El creciente coste económico que supone para las Administraciones, la necesaria profesionalización de los servicios ante una población cada día más mayor y dependiente, la escasez de personal, especialmente para la atención en zonas rurales, el alto absentismo laboral o la demanda de nuevos perfiles profesionales son, entre otros, algunos de los importantes retos de futuro a los que se enfrenta el Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD).
Así se puso de relieve en la jornada ‘El hogar del mañana una mirada constructiva al Servicio de Ayuda a Domicilio (SAD)‘, organizada Eder Arretak en la sala BBK Kuna de Bilbao. Los intervinientes en este foro abordaron algunos de los desafíos a los que se enfrenta el SAD, como la necesidad de reformular los reglamentos del Servicio de Ayuda a Domicilio de las administraciones competentes, reforzar los cuidados profesionalizados en el hogar o desarrollar nuevos de itinerarios formativos.
Durante la inauguración de esta jornada, Andrés Rodríguez, director general de Macrosad, afirmó que «los profesionales del entrono social y comunitario son agentes de confianza ciudadana en etapas vulnerables. Los cuidados en el hogar precisan de una evolución eficiente pero también equilibrada para que nadie se quede atrás«. Y esto implica a usuarios, familias, profesionales agentes públicos o privados, ya que «todos componen la cadena de valor».
El director general de Macrosad señaló que el futuro del SAD pasa por la creación de nuevos programas formativos y perfiles profesionales y la implementación de políticas sociales comunitarias, intergeneracionales y ambientales. «El cuidado precisará de una atención centra en la persona, en las relaciones y en el entorno ambiental. Caminamos hacia una salud y cuidados relacionales y verdes», remarcó.
Por su parte, Víctor Carramiñana, responsable del área de Longevidad de la Fundación BBK, apostó en su intervención por «una nueva visión de la longevidad que apueste por mejorar la longevidad activa de las personas y garantizar su bienestar y autonomía, ya que esa nueva etapa de la vida puede ser productiva, de crecimiento personal y de contribución social para crear una sociedad más inclusiva y colaborativas donde todas las personas, independientemente de su edad, se sientan valoradas y respetadas».
En este sentido, «las relaciones intergeneracionales tiene un gran potencial que debemos aprovechar para mejorar la cohesión social para afrontar nuevas brechas como las generadas por la tecnología o los pensamientos», remarcó Víctor Carramiñana.
Asier Alustiza, director de Acción Social del Ayuntamiento de Bilbao, afirmó que el aumento de la esperanza de vida «ha generado que una mayor cronificación de las patologías y un aumento de los años que las personas viven con dependencia o vulnerabilidad. Esto, unido al descenso de la natalidad, el cambio de modelos de familias, la plena incorporación de la mujer al mercado laboral o el cambio de las prioridades o necesidad de la ciudadanía, da como resulta uno de las mayores retos actuales y de futuro al que se enfrenta la sociedad, el reto de los cuidados».
Por ello, se debe dotar a la ciudadanía de apoyos personalizados y ajustados a cada una de las circunstancias personales, momentos vitales y preferencias. En este sentido, a su juicio los tres principales objetivos del SAD son:
- Lograr las mayores cuotas de bienestar, tanto de la personas en situación de dependencia o vulnerabilidad como se la personas cuidado ra y su entorno
- Mantener el mayor nivel de autonomía personal en cada momento
- Reforzar la cohesión social, contando para ello con todas las personas y dando respuesta a sus necesidades de cuidado
En su ponencia titulada “¿Qué está ocurriendo en la atención domiciliaria?”, Aitor Pérez, socio director de Gerokon, puso de relieve la importancia de distinguir, en el caso de las personas dependientes y sus familias, entre las necesidades (el cuidado para la realización de actividades básicas de la vida diaria), los deseos (cómo y dónde se quiere envejecer y con qué cuidados profesionales contar), y demandas (posibilidad de acceder a cuidados públicos o privados, donde juegan un papel importante las barreras económicas y psicológicas, a la hora de aceptar la necesidad de cuidado).
En el caso de Euskadi, «la prestación más demandada por la mayoría de hogares es la prestación económica para cuidados en el entorno familiar, una prestación que no necesariamente repercute un un mayor bienestar o mejor calidad de vida de la persona dependiente, ya que ese dinero puede no destinarse al cuidado. Por contra el SAD es poco demandado», advirtió.
A su juicio, algunos de los principales retos a los a que se enfrenta el Servicio de Ayuda a Domicilio son:
- Alta demanda de personal
- Alto grado absentismo laboral, en parte provocado por la avanzada edad de muchas plantillas
- La dificultad de desarrollar proyectos más ambiciosos por parte de las empresas que prestan el servicio, por las condiciones que imponen las Administraciones
- La existencia de personas de servicio doméstico que realiza labores de cuidados, muchas veces en el marco de la economía sumergida
- Escasa o nula coordinación entre los distinto servicios públicos prestados
- Falta de concurrencia de empresas gestoras, por lo poco atractivos que son los concursos presentados por las Administraciones
- Falta de soluciones tecnológicas que ayuden realmente en la realización de actividades de la vida diaria
Esta jornada organizada Eder Arretak también acogió una mesa redonda donde se abordó la situación actual del SAD desde la visión de las Administraciones Públicas y de las empresas gestoras.
