Debido a diversos factores fisiológicos y condiciones de salud preexistentes, el impacto del calor en la salud cardiovascular de las personas mayores se vuelve una preocupación prioritaria durante los meses de verano.

Tal y como indica Miryam Piqueras, supervisora médica de Sanitas Mayores, «la salud cardiovascular en las personas mayores es primordial para un envejecimiento activo y una calidad de vida óptima. Un sistema cardiaco robusto no solo garantiza un suministro eficiente de oxígeno y nutrientes, sino que también previene enfermedades crónicas y promueve la autonomía funcional».

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Las condiciones climáticas calurosas propias del verano son un riesgo para la salud cardiovascular de las personas mayores

«Por lo tanto, mantener el estado del corazón se traduce en una mayor resistencia física, una menor incidencia de eventos coronarios adversos y, en definitiva, una mejora de su bienestar integral«, señala la experta. En este sentido, alerta sobre los riesgos a los que se enfrenta este grupo demográfico ante la llegada del calor:

Agravamiento de síntomas cardíacos
Las condiciones climáticas calurosas recrudecen síntomas como la fatiga y la falta de aliento en personas con enfermedades cardíacas preexistentes.

Estrés adicional en el sistema circulatorio
Las altas temperaturas incrementan la carga sobre el corazón de los adultos mayores, especialmente en aquellos con patologías previas.

Impacto en la presión arterial
El calor excesivo, en ocasiones, desencadena la dilatación de los vasos sanguíneos que, combinado con la posible pérdida de sal, afecta la presión arterial y representa un riesgo especialmente para aquellos con hipertensión.

Riesgo de deshidratación
Los días de mayor sofoco pueden dar lugar a la deshidratación, perjudicando la viscosidad de la sangre y acrecentando la propensión a la formación de coágulos sanguíneos.

Con el objetivo de cuidar la salud cardiovascular de la población mayor durante los meses de verano, la supervisora médica de Sanitas Mayores recomienda:

  • Evitar la exposición prolongada al sol
    Esta acción puede aumentar el estrés térmico y afectar negativamente la presión arterial. Por lo tanto, es aconsejable buscar sombra y limitar la actividad al aire libre durante las horas más calurosas del día.
  • Mantenerse bien hidratado
    Beber suficiente agua es crucial para contrarrestar la deshidratación y regular la presión arterial, sobre todo en climas cálidos.
  • Monitoreo de la presión arterial
    Aquellos con condiciones cardíacas deben vigilar su presión arterial durante los períodos de calor. Cualquier cambio significativo requiere ajustes en la medicación, por lo que es fundamental mantenerse en contacto con el médico, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta.
  • Vestimenta adecuada
    Usar ropa ligera y de colores claros ayuda a reflejar el calor, eludiendo el sobrecalentamiento. Además, protegerse con sombreros y gafas de sol contribuye a conservar una temperatura corporal estable.
  • Planificación de actividades
    Realizar ejercicios físicos ligeros en el transcurso de las horas más frescas del día suele reducir el estrés cardiovascular. Asimismo, «dividir las tareas en bloques más cortos y descansar convenientemente evita la fatiga y la sobrecarga del corazón», subraya Jesús Hernández, entrenador personal de bluaU de Sanitas.