Un artículo de Iván Iniesta López, neurólogo en el Hospital Los Madroños

Enfermedad de Alzheimer

La demencia de Alzheimer (EA) es la enfermedad neurodegenerativa más frecuente y la dolencia crónica que mayor dependencia genera en España. Su principal característica clínica es la pérdida de memoria a corto plazo y una progresiva incapacidad para adquirir, retener o evocar información.

A lo largo de la evolución tiene lugar un progresivo empobrecimiento del lenguaje (afasia), el olvido de tareas previamente aprendidas (apraxia) y una creciente dificultad para el reconocimiento de objetos e incluso de personas previamente conocidas (agnosia).

Geriatricarea Alzheimer Deterioro cognitivo
Aunque se desconoce su causa, el Alzheimer guarda una relación directa con el envejecimiento

En el cerebro con EA se forman conglomerados anormales de proteínas u ovillos neurofibrilares y placas amiloides. Aunque desconocemos su causa, sabemos que guarda una relación directa con el envejecimiento. Apenas un 0.05% de los casos se presenta antes de los 65 años, generalmente con una importante carga genética, mientras que más del 20% de las personas que superan los 85 años la desarrollan, viéndose afectadas el doble de mujeres que de hombres, en gran parte por la pérdida de estrógenos que sucede a la menopausia.

Aunque algunos fármacos ayudan a ralentizar la enfermedad, en la actualidad no disponemos de una terapia eficaz. En cuanto a su prevención, es esencial un buen control de los factores de riesgo cerebro-vasculares (hipertensión, hipercolesterolemia, diabetes, tabaquismo) así como unos buenos hábitos dietéticos y de estilo de vida que podríamos resumir en las tres “Cs”:  Crucigramas, Compañía y Caminar

La primera “C” nos obliga a hacer gimnasia mental, lo cual supone un reto cognitivo. Y quien dice crucigramas dice jugar al ajedrez o a las cartas, las cuales traen consigo además la segunda “C” de la buena compañía. La tercera “C” es esencial, pues mantenerse físicamente activo nos remite a la oración de Juvenal: mens sana in corpore sano.

Enfermedad de Parkinson

La enfermedad de Parkinson (EP) es un trastorno neurodegenerativo de origen desconocido que afecta a unas 135.000 personas en España[1], siendo la gran mayoría pacientes que superan los 65 años de edad. La EP típicamente empieza por un lado del cuerpo provocando lentitud, torpeza, rigidez y en dos terceras partes de los casos temblor en reposo. Con el tiempo produce alteraciones del equilibrio y de la marcha, asociándose también con otros síntomas no motores: deterioro cognitivo, depresión,  alteraciones en el sueño, estreñimiento y pérdida de olfato.    

En la EP, se acumula una proteína (alfa-sinucleína) en depósitos causando daño neuronal preferentemente en una zona del cerebro conocida como la sustancia negra, cuyos circuitos neuronales están implicados en la coordinación del movimiento.

A diferencia de la EA, en la EP existen tratamientos eficaces que, si bien no curativos, pueden ayudar a controlar los síntomas y retrasar su progresión.  Administrada en comprimidos, la levodopa se transforma en dopamina dentro el cerebro, siendo la pérdida de neuronas que contienen este neurotransmisor lo que provoca la EP: una enfermedad originalmente llamada la “parálisis agitante” por un médico inglés (James Parkinson), cuyas sagaces descripciones clínicas siguen vigentes al cumplirse en 2024 los doscientos años de su fallecimiento. 

Otras enfermedades neurodegenerativas

Capítulo aparte merecen otras enfermedades neurodegenerativas, menos frecuentes que la EA o la EP, tales como la demencia frontotemporal, la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), la demencia por cuerpos de Lewy, así como los llamados síndromes “Parkinson plus”, incluyendo la parálisis supranuclear progresiva, la atrofia multisistémica y la degeneración córtico-basal, patologías todas sin causa ni cura conocida.

Es conveniente señalar también aquí el alto porcentaje de pacientes con quejas mnésicas o deterioro cognitivo relacionados con enfermedades potencialmente reversibles y/o curables como la ansiedad y la depresión, el déficit de vitamina B12 o de ácido fólico, el hipotiroidismo y la hidrocefalia normotensi

[1] Sociedad Española de Neurología
Datos extraídos de la Confederación Española del Alzheimer en 2023

Sobre el autor

Iván Iniesta López es neurólogo y doctor en medicina y cirugía por la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó durante 8 años en The Walton Centre for Neurology & Neurosurgery adscrito al departamento de epilepsia y como profesor de medicina por la Universidad de Liverpool, antes de mudarse a Nueva Zelanda – Aotearoa donde dirigió el departamento de neurología y fue tutor de residentes en MidCentral DHB, siendo el primer neurólogo español en ejercer en las antípodas. Actualmente trabaja en el Hospital Los Madroños – Center for Clinical Neuroscience de Brunete, Madrid.