El cambio climático tiene un gran impacto en la salud de los pacientes crónicos. Y es que la interacción entre la salud humana, animal y medioambiental influye significativamente en la prevalencia, la gravedad y el curso de estas enfermedades, tal y como alerta la Plataforma de Organizaciones de Pacientes (POP), entidad que alerta de la urgencia de adoptar “medidas transformadoras”.
Las enfermedades crónicas tienen causas multifactoriales y complejas, que van más allá de los aspectos puramente biológicos. Para la presidenta de la POP, Carina Escobar, “los cambios demográficos y climáticos conllevan que cada vez haya más personas con enfermedades crónicas complejas, suponiendo un reto para el sistema sanitario y social”.
Además, la carga física, mental y emocional asociada a la cronicidad se ve impactada por factores ambientales, sociales y económicos que afectan al bienestar y la calidad de vida. Asimismo, las personas con enfermedades crónicas son particularmente susceptibles a los efectos negativos de los cambios ambientales y climáticos.
Así, el aumento de las temperaturas, la calidad del aire deficiente, los disruptores endocrinos y los desastres naturales pueden exacerbar las condiciones crónicas existentes y aumentar el riesgo de complicaciones graves.
Enfoque One Health para identificar las causas subyacentes de las enfermedades crónicas
El enfoque One Health reconoce la interconexión entre la salud humana, animal y medioambiental, entendiendo que la salud de una especie afecta directamente a las otras y que las enfermedades pueden propagarse rápidamente entre ecosistemas.
‘‘Al considerar la salud humana en el contexto de la salud animal y ambiental, se pueden identificar y abordar de manera más efectiva las causas subyacentes de las enfermedades crónicas. Esto incluye la prevención de enfermedades zoonóticas, la resistencia a los antimicrobianos, la seguridad alimentaria, la salud ambiental y los efectos del cambio climático en la salud’’, señala Escobar.
Desde una perspectiva económica, la visión One Health disminuye los costos para el sistema de salud a largo plazo mediante la prevención de epidemias y pandemias, la promoción de hábitos de vida saludables y la reducción de la incidencia de enfermedades crónicas y sus costos relacionados. Además, fomenta la colaboración entre diferentes sectores, lo que permite una optimización de recursos y evita la repetición innecesaria de tareas, llevando a una administración más eficaz y sostenible.
En este sentido, la POP recalca que «alcanzar un sistema de salud sostenible en términos humanos, económicos y ambientales es fundamental para la transformación necesaria en el sistema sanitario».
A medida que las condiciones climáticas cambian, se observan fenómenos meteorológicos y climáticos más frecuentes e intensos como tormentas, calor extremo, inundaciones, sequías e incendios forestales. Estos riesgos meteorológicos y climáticos repercuten sobre la salud, tanto de forma directa como indirecta, y aumenta el riesgo de mortalidad, enfermedades no transmisibles, la aparición y la propagación de enfermedades infecciosas, y las emergencias de salud.
A este respecto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) prevé que entre 2030 y 2050, el cambio climático cause unas 250.000 muertes adicionales cada año solo como consecuencia de la desnutrición, el paludismo, la diarrea y el estrés térmico. Por ello, es necesario incluir la salud como eje fundamental de todas las políticas.
“Se necesita una respuesta coordinada que tenga como finalidad una sociedad más sana, justa y responsable, especialmente con las personas más frágiles debido a sus necesidades crónicas de salud”, advierte la presidenta de la POP.
Por tolo ello, la POP apuesta por el enfoque One Health como una prioridad política en la gestión de la cronicidad y en la descarbonización del sistema sanitario. Por ello, en su VIII Congreso de Organizaciones de Pacientes, que se celebrará el 25 y 26 de septiembre en Sevilla, abordará este enfoque One Health y su impacto en la cronicidad y los pacientes. ‘‘Al hacerlo, podemos construir un sistema de salud más resiliente y equitativo que satisfaga las necesidades de las generaciones presentes y futuras para un planeta más saludable’’, concluye Carina Escobar.