El Ministerio de Sanidad está trabajando en actualizar el plan de prevención de caídas en personas mayores, iniciado en 2014, que busca identificar, tanto en ámbito sanitario como en otros lugares de la comunidad con derivación al sistema sanitario, a las personas mayores de 70 años que puedan tener riesgo de caídas, para ofrecerles la ayuda necesaria y prevenir posibles lesiones.
Con la actualización del plan de prevención de fragilidad y caídas en personas mayores el Ministerio de Sanidad busca reforzar los sistemas de promoción de la salud y prevención con el objetivo de no sobrecargar los sistemas sanitarios. Concretamente, Sanidad trabaja en el reto no solo de proporcionar años a la vida, sino vida a los años: a través de la promoción de un envejecimiento saludable, con perspectiva de curso de vida y equidad.
Con esta actualización sigue el plan «Hoja de ruta para el abordaje de la fragilidad», aprobado en 2019, que busca reducir las desigualdades que surgen con la edad y combatir la discriminación por edad (edadismo). El objetivo final es que todas las personas puedan envejecer con dignidad y disfrutar de una buena calidad de vida en su vejez.
Con esta visión se elaboró la ‘Actualización del documento de consenso sobre prevención de la fragilidad en la persona mayor (2022)’ aprobado por la Comisión de Salud Pública el 5 de mayo de 2022, con el objetivo de mantener la capacidad funcional de las personas mayores al máximo de su potencial.
El 18% de las personas mayores de 65 años padecen fragilidad
Estudios recientes indican que el 18% de las personas mayores de 65 años padecen fragilidad, cifra varía según el entorno: un 12% en la comunidad y un 45% en contextos como hospitales o residencias, donde las personas suelen presentar problemas de salud más complejos.
Tal y como recalcan desde el Ministerio de Sanidad, la fragilidad está estrechamente relacionada con la edad. A medida que se envejece, aumenta su prevalencia:
- entre un 2,5% y un 6% en personas de 70 a 75 años
- hasta un 38% en mayores de 85 años
El impacto de la fragilidad va más allá de la salud individual y supone un coste considerable para el sistema sanitario, ya que las personas frágiles requieren más atención médica y social: se estima que el coste anual por persona con fragilidad es de 2.500 euros al año, el doble que el de una persona mayor sin fragilidad.
Por ello, abordar la fragilidad es crucial no solo para mejorar la calidad de vida de las personas mayores, sino también para asegurar la sostenibilidad del sistema de salud. Además, aunque el envejecimiento es un factor clave, la fragilidad no es inevitable, ya que se pueden adoptar medidas para prevenirla, identificarla a tiempo y, en muchos casos, revertirla.
Esto es especialmente importante teniendo en cuenta los cambios sociodemográficos que suponen el aumento progresivo del envejecimiento poblacional y el consecuente incremento de necesidades y la demanda de los servicios sanitarios y de cuidados.
En España, las mujeres viven en promedio hasta los 88 años y los hombres hasta los 83,9. Sin embargo, a partir de 65 años, solo la mitad los viven con buena salud: 10,3 años para las mujeres y 10,7 para los hombres. Esto significa que una gran parte de la vida de las personas mayores en España se vive con problemas de salud, lo que aumenta la necesidad de atención médica y cuidados.