Un artículo de la Dra. Sacramento Pinazo-Hernandis,
Universitat de València, Directora del Grupo de Investigación BestAging. Intervención psicosocial en los envejecimientos y cuidados en el ciclo vital

Bienestar psicológico, optimismo, resiliencia, prosperidad psicológica o sentido de la vida son conceptos relacionados entre sí y estudiados en la investigación en psicología en el marco de la psicología positiva, junto a otras dimensiones como las fortalezas personales (gratitud y perseverancia, entre otros) (Izal et al, 2020).

La prosperidad psicológica (flourishing) es el empeño por desarrollar las propias potencialidades, seguir creciendo como persona y llevar al máximo las capacidades propias.

El optimismo es la tendencia relativamente estable para sostener expectativas positivas respecto al futuro. Se asocia con un mejor estado de ánimo, mayor satisfacción con la vida y mayor longevidad. Es un factor protector sobre distintos problemas de salud (mejor respuesta del sistema inmunitario,  mayor implicación en conductas saludables y mayor resiliencia ante las pérdidas de salud).

geriatricarea sentido de la vida
La soledad tiene relación directa con los deseos de morir en las personas mayores

La resiliencia es la capacidad de adaptación positiva de las personas que viven en entornos difíciles y que experimentan situaciones potencialmente amenazantes. Es otra de las variables relevantes en el envejecimiento satisfactorio, por lo que su estudio es de gran importancia durante el envejecimiento, momento de mayor número de pérdidas sociales y de salud.

En una investigación realizada por nuestro equipo BestAging analizamos el flourishment y el optimismo en personas centenarias que vivien en la ciudad de Valencia y observamos su relación con el bienestar en el modelo de envejecimiento satisfactorio (Tesis doctoral Victoria Córdoba, El envejecimiento del envejecimiento:  un estudio sobre personas nonagenarias y centenarias en Valencia).

1. ¿Qué es el sentido de la vida, vida con significado, vida con sentido?

Ryff (1989) desarrolló el concepto de bienestar psicológico basado en seis componentes:  autoaceptación o actitud positiva hacia uno mismo; autonomía personal o independencia en la toma de decisiones; control del entorno y gestión de las circunstancias,  y situaciones; relaciones sociales positivas; crecimiento personal; propósito de vida o vida con sentido. Todas ellas son muy relevantes también en la vejez.Según Ryff, el bienestar en la vejez no solo depende de factores materiales o físicos, sino también de la capacidad de las personas para sentir que su vida tiene un propósito.

Estudios posteriores han confirmado que quienes perciben un sentido de propósito muestran mejores niveles de salud mental y física, así como una menor incidencia de enfermedades relacionadas con el envejecimiento. Además, el sentido de propósito ha sido vinculado con una mayor longevidad, lo que sugiere que la dimensión psicológica del envejecimiento juega un rol crucial en la calidad y duración de la vida.

El sentido de la vida (meaning in life) es el significado de la naturaleza del propio ser y la existencia.Tener un mayor sentido o propósito de la vida se asocia positivamente con la satisfacción vital y el optimismo, además de ayudar a afrontar las situaciones traumáticas. Por el contrario, un menor sentido de la vida se ha vinculado con sintomatología depresiva, un menor deseo de prolongar la vida y a la denegación del tratamiento para retrasar la muerte.

A lo largo de los últimos años, numerosos estudios han subrayado la importancia de encontrar un propósito de vida en esta etapa del ciclo vital (purpose in life) como un factor protector ante problemas de salud física, social y mental, y han explorado cómo la pérdida de propósito puede estar vinculada con sentimientos de soledad y desesperanza. A su vez, desesperanza y soledad suelen ir de la mano.

Según Beck la desesperanza (hopelessness)es la existencia de una expectativa negativa sobre el futuro (Beck et al, 1974). Es un conjunto de esquemas cognitivos (negativos) donde aparece un sentimiento de inutilidad que impide la producción de expectativas esperanzadoras sobre el futuro y por tanto, el establecimiento de soluciones adaptativas ante los problemas.

