Realizar ejercicio físico de forma continuada contribuye a reducir el dolor lumbar que sufren muchos profesionales del cuidado de personas mayores, aportando también mejoras en el ámbito psicoafectivo.

El equipo de investigación Ageing On de la UPV/EHU ha demostrado que el dolor lumbar de los profesionales del cuidado de mayores mejora considerablemente gracias a un programa de 12 semanas de ejercicio físico. Las profesionales de este sector suelen ser mujeres mayores y de mediana edad, de clase trabajadora, con una prevalencia de dolor lumbar muy alta y por consiguiente posibles problemas psicoafectivos y una peor calidad de vida.

Geriatricarea ejercicio físico cuidadores
En la imagen, Jon Irazusta, Ander Espin y Ana Rodríguez, del equipo de investigación Ageing On

Este grupo de investigación desarrolla, entre otros, programas de ejercicio físico para mantener la funcionalidad de las personas mayores. “Sin embargo, nos dimos cuenta de que existía otro colectivo, el de los cuidadores de personas mayores, que podía beneficiarse de las ventajas del ejercicio físico individualizado, ya que la prevalencia del dolor lumbar entre las personas cuidadoras es muy alta y afecta directa y negativamente a su bienestar”, afirma la investigadora Ana Rodriguez Larrad.

Así, durante varios años se han diseñado y evaluado intervenciones para identificar variables relacionadas con el bienestar de este colectivo e incidir en ellas. “Estudiamos a más de 200 personas cuidadoras para ver qué problema tenían, dónde podíamos influir, qué podía ser eficaz y qué no…”, apunta la investigadora.

Ahora, “hemos probado un programa de alivio del dolor lumbar con personal de seis organizaciones”, explica el investigador Ander Espin Elorza. “Durante doce semanas han trabajado en equipo y en el trabajo realizando ejercicios de fuerza sencillos con peso corporal y gomas elásticas, entrenando de forma progresiva y personalizada, con una intensidad moderada”. Al finalizar el programa han observado que el dolor lumbar del personal ha disminuido.

“Además, las personas que han asistido a la mitad de las sesiones planificadas han experimentado mejoras también en el ámbito psicoafectivo, ya que se ha reducido el riesgo de depresión, ha disminuido el uso de medicamentos hipnóticos y ansiolíticos y se ha mejorado la calidad de vida. Sin embargo, en las pruebas realizadas 48 semanas después de la finalización del programa, parece que los beneficios sobre el dolor lumbar se han suavizado, lo que demostraría la importancia de la práctica continuada de ejercicio físico”, añade Espin.

Programas de ejercicios mediante videoconferencia

En la investigación se ha validado una herramienta para la valoración en línea del estado físico de los trabajadores y trabajadoras y se han realizado los programas de ejercicios mediante videoconferencia, ya que la investigación se realizó en el contexto de la pandemia de COVID.

“La realización de sesiones virtuales y a distancia puede tener ventajas, como, por ejemplo, la ventaja económica o poder llevarlas a cabo en un estado de pandemia, etc.”, explica Espin. Además, “este tipo de programas también pueden extenderse a otros tipos de personas cuidadoras, como las que se ocupan de los cuidados informales, así como a otras zonas dolorosas tales como el hombro, las muñecas, etc.”, precisa Rodríguez.

Los programas de ejercicio físico supervisados disponen de datos positivos sobre la reducción de los días de baja al año, aunque aún deben profundizar más en ello. En este sentido, el equipo investigador del grupo Ageing On continúa investigando.

“Además de los beneficios que puede reportar al bienestar de los trabajadores, la implementación del ejercicio físico permite ofrecer un mejor cuidado, explica Rodríguez. Así, algunas empresas ya se han puesto en contacto con el grupo Ageing On para implementar el programa.