Un artículo de Raquel Vicente Fernández, Logopeda de ASPAYM CyL en Burgos
El envejecimiento trae consigo una serie de desafíos físicos, cognitivos y emocionales que pueden afectar la calidad de vida y la independencia de las personas mayores. Frente a ello, disciplinas como la fisioterapia, la logopedia y la terapia ocupacional desempeñan un papel fundamental para garantizar una vejez activa, saludable y plena.
Fisioterapia: clave para mantener la movilidad y prevenir caídas
La fisioterapia ayuda a las personas mayores a conservar su independencia y funcionalidad. Entre sus objetivos se encuentran mejorar la movilidad, aumentar la fuerza muscular, reducir el dolor crónico y prevenir el riesgo de caídas.
Condiciones como la artritis, lesiones musculares y óseas, accidentes cerebrovasculares y enfermedades neurodegenerativas como el Parkinson o la esclerosis múltiple pueden ser tratadas eficazmente con programas personalizados de ejercicios, terapia manual y técnicas de fortalecimiento. Además, en casos de osteoporosis, la fisioterapia contribuye a fortalecer huesos y músculos, reduciendo el riesgo de caídas y fracturas.
El abordaje individualizado de los fisioterapeutas permite diseñar planes ajustados a las necesidades y capacidades de cada persona, potenciando así su capacidad de realizar actividades cotidianas con confianza y autonomía. Además, la fisioterapia es clave para prevenir o retrasar la aparición de situaciones de discapacidad y dependencia.
La terapia física para mayores incluye una variedad de técnicas y modalidades de tratamiento para abordar los problemas físicos como: terapia manual para la manipulación de tejidos blandos y articulaciones, el masaje terapéutico, los ejercicios de fortalecimiento o los estiramientos y ejercicios de flexibilidad.
Logopedia: promoviendo la comunicación y la deglución
La logopedia trata problemas de comunicación relacionados con el envejecimiento, como la dificultad para encontrar palabras, estructurar discursos complejos o problemas de compresión del lenguaje, que afectan notablemente a la sociabilización y la independencia de la persona.
Las alteraciones en la expresión y comprensión del lenguaje se denominan disfasia y el motivo principal suele ser una alteración neurológica por demencia senil. El desarrollo de esta enfermedad conlleva cambios conductuales, de atención, memoria, lenguaje o funciones ejecutiva. Algunos de los síntomas más comunes en personas mayores son reducción del vocabulario, dificultad al formar oraciones o la incapacidad para describir un tema.
En estos casos, es recomendable realizar una intervención logopédica y una rehabilitación cognitiva. A través de estas pautas de intervención, se ponen en práctica ejercicios y actividades determinadas para cada una de las áreas afectadas con el fin de ralentizar el proceso de deterioro de cada capacidad. Existen algunas actividades para mitigar los efectos del envejecimiento en el lenguaje:
- Lectura diaria, crucigramas, juego del ahorcado.
- Lista de palabras (se trata de escoger una letra del abecedario e intentar decir o escribir todas las palabras que comienzan con esa letra).
- Diario (resumir todo lo que la persona hace en su día a día, ayudará a practicar su memoria y los procesos de escritura).
- Palabras encadenadas (una persona dice una palabra y otra debe emitir otra que empiece por la última sílaba de la palabra anterior).
- Asociación de palabras con imágenes (la tarea es emparejar cada palabra con su imagen correspondiente).
- Cantar canciones (las letras de las canciones y la melodía estimulan diferentes procesos del lenguaje y de la memoria).
- Búsqueda de sinónimos y antónimos.
- Evocar categorías semánticas (se ofrece una categoría semántica y la persona mayor debe nombrar todas las palabras pertenecientes a esa categoría que se ocurran).
- Deletreo inverso de palabras (deletrear empezando por la letra final hasta terminar con la letra inicial).
- Comprensión de historias (tras escuchar una historia, debe responder una serie de preguntas sobre la historia).
- Ejercicios de memoria.