La desesperanza es una experiencia cognitiva guiada por esquemas de pensamiento negativos que llevan a una percepción invariable y catastrofista del futuro y tiene tres dimensiones: afectiva, motivacional y cognitiva. Las personas que están sumidas en la desesperanza no ven posible salir de la situación. Por eso desesperanza y depresión suelen ir unidas. La depresión produce pérdida de interés y motivación por casi todas las actividades, disminución de energía, sentimiento de inutilidad.

La pérdida de motivación manifestada en las decisiones de no querer esforzarse por algo deseado, rendirse o no querer conseguir nada en especial (factor motivacional) y las expectativas futuras y anticipaciones negativas respecto a la vida (motivación cognitiva) tienen un papel importante en el sentimiento de soledad en las personas mayores, mientras que la pérdida de esperanza,  fe o entusiasmo no parecen contribuir a la soledad (factor afectivo).

El sentido de la vida en la vejez es un tema central en el estudio del bienestar psicológico y emocional de las personas mayores, pues es una variable que puede influir profundamente en cómo las personas perciben su propia existencia, enfrentan los desafíos del envejecimiento, y gestionan la soledad o el riesgo de desarrollar ideación suicida.

2. El sentido de la vida en la vejez y su impacto en el bienestar

Viktor Frankl, psiquiatra y neurólogo autor de El hombre en busca de sentido, fue uno de los primeros en destacar la importancia del sentido de la vida como un componente esencial para la salud mental. Según el autor, el ser humano tiene una profunda necesidad de encontrar un significado para su vida, y la falta de este sentido puede llevar a experiencias de vacío existencial, especialmente en la vejez, una etapa marcada por múltiples pérdidas (fallecimiento de seres queridos, jubilación, la disminución de capacidades físicas, entre otras).

En estos casos, quienes son capaces de encontrar un propósito vital, ya sea a través de sus relaciones interpersonales, el voluntariado, o el disfrute de actividades significativas, experimentan mayores niveles de bienestar y satisfacción con la vida.

2.1. Sentido de la vida en la vejez y soledad

La soledad es otro de los factores que puede influir negativamente en el bienestar de las personas mayores, y se ha encontrado que está estrechamente relacionada con la percepción de un bajo sentido de vida (Maciá et al, 2021; Mwilambwe-Tshilobo et al, 2019). La soledad puede ser el resultado de cambios en las dinámicas sociales, la muerte de amigos y familiares, o la pérdida de independencia y muchas otras causas más, y ha sido reconocida como un importante predictor de depresión en la vejez.   Cohen-Mansfield et al (2009) hypothesized the Model of Depression and Loneliness (MODEL) in which loneliness in later life is caused by environmental, health, psychological, and situational factors.

La soledad crónica no solo afecta el bienestar emocional, sino que también puede tener efectos nocivos sobre la salud física, aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares y deterioro cognitivo (Yanguas, Pinazo-Hernandis y Tarazona, 2018).

Aquellas personas mayores con una vida con sentido (propósito de vida), incluso en situaciones de soledad, tienden a experimentar menos síntomas de depresión y ansiedad. Esto sugiere que el sentido de vida no solo es crucial para el bienestar general, sino que puede proteger frente a los sentimientos de soledad y aislamiento.

El sentido de la vida en la vejez es un aspecto clave que se relaciona directamente con el bienestar psicológico y social, la soledad y, en algunos casos, con la ideación suicida (Liu et al, 2024). Este vínculo ha sido ampliamente estudiado, especialmente en investigaciones recientes que destacan cómo ciertos factores como la actitud hacia el envejecimiento, la calidad de las redes sociales y la participación en actividades comunitarias influyen en estos estados emocionales.

2.2. Sentido de la vida en la vejez e ideación suicida

La soledad en la vejez ha sido identificada como un factor clave que incrementa el riesgo de ideación suicida. Estudios recientes, como el realizado por Ward et al (2024), muestran que la soledad tiene relación directa con los deseos de morir en las personas mayores. La sensación de estar desconectado socialmente, más que el aislamiento físico en sí, parece ser un detonante importante de estos pensamientos negativos. La investigación sugiere que la participación en actividades sociales, como asistir a reuniones comunitarias, puede actuar como un protector contra estos deseos y la ideación suicida en las personas mayores.

