Un artículo de Grupo Los Nogales
El Alzheimer es una de las enfermedades neurodegenerativas más desafiantes para la medicina moderna. Y a medida que avanza, no solo los pacientes sufren las consecuencias, sino también sus familias y los equipos profesionales que los atienden. Ana Belén Marín, neuropsicóloga de la residencia Nogales Pacifico, de Grupo Los Nogales, comparte con Geriatricarea su experiencia en el cuidado de personas con Alzheimer, destacando técnicas para el manejo y bienestar de las personas que conviven con esta afección.
Un enfoque personalizado para el cuidado de pacientes con Alzheimer
La atención a los pacientes con Alzheimer requiere un enfoque personalizado e interdisciplinario. Marín enfatiza que la clave del bienestar está en ajustar los cuidados a las necesidades particulares de cada paciente. Según su experiencia, la atención no debe limitarse a tratar los síntomas físicos, sino también a abordar el bienestar emocional y social del paciente.
“Es fundamental que los cuidados sean personalizados y que respondan a los cambios que atraviesa cada persona con el tiempo. La interacción social, incluso en las últimas etapas de la enfermedad, sigue siendo vital para el bienestar general”, señala la experta.
Esta visión coincide con investigaciones que subrayan la importancia del tratamiento integral en enfermedades neurodegenerativas. Diversos estudios han mostrado que la intervención multidisciplinaria, que involucra a neuropsicólogos, médicos, terapeutas ocupacionales y otros especialistas, contribuye a mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Manejo de conductas agresivas y crisis de confusión
Uno de los grandes desafíos del Alzheimer es la aparición de conductas agresivas o de confusión aguda, que pueden ser desestabilizantes tanto para los cuidadores como para los pacientes. Ana Belén Marín explica que estas conductas suelen surgir en respuesta a situaciones que el paciente no puede controlar, lo que provoca frustración y malestar. “La agresividad es una manifestación de su incapacidad para expresar lo que sienten”, apunta.
Estrategias como la identificación de los factores desencadenantes -que pueden incluir desde molestias físicas hasta alteraciones ambientales- son esenciales para prevenir o mitigar los episodios de agresividad. “Es importante no contradecir al paciente en estos momentos, sino intentar redirigir su atención hacia actividades que lo calmen, como ejercicios cognitivos o físicos”, añade.
La intervención no farmacológica es una estrategia que ha ganado terreno en la última década. Varios estudios han demostrado que técnicas como la distracción y la creación de rutinas personalizadas pueden reducir significativamente la incidencia de episodios de agresividad en pacientes con Alzheimer, evitando así la necesidad de recurrir a tratamientos farmacológicos.
El papel de la estimulación cognitiva y física
Mantener a los pacientes con Alzheimer activos tanto física como mentalmente es crucial para ralentizar el avance de la enfermedad. Marín destaca que actividades como el ejercicio físico, el arte, la música y los juegos no solo ayudan a estimular la función cognitiva, sino que también mejoran el estado emocional de los pacientes. “La actividad física, sobre todo si se realiza al aire libre, tiene efectos muy positivos tanto en el cuerpo como en la mente”, comenta.
Investigaciones recientes han demostrado que la actividad física regular puede mejorar la neuroplasticidad y ayudar a preservar ciertas funciones cognitivas en pacientes con Alzheimer. Además, estudios sobre el uso de la musicoterapia y las artes visuales sugieren que estas actividades tienen un impacto positivo en la memoria y el estado emocional de los pacientes, incluso en fases avanzadas de la enfermedad.
El diseño de actividades debe estar centrado en la persona, adaptándose a su historia personal y sus intereses previos. “Cada paciente es único, y las actividades deben ajustarse a sus capacidades y preferencias. Incluir ejercicios de estimulación cognitiva en la rutina diaria no solo es beneficioso para el paciente, sino que también fortalece su sentido de identidad y pertenencia”, señala Marín.
El cuidado de los cuidadores: un pilar fundamental
El cuidado de una persona con Alzheimer es una tarea demandante, tanto física como emocionalmente, para los cuidadores familiares. La especialista en neuropsicología advierte sobre la necesidad de que los cuidadores protejan su propia salud mental y emocional para poder brindar un apoyo efectivo. “El estrés crónico en los cuidadores puede generar consecuencias graves, no solo para ellos, sino también para los pacientes que atienden”, explica.
En este sentido, las investigaciones subrayan que el síndrome del cuidador, caracterizado por altos niveles de estrés y fatiga emocional, es una realidad frecuente en familias que conviven con un paciente de Alzheimer. Según Marín, para mitigar estos efectos es importante que los cuidadores sigan recomendaciones como pedir ayuda cuando sea necesario, mantener una rutina de descanso adecuada y buscar actividades que les resulten gratificantes. Los estudios sugieren que el apoyo social y las redes de cuidado profesional también son fundamentales para reducir la sobrecarga emocional de los cuidadores.
Comunicación efectiva en fases avanzadas del Alzheimer
Una de las áreas más complejas del cuidado del Alzheimer es la comunicación, especialmente en las etapas avanzadas de la enfermedad, cuando las habilidades lingüísticas del paciente se ven gravemente afectadas. Sin embargo, la experta subraya que, aunque la capacidad verbal disminuya, es esencial seguir comunicándose con el paciente de manera empática. “Debemos hablar despacio, con frases sencillas y siempre mantener el contacto visual. Aún en las últimas fases de la enfermedad, es importante no infantilizarlos y tratarlos con respeto”, explica Marín.
Asimismo, se ha demostrado que proporcionar tiempo suficiente para que los pacientes procesen la información y respondan es crucial para preservar su autonomía y dignidad.
En conclusión, los cuidados que aúnan un enfoque personalizado, estrategias de manejo de conducta, y estimulación cognitiva, sin dejar de lado el apoyo a los cuidadores, suponen el mejor recurso para enfrentar esta enfermedad y mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Experta asesora
Ana Belén Marín Prada Psicóloga Clínica, Especializada en Neuropsicología Clínica (UCM), acreditación Profesional por CNP. Experta en demencias y envejecimiento. Coordinadora del departamento de Psicología del centro sociosanitario Nogales Pacifico. Evaluación y tratamiento especializado en casos de demencia y trastorno mental. Tutora profesional en la UAM del Grado de Psicología.
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