Es fundamental profesionalizar y dignificar el empleo en el sector de los cuidados, que a día de hoy supone el 6% del total de la ocupación en el país y que a medio y largo plazo crecerá de acuerdo a las proyecciones demográficas, tal y como señala un estudio de Cruz Roja sobre la realidad del sector de los cuidados y su impacto en las personas más vulnerables. 

El sector de cuidados siempre es un pilar esencial para el funcionamiento de la sociedad, ya que sus contribuciones y actividades son cruciales para el sostenimiento de la vida y el progreso de la comunidad en su conjunto. En la Unión Europea, se estima que 30,8 millones de personas requieren cuidados de larga duración. En España, para atender las necesidades del sector de cuidados, será esencial una significativa inversión pública inicial en servicios de cuidado infantil y de larga duración, lo que podría generar aproximadamente 26,7 millones de empleos para el año 2035.

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A la presentación asistieron entre otras expertas Liliana Marcos, asesora del Gabinete del Ministerio de Derechos Sociales; Ana Lite, subdirectora del Instituto de las Mujeres y coordinadora de la Mesa de los Cuidados del Ministerio de Igualdad; y Magdalena Díaz, experta de la Universidad Carlos III de Madrid

Así se recoge en el estudio ‘El empleo en el sector de los cuidados: perspectivas retos y propuestas para disminuir la vulnerabilidad sociolaboral‘, una investigación de Cruz Roja que realiza una radiografía las condiciones, dificultades y buenas prácticas en el sector.

Durante la presentación del mismo. la directora del área de Empleo de Cruz Roja Española, Maika Sánchez, señaló que «se solicitó esta investigación desde el Plan de Empleo porque tenemos el cometido de mejorar la empleabilidad de los sectores más vulnerables y su mantenimiento en un empleo en condiciones dignas. Hoy día sabemos que el segmento más amplio de personas en pobreza son los llamados ‘trabajadores pobres’, es decir personas cuyos ingresos no les permiten superar el umbral de pobreza. Entre estas personas hay una parte muy importante de mujeres empleadas en el ámbito de los cuidados«.

En este sentido, Cruz Roja aboga por remodelar el sistema de cuidados desde una doble perspectiva: por un lado como entidad que trabaja a diario con  las personas y sectores sociales que precisan cuidados y  conoce sus necesidades, como proveedora de servicios de cuidados, y, por otro, como entidad que proporciona un acercamiento al empleo a personas también vulnerables que trabajan en el sector de los cuidados.

Cruz Roja recalca que, a pesar de su importancia, el sector y las personas que se emplean en los cuidados están fuertemente invisibilizadas y escasamente valoradas. La precariedad, desregulación, falta de profesionalización y desprotección de las trabajadoras cuidadoras las hace parte de un sector altamente vulnerable e impide el desarrollo de  cuidados de calidad, advierte esta entidad.

Según se recoge en esta la investigación, el sector está fuertemente feminizado, con un porcentaje medio del 11,8% sobre el total de las mujeres ocupadas en todo el país, mientras que sólo alcanza el 1,4% en el caso de los hombres vinculados al sector sobre el porcentaje total de ocupados a nivel nacional.

En lo que se refiere a grupos de edad, el relevo generacional en este ámbito está en riesgo según se desprende del estudio, que recuerda que el número de afiliaciones ha disminuido paulatinamente en el caso de mujeres jóvenes, de 30 años de edad o menos, mientras que experimentó un crecimiento en personas de 50 años o más.

Esta investigación de Cruz Roja, apoyada por la Administración Pública a través del 0,7% del IRPF, se circunscribe al sector de los cuidados como trabajo remunerado para tener una perspectiva de la evolución y situación actual del sector para identificar los elementos que contribuirían a avanzar en su profesionalización y dignificación, teniendo en cuenta que este se sustenta sobre tres de las desigualdades con mayor impacto social:

  • la clase
  • el género
  • el origen

A pesar de su relevancia, las tareas de cuidado a menudo permanecen invisibles y son poco valoradas socialmente. Esto se debe a estereotipos que las consideran labores para las cuales se supone que las mujeres tienen habilidades naturales, perpetuando la noción de que no requieren formación específica y relegándolas a trabajos de baja cualificación con limitadas oportunidades de ascenso y considerados de alta vocación.

El denominador común son precarias condiciones como informalidad en la contratación, temporalidad, jornadas parciales, flexibilidad horaria, ritmos intensivos de trabajo, bajos salarios y escasas posibilidades de movilidad; todos ellos factores que inciden en su vulnerabilidad, acentuando su pobreza e indefensión para ejercer sus derechos, como por ejemplo el no reconocimiento de posibles enfermedades laborales y problemas de salud asociados.

A todo ello se suman otros problemas como:

  • las dificultades para la conciliación
  • la indefinición de tareas
  • la necesidad de pluriempleo para llegar a final de mes
  • la discriminación
  • el acoso sexual
  • los malos tratos
  • los abusos, entre otros

La falta de atractivo del empleo en el sector atrae por lo general a las personas con más dificultades para acceder a otros sectores del mercado laboral, en especial mujeres migrantes, lo que constituye su puerta principal de entrada a la precariedad.

Pese a los importantes avances legislativos y de mejora de los derechos de las mujeres trabajadoras de los servicios del hogar, desde Cruz Roja se recuerda que aún queda mucho camino por recorrer para dignificar y reconocer el trabajo del cuidado, que está desregulado y presenta grandes diferencias territoriales.

Recomendaciones para dignificar y reconocer el trabajo del cuidado

La investigación concluye en la necesidad de que, en lo que respecta a la agenda pública, se amplíe la inversión en los servicios infantiles y de larga duración para asegurar la participación de las mujeres en el mercado laboral y conseguir que la labor de cuidar sea una elección y no una obligación.

También sostiene la necesidad de impulsar nuevas formas de coordinación entre los sectores públicos, privado mercantil, la sociedad civil y organizaciones del tercer sector para la provisión de los cuidados y, por otra parte, ampliar y avanzar en derechos y garantías para crear empleos decentes y de calidad.

En lo que, a la profesionalización del sector, el estudio sugiere la definición de un catálogo de ocupaciones, delimitando las tareas, las competencias y el mínimo de formación requerido en cada caso, y reconocer los riesgos específicos para la salud: por ejemplo, la carga de pesos; los movimientos repetitivos; el consumo de psicofármacos y la ausencia de equipos de protección, entre otras cosas.

La mejora salarial del sector, su equiparación a otros de similar nivel de formación y promover la cualificación profesional son otros de los retos que afronta la remodelación del sector. A ese respecto, recomienda el desarrollo de itinerarios formativos; la promoción de carreras profesionales; la mejora del acceso a la formación; favorecer la acreditación de competencias profesionales e impulsar redes de apoyo mutuo y espacios de autocuidado.