeneidad de esta etapa vital, hay muchas maneras de envejecer y muchos tipos de vejez. La diversidad de los individuos tiende a aumentar con la edad y no siempre se corresponde con el estereotipo que muchos tienen sobre las personas mayores.

Envejecemos desde que nacemos y cada uno tenemos una responsabilidad sobre el cuidado de nuestra salud para alcanzar estos años de la mejor manera posible. Por eso es necesario planificar la vejez y preparase para ella desde edades tempranas, esforzándonos por adoptar adecuadas prácticas de salud en todas las etapas de la vida.

Pero es importante saber, que a pesar del declive que hemos podido generar por nuestros malos hábitos, se puede influir sobre su aceleración e incluso revertirlo en cualquier momento gracias a la implementación de las medidas anteriormente citadas. El cambio es posible y en nuestra mano está el conseguirlo y envejecer activamente.