Las personas con demencia representan un colectivo especialmente vulnerable y más expuesto a abusos y posibles malos tratos tanto físicos como psicológicos, tal y como advierte la Confederación Española de Alzheimer y Otras Demencias (CEAFA).
El aislamiento social que sufren las personas con demencia, su negación o incapacidad de comunicarlo, incluso la escasa concienciación de los profesionales hace que en muchas ocasiones sea complicado detectar el maltrato. Por ello, CEAFA recalca la necesidad de que “los profesionales de la salud, los servicios sociales y la sociedad en general se preocupen y tomen conciencia del maltrato que sufren muchas personas con demencia y se tome cartas en el asunto”.
Y es que, “el avance de la enfermedad produce el aumento de las limitaciones de la persona con demencia a nivel físico y psicológico, el incremento del nivel de dependencia respecto a sus familiares y a sus cuidadores profesionales y a una mayor indefensión, lo que provoca que, en caso de abuso, quede expuesto a los valores, educación y humanidad de terceros”, afirman desde esta Confederación.
CEAFA ha recogido en un documento las diferentes formas de maltrato. La más común es por negligencia, que puede ser intencionada o no. Dentro de este tipo, las más habituales son las relacionadas con:
- la limpieza personal o del entorno
- la alimentación
- la administración y control de la medicación
Otros tipos de maltrato son el físico; el psicológico; la violación de los derechos fundamentales (la libertad, la seguridad, la dignidad, el honor o la intimidad); el maltrato sexual (tocamiento de los genitales, agresión verbal o violación); maltrato financiero (estafa, hurto, robo o fraude); sujeciones físicas y farmacológicas sin control ni protocolos de administración; o incluso los internamientos involuntarios sin control judicial.
“Sin olvidar también el infantilismo con el que muchas veces se trata a estas personas, así como aquel que sufren las propias personas que cuidan a un familiar con demencia, que suele desembocar en procesos de soledad no deseada”, advierte CEAFA.
Los agresores de las personas con demencias
El maltrato es un hecho que puede darse en el seno de la familia, en la institución que lo atiende, o en el seno comunitario. A este respecto, CEAFA señalan que los agresores de las personas con demencias pueden ser familiares cuidadores, otros familiares, cuidadores/as profesionales o asistentes en el domicilio, profesionales de los distintos servicios o centros donde les atienden.
A ello se une el hecho de que las personas con Alzheimer y otras demencias, en muchos casos, no pueden identificar o denunciar conductas que atentan contra su persona o patrimonio, ya sea por sus dificultades cognitivas, porque no se atreven a denunciar, o porque no identifican que se trate de conductas lesivas. “Por ello es muy importante prestar atención a cualquier indicador que pueda alertar de que se está produciendo algún tipo de maltrato o desatención”, subrayan desde la Confederación.
Detección precoz y denuncia de situaciones del maltrato
Una vez detectada una situación del maltrato a un a persona con demencia, es fundamental la implicación y compromiso de las administraciones y la ciudadanía. En este sentido, resulta imprescindible disponer de procedimientos, protocolos y mecanismos de coordinación para la pronta detección y denuncia de cualquiera de estas situaciones. Asimismo, es fundamental adaptar los servicios de atención a víctimas y comisarías de policía para facilitar el proceso de denuncia por parte de las personas con demencias y sus familias.
Por último, desde CEAFA subrayan la necesidad de que la sociedad en general respete y haga valer los derechos que tienen todas las personas mayores y con demencia de gozar de una vida de calidad, donde el abuso, el maltrato y el abandono no sean permitidos ni aceptados.