El flujo sanguíneo del cerebro disminuye en etapas asintomáticas del Alzheimer según un estudio publicado en la revista Alzheimer and Dementia y liderado por el Barcelonaβeta Brain Research Center, centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, en colaboración con Philips Ibérica.

Un estudio, liderado por el Barcelonaβeta Brain Research Center (BBRC), ha descrito con una nueva secuencia de resonancia magnética una disminución del flujo sanguíneo cerebral en las primeras fases de la enfermedad de Alzheimer, antes de que aparezcan los síntomas clínicos.

El proyecto, que ha contado con la participación de Philips Ibérica, ha implicado a expertos en el desarrollo de nuevas secuencias de resonancia magnética, profesionales clínicos del Hospital del Mar y colaboradores que proporcionan biomarcadores de última generación de la enfermedad de Alzheimer.

Geriatricarea flujo sanguíneo alzheimer
El equipo ha utilizado una nueva técnica para detectar cambios muy iniciales en el flujo sanguíneo cerebral de los participantes del estudio

El equipo ha utilizado una nueva técnica, Time-encoded Arterial Spin Labeling (teASL), para detectar cambios muy iniciales en el flujo sanguíneo cerebral de los participantes del estudio. Los resultados, publicados en la revista científica Alzheimer’s & Dementia, muestran que las personas afectadas por la patología de la enfermedad también muestran menor flujo sanguíneo en zonas específicas del cerebro durante sus primeras etapas.

Alteraciones del flujo sanguíneo cerebral

Uno de los primeros procesos que se activan en el cerebro debido a la presencia de la patología de Alzheimer (es decir, una acumulación de proteínas beta amiloide y tau), es la disminución del flujo sanguíneo cerebral.

El flujo sanguíneo proporciona oxígeno y glucosa al cerebro y, por ello, debe mantenerse dentro de los niveles normales para garantizar la salud y el buen funcionamiento de este órgano. Las alteraciones del flujo sanguíneo cerebral pueden preceder o acompañar varias condiciones neurológicas, incluida la enfermedad de Alzheimer y, como tal, medirla con precisión es vital para entender estas condiciones.

Las técnicas de etiquetado de spin arterial (en inglés Arterial Spin Labeling, o ASL) permiten medir el flujo sanguíneo cerebral utilizando secuencias de pulsos de resonancia magnética.

El Dr. Michalis Kassinopoulos, investigador postdoctoral del BBRC y uno de los principales autores del estudio, explica que «hasta ahora, las técnicas ASL disponibles nos permitían medir y comparar el flujo sanguíneo cerebral en personas con «tiempo de retraso único». Esto hace referencia al tiempo que tarda la sangre arterial en transitar desde las arterias carótidas (donde es «etiquetada») a la región cerebral de interés (lo que se conoce como tiempo de tráfico arterial)».

«Sin embargo, estos métodos no eran óptimos para detectar cambios sutiles en las primeras etapas de la enfermedad, ya que estaban influenciados por diferentes factores que afectaban a las variaciones del tiempo de tránsito sanguíneo entre distintos individuos y entre las diversas regiones del cerebro en cada persona», añade.

Gracias a una colaboración de investigación con Philips, el BBRC ha tenido acceso a una nueva secuencia de resonancia magnética ASL desarrollada por el Centro Médico de la Universidad de Leiden y conocida como time-encoded ASL (teASL). Se trata de una herramienta más sensible y precisa que reduce las diferencias de tiempo de tránsito arterial en la estimación del flujo sanguíneo cerebral.

Los investigadores han utilizado teASL para medir el flujo sanguíneo cerebral e investigar su asociación con la patología amiloide y tau, ambas implicadas en la enfermedad de Alzheimer. Además, el equipo ha examinado la relación de disminuciones del flujo sanguíneo cerebral con biomarcadores del líquido cefaloraquídeo relacionados con la disfunción sináptica y la neurodegeneración, así como el rendimiento cognitivo.

De esta manera, el estudio ha podido demostrar, por primera vez en individuos asintomáticos, que los niveles de flujo sanguíneo cerebral se asocian con marcadores de la fisiopatología tau, la disfunción sináptica y la neurodegeneración.

Por otro lado, para el estudio, un total de 59 participantes se separaron en tres grupos: 24 participantes sanos sin deterioro cognitivo ni acumulación de proteína amiloide en el cerebro (el grupo de «control»); 18 voluntarios sanos sin deterioro cognitivo, pero con patología amiloide presente, y 17 pacientes afectados por la enfermedad.

El estudio demuestra que un flujo sanguíneo cerebral reducido no sólo está presente en personas en fases asintomáticas del Alzheimer, sino también en personas que experimentan declive cognitivo con patología beta-amiloide.

«El flujo sanguíneo reducido es un acontecimiento de la cascada patológica previo a lo que se pensaba, abarcando etapas preclínicas», afirma el Dr. Juan Domingo Gispert, colaborador del BBRC y autor correspondiente del estudio. Concluye señalando que «estos hallazgos proporcionan una visión del papel de este proceso temprano en la enfermedad y pueden ayudar a dar forma a futuras estrategias de prevención».