Un artículo de Victoria Eugenia Criado Montoya,
Odontólogo-Periodoncista y profesora de la Cátedra de Periodoncia de la Facultad de Odontología de la Universidad Central de Venezuela

La evolución de la enfermería ha experimentado diversas etapas a lo largo de la historia, que incluyen dimensiones vocacionales, técnicas y profesionales. Rivera señala que la profesionalización de los cuidados tuvo sus inicios en el siglo XIX, liderada por figuras como: Florence Nightingale, Hildegard Peplau, Vera Fray, entre otros.

Ellos desempeñaron un papel fundamental en la construcción de la enfermería, transformándola desde una base de conocimiento empírico y descriptivo hacia el desarrollo de una práctica científica.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que la enfermería consiste en la atención autónoma a las personas de todas las edades, enfermas o no y en todas las circunstancias, así como en la promoción de la salud, la prevención de las enfermedades y la asistencia a enfermos, discapacitados y personas en situación terminal.

La población mundial está envejeciendo a pasos acelerados. Entre los años 2000 y 2050, la proporción de mayores de 60 años se duplicará, pasando el 11%. Este grupo de edad superará de 605 millones a 2.000 millones en el transcurso de medio siglo, y el cambio demográfico será más rápido en los países de ingresos medios y bajos. Habrá en el mundo más personas octogenarias y nonagenarias que nunca, generándose nuevos problemas de salud general, así como de salud bucal asociados al envejecimiento de la población.

Así mismo, se prevé que padecerán deterioros físicos y psíquicos producto del envejecimiento, por lo que requerirán de cuidados profesionales. En consecuencia, el papel de la enfermería es clave, ya que favorece las condiciones para el desarrollo de programas de atención a la salud en el adulto mayor y, también, por su papel activo como mediador social en este sector poblacional, que exige asistencia para el cuidado de su salud general y como parte de ésta, la salud bucal.

Ruiz-Montes y colaboradores, plantean que la atención de la enfermería dirigida a los adultos mayores se centra en la evaluación de sus requerimientos, la planificación y administración de los cuidados destinados a satisfacer sus necesidades, y la evaluación de la eficacia de dichos cuidados en la consecución y mantenimiento de un nivel de bienestar acorde con las limitaciones impuestas por el proceso de envejecimiento.

La situación del adulto mayor constituye una etapa de la vida con diversas transformaciones en su salud física, mental y espiritual; eso conlleva a la necesidad de una atención más integral del paciente por sus allegados, lo cual no siempre es factible.

Por tanto, la asistencia a las personas adultas implica no sólo la atención médica de las enfermedades crónicas, sino también la coordinación de los cuidados, el apoyo emocional, la gestión de los medicamentos y la adaptación a los cambios en la calidad de vida.

Además, la complejidad de manejar varias condiciones crónicas al mismo tiempo, junto con las necesidades específicas asociadas al envejecimiento, pueden plantear desafíos significativos para el equipo de atención y los familiares involucrados. Es por ello que, la figura del enfermero geriátrico se hace cada vez más relevante en la vida de los adultos mayores con patologías crónicas.

Cuando hablamos de mejorar la calidad de vida y la atención en salud de los adultos mayores, no podemos olvidar la salud bucal y la función bucodental. Para garantizarla, es de gran importancia que el personal de enfermería sea capaz de apoyar a las personas mayores dependientes en su cuidado bucal diario.

Algunos estudios han reportado ciertas dificultades que presentan los enfermeros para lograr una visión integral en el cuidado de la salud bucal de este grupo de pacientes.; incluyendo la falta de conciencia de este personal, provocando una inadecuada higiene bucal a la salud general del paciente.

Otras investigaciones han encontrado que el conocimiento básico de la salud bucal entre el personal de enfermería y la formación continua en los procedimientos de higiene bucal, son esenciales para una atención bucodental de buena calidad.A su vez se evidencia cómo un programa asistencial de este tipo, puede mejorar la higiene bucal de los adultos mayores que viven en residencias. La educación en salud oral dirigida al personal de enfermería ha mostrado resultados positivos en lograr un control adecuado en los niveles de biopelícula dental de estos pacientes.

Así también, se ha demostrado que la prestación de servicios de salud bucal por parte de los profesionales de la odontología puede dar lugar a la reducción del número de patógenos bucales y, con esto, la disminución de los incidentes de neumonía por aspiración en las personas mayores.

A pesar de los esfuerzos realizados para aumentar el conocimiento y mejorar las habilidades de los enfermeros para manejar la salud oral y la higiene bucal en las personas mayores que viven en hogares de ancianos, esto a menudo no se está logrando de manera satisfactoria.

Una revisión sistemática ha concluido que, aunque es posible cambiar la práctica del personal en las residencias de ancianos, esto es una situación compleja y difícil de alcanzar. Ciertos factores organizativos como la ausencia de protocolos para los procedimientos de higiene bucal, la falta de tiempo, el escaso conocimiento entre los proveedores de atención y las dificultades de cooperación entre algunos residentes, pueden desempeñar un papel importante para que este cambio se alcance.

En un estudio piloto se probó un nuevo enfoque, que combina la educación de la salud bucal con visitas semanales in situ por parte de higienistas dentales, que ofrecen asesoramiento sobre los procedimientos diarios de higiene bucal, así como orientación práctica centrada en el paciente; brindando apoyo en las dificultades que el personal de enfermería experimenta en la prestación de la atención bucal a cada residente en particular. Lo anterior resultó ser un enfoque exitoso.

Los adultos mayores son un colectivo susceptible de tener su salud oral más comprometida, debido a otras enfermedades o a la toma de determinados medicamentos; condiciones que les exponen a un mayor riesgo de desarrollar problemas de salud bucodental.

Sin embargo, hay que saber que la salud bucal está directamente relacionada con las prácticas correctas de higiene y con la frecuencia de visitas al dentista. A veces, el estado general de salud del adulto mayor limita algunas de sus capacidades y requiere de la ayuda de otra persona (enfermero geriátrico) para efectuar adecuadamente su higiene bucal. Los cuidados bucodentales son indispensables para mantener una correcta salud oral, así como para mantener la dignidad y calidad de vida de los adultos mayores.

Conclusiones

La enfermería geriátrica juega un papel fundamental en la prevención y la promoción de la salud bucodental de los pacientes adultos mayores, pudiendo evitar con una buena intervención futuras complicaciones.

El personal de enfermería debe tener los conocimientos suficientes para poder proporcionar una correcta prevención y promoción de la salud bucal en los adultos mayores, identificando las distintas enfermedades como la caries y las enfermedades periodontales; aconsejando correctamente sobre la higiene bucal y los hábitos saludables.

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