Cada año se suicidan cerca de 703.000 personas en el mundo. De entre ellos, cerca del 14% son personas mayores de 70 años. El intento de suicidio en personas mayores se caracteriza por actos menos impulsivos, niveles más altos de intencionalidad letal, y mayor tasa de éxito. Según los informes de la OMS por cada suicidio consumado hay muchas tentativas de suicidio previas, siendo relevante prevenir la ideación suicida.

La ideación suicida en la vejez es una preocupación creciente, y su relación con la percepción de la falta de sentido de la vida ha sido documentada en varias investigaciones. Las personas mayores son uno de los grupos más vulnerables al suicidio, y los factores que lo predisponen incluyen enfermedades crónicas, dolor físico, aislamiento social, y una percepción de que ya no tienen un propósito en la vida (O’Connell et al., 2004). La soledad en un factor de riesgo (Heisel, 2019).

En este contexto, Heisel y Flett (2004, 2008) han señalado que el sentido de la vida puede ser un factor protector crucial contra la ideación suicida en las personas mayores. Aquellos que son capaces de encontrar un significado en sus experiencias, incluso en medio de dificultades físicas o emocionales, son menos propensos a desarrollar pensamientos suicidas. Estos hallazgos resaltan la importancia de las intervenciones psicológicas que ayuden a las personas mayores a reconstruir o redescubrir un propósito, ya que el apoyo social y la terapia orientada a identificar fuentes de significado pueden reducir el riesgo de suicidio.

Un concepto relevante en lo que se refiere a la capacidad de las personas mayores para adaptarse y encontrar significado en su envejecimiento es el de florecer en la vida (flourishment). Un estudio de 2021 centrado en personas mayores de ámbito urbano en China encontró que quienes tenían una actitud positiva hacia el envejecimiento tenían más probabilidad de experimentar una mejor calidad de vida y menor riesgo de ideación suicida. Esta actitud positiva parece actuar como un moderador en la relación entre florecer en la vida e ideación suicida. Por tanto, promover una imagen positiva del envejecimiento podría ser una intervención eficaz para reducir el riesgo de pensamientos suicidas en personas mayores (Liang et al., 2021).

La calidad de vida y el bienestar emocional de las personas mayores también se ven fuertemente influidos por su entorno social y familiar. En este sentido, diferentes investigaciones han demostrado que el acceso limitado a redes de apoyo o la pérdida de familiares y amigos pueden aumentar la vulnerabilidad emocional, lo que a menudo lleva a una mayor incidencia de depresión y ansiedad, factores que están estrechamente relacionados con la ideación suicida. Por otro lado, aquellas personas que mantienen redes sociales activas y tienen un entorno familiar positivo experimentan mayores niveles de bienestar.

3. ¿Qué podemos hacer?¿Cómo intervenir para mejorar el sentido de vida?

Los estudios subrayan la importancia de las intervenciones centradas en la salud mental para abordar tanto la soledad como la ideación suicida en la vejez. La terapia cognitivo-conductual y otras formas de intervención psicológica han mostrado ser eficaces en la reducción de la depresión y la ansiedad en las personas mayores, ayudando a mitigar los sentimientos de soledad y el riesgo de pensamientos suicidas. Un enfoque integral que incluya tanto el tratamiento de la salud mental como el fortalecimiento de los lazos sociales parece ser crucial para mejorar la calidad de vida y prevenir la ideación suicida en este grupo de edad (Yiu et al, 2021).

Intervenciones que buscan fortalecer la red de apoyo y los vinculos emocionales y el sentido de pertenencia ayudando a las personas a sentirse más integradas y valoradas en la comunidad en la que viven es crucial. Al mejorar estos lazos se puede aliviar la percepción de aislamiento que a menudo acompaña a la ideación suicida.

Los programas de intervención psicosocial que promuevan la inclusión social y creen oportunidades para que las personas se sientan útiles y apreciadas pueden ser muy beneficiosos, al ayudar a la reconexión social ausente en personas que han perdido el sentido de sus vidas.

