«Los fármacos antiamiloides hacen que la enfermedad de Alzheimer, en fases iniciales, avance de una manera más lenta», tal y como señaló la Dra. Raquel Sánchez-Valle, coordinadora del Grupo de estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología (SEN), durante un webinar organizado por CEAFA.

El amiliode es una proteína que «todos tenemos y que necesitamos para el funcionamiento normal de las neuronas», indica Raquel Sánchez-Valle, señalando que «el problema es cuando se produce un exceso de formas amiloidogénicas que hace que se formen placas amiloides. El acúmulo de estas placas que no se disuelven es un fenómeno inicial y fundamental de la enfermedad de Alzheimer«, advirtió durante su intervención en el webinar Actualización sobre tratamientos antiamiloides», organizado por la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA).

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Ciertos fármacos antiamiloides pueden ayudar a que el Alzheimer, en fases iniciales, avance más lentamente

En este sentido, tres fármacos han demostrado resultados positivos y efecto en la capacidad de eliminar la proteína amiloide: aducanumab, lecanemab y donanemab. «Los dos últimos son los primeros fármacos antiamiloides que muestran un efecto clínico, es decir, un efecto en la reducción en la placa de amiloide», comentó la doctora.

«El efecto clínico no quiere decir que los pacientes mejoren, si no que la enfermedad avanza de una forma más lenta, por lo que las personas tratadas empeoran menos que los que no tomaban el fármaco», subrayó la coordinadora del Grupo de estudio de Conducta y Demencias de la SEN.

En este contexto, cabe mencionar que lecanemab y donanemab, están en fase de evaluación por la Agencia Europea del Medicamento (EMA), «por lo que aún no se pueden tratar pacientes con ellos en España, ni tenemos fecha de cuándo será«, indicó Sánchez-Valle.

Por otro lado, estos fármacos no están exentos de efectos secundarios. Uno de los efectos más habituales es la reacción infusional, es decir, un cuadro de malestar durante unas horas tras la inyección del fármaco. «Otros efectos, menos frecuentes, pero que preocupan más son las posibles hemorragias (que pueden ser desde microscópicas a importantes) y edemas o inflamación en el cerebro«, señalo la doctora.

Durante su intervención, la experta también mencionó a los pacientes candidatos a recibir este tipo de fármacos: personas con deterioro cognitivo leve o demencia leve causada por la enfermedad de Alzheimer que tengan demostrada presencia de amiloide.

Ademas, este tipo de tratamientos exige tener un cuidador que se asegure que el paciente siga las medidas de seguridad establecidas así como el tratamiento en sí. «Además, la toma de decisiones a la hora ha de ser compartida entre el profesional, el paciente y su familia», concluyó la experta.