Karmele Acedo, CEO de Grupo Servicios Sociales Integrados (SSI), indicó que «el SAD es un servicio muy maduro y consolidado, donde los márgenes de crecimiento e innovación cada vez son más reducidos». «La ayuda a domicilio debe dar respuesta a las necesidades de personas en situación de fragilidad social, que puede estar provocada por fragilidad funcional o fragilidad relacional. Son personas, por ejemplo, que tienen la casa muy limpia pero viven en soledad a las que los servicios desplegados, que son muchos, no dan respuesta a sus necesidades. Se debe pensar en nuevas figuras profesionales y nuevos servicios que faciliten la reconexión y generación de contactos en el barrio», señaló.
La CEO de Grupo SSI recalcó que «el reto de la profesionalización es gigante. Tenemos que lograr que las personas que están trabajando en servicios a particulares tengan una titulación que les permita realizar ese trabajo en condiciones y que algunas de ellas pueden iniciar un tránsito a servicios de titularidad pública».
Marta Obispo, directora regional norte de Eder Arretak, remarcó como uno de los problemas del SAD el hecho de que las expectativa que tiene la persona usuaria tiene del SAD no se corresponden con la realidad de la prestación, quizás por falta de información. Además, «las personas varían con el paso del tiempo y el servicio se debe adaptar a sus necesidades, en cuanto a horas de prestación de servicio y el horario del mismo, por ejemplo. También a veces hay disparidad entre la cantidad de tareas que espera el usuario del servicio y la realidad del tiempo disponible para realizarlas».
A ello se suma que«el absentismo laboral es muy alto y esto provoca una gran rotación de personal por los domicilios, lo que genera en la persona usuaria intranquilidad, la no generación de vínculos y falta de comunicación con la red de apoyo familiar», afirmó la directora regional norte de Eder Arretak.
En su intervención, Inmaculada Rodríguez, coordinadora de prestaciones económicas de dependencia y de SAD de la Diputación Foral de Álava, hizo hincapié en la «dificultad de acceso al SAD en las áreas rurales pese al esfuerzo realizado, ya que se trata de núcleos de muy poco población, con difícil acceso a los servicios públicos o privados y con una población cada vez más mayor y más dependiente».
Ademas, «la dificultad de contar con profesionales de atención domiciliaria por la creciente exigencia de profesionalidad a en los servicios por parte de usuarios y familias, los horarios cambiantes para las profesionales, los constantes desplazamientos a los pueblos -lo que exige tener carné de conducir y vehículo propio- el nivel de absentismo muy alto y la gran rotación de profesionales. Problemas que se agudizan los fines de semana y durante el verano».
Virginia Vélez, responsable del Área de políticas sociales , inclusión, personas mayores, salud y cooperación al desarrollo del Ayuntamiento de Leioa, hizo autocrítica señalando que «no hemos sabido comunicar correctamente a la ciudadanía mayor que es lo que hacemos, como lo hacemos, si hay o no copago… Esto se traduce en que las personas acudan al SAD con unas demandas a las que que muchas vences no tenemos capacidad de dar respuesta, en cuanto a funciones a realizar, horarios, precio…».
Otros factores a tener en cuenta a la hora de afrontar el futuro de los Servicio de Ayuda a Domicilio son «la mayor necesidad de cuidados por la mayor dependencia, unos cuidadores domésticos que cada vez son también de mayor edad y unas redes familiares más pequeñas y menor dedicación».
Eder Arretak
Esta jornada sirvió también para presentar Eder Arretak, la nueva división territorial de Macrosad en el País Vasco, con una previsión de volumen de facturación para este 2024 de 3,6 millones de euros. En la actualidad atiende a 454 familias y cuenta con 163 profesionales que operan en los 2 centros técnicos de cuidados sociales y sanitarios a domicilio, los 8 servicios de atención diurna y los 6 programas de envejecimiento activo que gestiona en el País Vasco.
Macrosad continúa así consolidando su proceso de expansión territorial y de desarrollo de nuevos segmentos de mercado, tras la presentación de Madrid Intergeneracional en la comunidad de Madrid con la cooperativa Gredos San Diego, la cooperativa de segundo grado La Terreta junto con Sercoval en la Comunidad Valenciana y tres marcas especializas en la dependencia en Sevilla capital: Ogara para los cuidados en el hogar, Mayoralis para mayores y Evelian para el segmento de la discapacidad, que forman parte de su nueva propuesta de valor.