Reconstruir la esperanza, buscar nuevas ilusiones, aprender estrategia de afrontamiento adecuadas, reestructurar pensamientos negativos, capacitar para la resolución de problemas ayuda a enfrentar los problemas de modo positivo y optimista.

Trabajar la resiliencia y la gestión del dolor, el optimismo, el afecto positivo y las ganas de vivir (will to live) ayuda a disminuir el riesgo de que la ideación suicida se convierta en acto consumado.

La autopercepción del envejecimiento (¿cómo vemos nuestra propia vejez) se relaciona con la salud y la longevidad y está mediada por una variable que se denomina ganas de vivir (will to live). El concepto ganas de vivir se define como el balance positivo y subjetivo que realizan las personas entre los beneficios y las adversidades de la vida. Es un factor interno y estable que hace que la persona sea prototípicamente positiva hacia la vida y desee seguir viviendo pese a la adversidad; se relaciona con actitudes positivas hacia la propia vida (Izal et al, 2020; De Groote et al, 2024).

Las personas con elevadas ganas de vivir tienen una mejor apreciación de lo que es valioso y significativo para uno mismo y desarrollan un estado general de agradecimiento o aprecio por aspectos positivos de la propia vida. Además, la gratitud también se ha relacionado con una mayor predisposición a reinterpretar positivamente las experiencias problemáticas de la vida.

Desde un punto de vista aplicado, aumentar las ganas de vivir de las personas mayores a través de favorecer el afecto positivo, estimular el sentimiento de gratitud y dotar de sentido a la propia vida para potenciar el envejecimiento con éxito es un planteamiento coherente con la perspectiva teórica y aplicada de la psicología positiva, siendo las ganas de viviruna  variable fundamental para motivar a la acción y estrechamente relacionado con los procesos de cambio.

En el envejecimiento es necesario abordar las emociones como factor protector y esencial para el desarrollo de la satisfacción personal y la integridad en las últimas etapas del ciclo vital. Potenciar el funcionamiento emocional, encontrar significado y propósito de vida, puede mejorar la adaptación a la vejez y a los cambios que conlleva. La Terapia de Reminiscencia ha demostrado ser adecuada para la mejora la sintomatología depresiva, el bienestar emocional, las actitudes positivas hacia el envejecimiento, la satisfacción y el significado de vida, siendo una buena intervención en variables adaptativas que tan importantes son en la vejez.

En la Tesis Doctoral de M Dolores Martínez (Reminiscencia integrativa en personas mayores que viven en residencias), nos propusimos: 1. Conocer el impacto emocional, cognitivo, funcional y de salud en personas mayores que viven en residencias describiendo las condiciones de vida durante un periodo de confinamiento y aislamiento producidos por la COVID-19 (N=410 personas); 2. Analizar las relaciones existentes entre estas variables; 3. Evaluar un programa de intervención en Terapia de Reminiscencia Integrativa en mujeres mayores que viven en residencias cuya finalidad es mejorar algunas de las áreas que se han visto afectadas por el confinamiento.

Hablaremos aqui del estudio 2, que trata de un estudio experimental con una muestra de 34 mujeres mayores que viven en un centro residencial, y dividida en dos grupos: un grupo experimental (N=14) que recibió una intervención en Terapia de Reminiscencia Integrativa, y un grupo control (N=20). Además, se realizó un análisis de medidas repetidas para evaluar el mantenimiento del efecto de la intervención a los tres meses.

Los resultados mostraron que la intervención en Terapia de Reminiscencia Integrativa mejoró la cognición, disminuyó la ansiedad, depresión y mejoró variables adaptativas tan afectadas por el periodo de aislamiento y confinamiento (afecto positivo, satisfacción con la vida, afrontamiento activo, integridad, reminiscencias, sentido de vida y soledad), concluyendo que se trata de una intervención muy eficaz en personas mayores que viven en residencias (Pinazo-Hernandis, Sales, Martinez  (2022); Sales, Pinazo-Hernandis, Martinez, 2022).

