La Dra. Mara Karaim, jefa de urgencias del Hospital El Pilar en Barcelona, ofrece algunas claves para mejorar la calidad de vida y proteger la salud de las personas mayores ante las altas temperaturas del verano.
Durante el verano, las personas mayores son especialmente vulnerables a urgencias médicas debido a las altas temperaturas, como lo explica la Dra. Mara Karaim Tobio, jefa de urgencias del Hospital El Pilar en Barcelona.
Factores como la deshidratación, la menor capacidad de regulación térmica y las enfermedades crónicas aumentan el riesgo de complicaciones graves como golpes de calor y descompensaciones en esta población.
A pesar de que en verano las consultas médicas suelen disminuir ligeramente, el Hospital El Pilar del Grupo Quirónsalud atiende un promedio de 160 pacientes diarios los lunes y 130 de martes a domingo. Aunque muchos de estos pacientes son jóvenes, aproximadamente el 30% tienen entre 70 y 100 años, lo que resalta la importancia de la atención especializada para personas mayores durante los meses de calor.
Los mayores con enfermedades neurodegenerativas son especialmente vulnerables
Las altas temperaturas afectan especialmente a los grupos vulnerables, como son los niños, los pacientes con enfermedades cardiovasculares o respiratorias, y personas mayores. Estos últimos tienen una capacidad reducida para regular la temperatura corporal, perciben menos la sed y suelen presentar múltiples patologías crónicas, lo que aumenta su riesgo durante las olas de calor.
En particular, aquellos con enfermedades neurodegenerativas o en tratamiento con medicamentos hipotensores o diuréticos enfrentan un mayor peligro de sufrir deshidratación, vasodilatación, hipotensión y, en casos extremos, pérdida de conciencia o muerte.
En cuanto a los síntomas que pueden indicar un golpe de calor se incluyen sudoración excesiva, sed extrema, calambres musculares, fatiga, cefaleas, mareos, piel fría y húmeda, taquicardia y pérdida de la conciencia.
Por su parte, además del golpe de calor, la deshidratación es una urgencia frecuente en personas mayores. Esta condición, que puede agravarse hasta provocar hipotensión, se caracteriza por boca seca, orina oscura, mareos, fatiga y confusión.
Otra complicación que puede darse en esta época del año es la hiponatremia, un bajo nivel de sodio en la sangre, que puede surgir por exceso de ingesta de agua sin electrolitos o por una pérdida significativa de sodio debido a la sudoración.
Así mismo, esta población vulnerable está en riesgo de sufrir quemaduras solares y lesiones cutáneas si se exponen al sol sin la protección adecuada. La irritación de las vías respiratorias provocada por el aire seco y frío de los acondicionadores puede incluso aumentar la incidencia de infecciones respiratorias.
Peligro del calor en enfermedades crónicas
El calor extremo puede tener un impacto significativo en las enfermedades crónicas, agravando diversas condiciones de salud, advierte la Dra. Mara Karaim. En personas con enfermedades cardiovasculares, el calor aumenta la carga sobre el corazón, lo que puede descompensar la insuficiencia cardíaca y la hipertensión, elevando el riesgo de eventos cardíacos agudos como infartos.
Además, quienes padecen enfermedades respiratorias, como el asma o la Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC), pueden experimentar un empeoramiento de sus síntomas debido a la irritación de las vías respiratorias causada por el calor y la humedad.
Para personas con diabetes, las altas temperaturas pueden desestabilizar los niveles de glucosa en sangre y dificultar la regulación de la temperatura corporal, haciendo que sea crucial mantener una hidratación adecuada y monitorizar regularmente los niveles de glucosa.
Así mismo, las enfermedades renales crónicas pueden verse agravadas por la deshidratación, lo que compromete la función renal y el equilibrio de electrolitos, aumentando el riesgo de insuficiencia renal aguda en pacientes con condiciones preexistentes.
Es fundamental que quienes padecen enfermedades crónicas tomen medidas preventivas durante los periodos de calor extremo para minimizar los riesgos asociados y mantener su salud bajo control.
Se debe mantener una adecuada hidratación, ingiriendo abundantes líquidos. También es recomendable permanecer en ambientes frescos y ventilados. Si se sospecha de un golpe de calor, es imprescindible acudir a urgencias de inmediato.