Por otra parte, los logopedas abordan trastornos como la disfagia. Esta afección, que dificulta la deglución, puede provocar molestias para comer o beber, infecciones respiratorias, así como malnutrición, deshidratación, pérdida de peso y debilidad, causando un gran impacto negativo en la calidad de vida del anciano.
También en el proceso de envejecimiento, interfiere la pérdida de audición relacionada con la edad, la presbiacusia. Esta se caracteriza por un deterioro progresivo de la sensibilidad auditiva.
Los problemas auditivos dificultan el intercambio de información, lo que en las personas mayores contribuye al aislamiento social y a la pérdida de autonomía, y se asocia con la ansiedad, la depresión y el deterioro cognitivo.
Por este motivo es importante saber cómo comunicarse con una persona mayor con sordera. Desde la logopedia, la intervención tiene como objetivo la prevención, atenuación y compensación del deterioro. Entre las tareas del logopeda se encuentra posibilitar y desarrollar estrategias comunicativas que ayuden a superar las deficiencias auditivas.
Terapia ocupacional: recuperando la independencia en la vida diaria
La terapia ocupacional se centra en mejorar las habilidades motoras, sensoriales y cognitivas necesarias para realizar actividades de la vida diaria, como vestirse, cocinar o desplazarse. Además, los terapeutas ocupacionales adaptan los entornos y facilitan el acceso a productos de apoyo que compensen las limitaciones, de modo que trabajan para prevenir situaciones de dependencia.
En personas mayores, esta disciplina también previene la pérdida de habilidades mediante ejercicios de motricidad fina y gruesa, estimulación cognitiva y actividades creativas como la arte-terapia y la musicoterapia. Estas intervenciones no solo mejoran la funcionalidad, sino que también tienen un impacto positivo en el bienestar emocional.
En el campo de la geriatría, los terapeutas ocupacionales trabajan con personas mayores en diferentes contextos (domicilios, residencias, centros de día…) a través de intervenciones personalizadas y basadas en evidencia que fomenten su autonomía, bienestar y participación. Como ejemplos de actividades de T.O en geriatría podemos encontrar:
- Entrenamiento en las AVD’s: se llevan a cabo entrenamiento de tareas cotidianas de manera individual (especialmente en las actividades de autocuidado; vestido, aseo…) y en su contexto orgánico.
- Modificación de entornos y potenciación del uso de ayudas técnicas que mejoran la participación de nuestros mayores en la comunidad y en el domicilio.
- Prevención de caídas
- Ejercicios de motricidad fina y gruesa: ayudan a mantener y mejorar la destreza manual y la fuerza física, el equilibrio y la integración de la información sensorial.
- Estimulación cognitiva: Ayuda a prevenir deterioros y mantener lo máximo posible nuestra reserva cognitiva: puzzles, materiales de construcción, lecto-escritura, uso de apps, juegos de mesa…
- Arte-Terapia:Teatro, Baile, Pintura, dibujo, cerámica, costura….
- Musicoterapia: La música nos ayuda a trabajar atención, memoria, coordinación, mejorar el estado de ánimo y fomentar la interacción social.
- Terapias Asistidas con Animales (T.A.A): reduce la ansiedad y mejorar el estado de ánimo y nos permite poner en juego innumerables capacidades cognitivas de una manera diferente.
Un enfoque integral para el bienestar
La combinación de fisioterapia, logopedia y terapia ocupacional garantiza una atención integral que aborda las múltiples dimensiones del envejecimiento. Estas disciplinas no solo ayudan a prevenir y tratar problemas físicos, sino que también contribuyen a preservar la independencia, mejorar la autoestima y fomentar una participación activa en la comunidad.
En ASPAYM Castilla y León, nuestro compromiso con las personas mayores se traduce en programas personalizados y basados en evidencia que promueven una vida activa y plena. Con la colaboración de nuestros profesionales en estas tres disciplinas clave, trabajamos para garantizar que nuestros mayores disfruten de una vejez con calidad y dignidad.