Con el objetivo de ofrecer a la comunidad científica una «revisión integral» sobre la osteoporosis, la patología metabólica ósea más frecuente, el Dr. Óscar Torregrosa, médico especialista en Medicina Interna y coordinador de la Unidad Metabolismo Óseo del Hospital Universitario de Elche, ha elaborado la Monografía ‘La osteoporosis, enfermedad metabólica ósea en la práctica diaria‘, con la colaboración de Grünenthal.
La Monografía ‘La osteoporosis, enfermedad metabólica ósea en la práctica diaria’ es un documento que sirve de apoyo al clínico en su día a día para llevar a cabo un diagnóstico, tratamiento y seguimiento correctos de la osteoporosis con el fin de corregir el descenso de masa ósea que conlleva a la disminución de la calidad del hueso y aumenta el riesgo de fractura.
Como señala el Dr. Óscar Torregrosa, la adherencia a las terapias prescritas por los facultativos es, en general, «baja» y en el caso de la osteoporosis no es una excepción. En este caso, el problema de la falta de adherencia responde a que al ser una patología que al principio es asintomática, es más difícil concienciar a los pacientes de la importancia de cumplir con los tratamientos prescritos.
Esta situación obedece también a que el objetivo de una gran cantidad de tratamientos es la disminución del riesgo de fractura, pero como no se percibe un beneficio a corto plazo, aumenta la falta de adherencia. «Las consecuencias de una baja adherencia, en el caso de la osteoporosis, son las fracturas y las comorbilidades que produce», advierte el especialista en Medicina Interna y coordinador de la Unidad Metabolismo Óseo del Hospital Universitario de Elche.
El diagnóstico y tratamiento precoz son fundamentales para abordar la osteoporosis, pero en muchos casos los pacientes con fracturas vertebrales o de cadera ingresados en los hospitales sufren esta enfermedad aunque no se les haya diagnosticado. «Si hubieran sido tratados con anterioridad, se podría haber evitado que se produjese la fractura«, recalca el Dr. Torregrosa.
En el campo del metabolismo óseo, los avances más significativos en los últimos años han sido el desarrollo de nuevas técnicas diagnósticas que permiten una mayor precisión en el momento de discernir qué pacientes tienen más riesgo y, por lo tanto, requieren algún tipo de intervención. Asimismo, existen nuevas moléculas que ayudan a tratar de manera más individualizada a los pacientes y posibilitan una secuencialidad de los tratamientos durante más tiempo.
El abordaje de la osteoporosis en pacientes mayores
El abordaje de los pacientes más mayores con osteoporosis supone un gran reto, ya que cuentan con una densidad mineral ósea más baja y en una gran cantidad de casos presentan también comorbilidades y siguen otros tratamientos que pueden predisponer o agravar la enfermedad.
«La densitometría en las edades más extremas de la vida puede no ser una herramienta adecuada para el diagnóstico, por lo que hay que utilizar otras técnicas como las escalas de riesgo de fractura, anamnesis dirigida y otras técnicas más recientes que miden la calidad del hueso en vez de la cantidad«, señala este especialista.
Por otra parte, el tratamiento de la osteoporosis es complejo porque contempla medidas no farmacológicas, como la exposición solar, el ejercicio físico, la ausencia de tóxicos, una dieta equilibrada y la suplementación de calcio y vitamina D, junto con terapias farmacológicas como los tratamientos antirresortivos que evitan el desgaste del hueso y los tratamientos osteoformadores, que promueven la formación del mismo.
El experto del Hospital Universitario de Elche subraya también la importancia de la terapia secuencial en la que a un fármaco siempre debe seguirle otro con distintas propiedades. «La secuencia recomendada consiste en iniciar el tratamiento en los casos de pacientes de alto riesgo de fractura con un fármaco osteoformador y continuar con un fármaco antirresortivo», señala.
Se estima que en España, más de 3 millones de mujeres y casi 1 millón de hombres tiene osteoporosis, una enfermedad que cursa de manera asintomática hasta que se produce la complicación más problemática: la fractura.
«Una vez establecida la fractura, la sintomatología dependerá de su localización y de la afectación o no de estructuras vecinas, junto a la limitación funcional y dependencia que estas pueden producir», explica el médico especialista en medicina interna.