En el estudio realizado por Martinez, Pinazo-Hernandis,  Sales y Pinazo-Clapés (2020), quisimos conocer y resumir la evidencia sobre la efectividad de la Terapia de Reminiscencia en diferentes variables adaptativas, publicada en revistas científicas en los cinco años anteriores. La búsqueda de información relevante se realizó a partir de 8 bases de datos. Tras una primera búsqueda que dio lugar a 1.689 estudios, se revisaron finalmente 13 estudios que cumplían los criterios de diseño.

Las variables más estudiadas han sido son la calidad de vida y el bienestar psicológico. Los resultados muestran que la Terapia de Reminiscencia conecta las experiencias pasadas de las personas mayores, permitiéndoles relatar y compartir sus historias de vida, obtener apoyo emocional y aliviar las emociones negativas, la depresión y la soledad. En concreto, pudimos ver que las intervenciones en reminiscencia integrativa ayudan a la mejora del significado de vida, favoreciendo la integridad eriksoniana.

Este enfoque es particularmente útil porque ayuda a las personas mayores a reconectar con sus logros, valores y relaciones pasadas, lo que puede fortalecer su autoestima y proporcionarles un sentido renovado de propósito. La reminiscencia puede realizarse en sesiones individuales o grupales, donde las personas participantes comparten sus historias de vida, fomentando la conexión social y reduciendo sentimientos de soledad.

Esta intervención tiene un impacto positivo en la calidad de vida y el bienestar psicológico, ya que promueve la integridad del ego, es decir, una reconciliación emocional con el pasado. Se ha demostrado que la reminiscencia reduce los síntomas de depresión y ansiedad en las personas mayores y mejora su sentido de identidad y continuidad personal, factores clave para mitigar el riesgo de ideación suicida (Westerhof et al, 2021). Además, el uso de la reminiscencia grupal ha mostrado ser eficaz para promover la cohesión social y reducir la sensación de aislamiento, lo cual es fundamental para aquellos que han perdido personas de su red social.

Sentirse alienado, ajeno a un grupo o comunidad (pertenencia frustrada), percibirse como una carga para los demás, acompañado de desesperanza puede aumentar significativamente el riesgo de suicidio. Pertenencia frustrada no es solo sentir soledad, sino tener una percepción de falta de relaciones significativas y de apoyo, que puede llevar a un aislamiento social. Así, las dinámicas personales unidas a las sociales contribuyen a la aparición de pensamientos suicidas y facilitan la escalada a actos suicidas (Teoría psicológica interpersonal del suicidio de Thomas Joiner, 2005).

Según Beck las preocupaciones suicidas parecen estar relacionadas con la conceptualización de la persona de tener una situación como insostenible o sin esperanza.

Conclusiones

En resumen, el sentido de la vida es un factor determinante en el bienestar psicológico y emocional de las personas mayores, ya que les ayuda a enfrentar los desafíos propios del envejecimiento. Cuando este sentido de la vida falta, puede aumentar la vulnerabilidad a la soledad y a la ideación suicida.

Los estudios revisados, desde los trabajos pioneros de Viktor Frankl hasta las investigaciones actuales sobre la soledad y el suicidio en la vejez, subrayan la importancia de mantener un sentido de propósito durante toda la vida, incluso en la última etapa de la vida. Promover el sentido de vida en las personas mayores, a través de redes sociales de apoyo y terapias centradas en el propósito, puede ser clave para mejorar su bienestar y prevenir consecuencias graves como la depresión y el suicidio.

Las intervenciones dirigidas a fomentar el sentido de la vida en la vejez han cobrado relevancia en el campo de la psicología y la gerontología. Una de las estrategias más destacadas es el uso de la reminiscencia, una técnica que ha sido investigada en nuestro equipo de investigación BestAging. Intervención psicosocial en los envejecimientos y cuidados en el ciclo vital, de la Universidad de Valencia.

La reminiscencia implica la evocación y el intercambio de recuerdos significativos, lo que permite a las personas mayores revisar su vida, procesar sus experiencias y, en muchos casos, encontrar un mayor sentido y significado en su trayectoria vital (Martinez, Pinazo-Hernandis,  Sales y Pinazo-Clapés, 2020).

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