La depresión una de las principales causas de discapacidad a nivel mundial, impactando en personas de todas las edades y condiciones sociales. En concreto, afecta a aproximadamente 280 millones de personas en el mundo, lo que representa cerca del 5% del total de los adultos, según datos de la OMS.

Ante la magnitud de esta cifras, los profesionales de la salud mental destacan la importancia de abordar esta enfermedad desde una perspectiva integral. En este sentido, Belinda Manzano Balsera, psiquiatra del Hospital Universitario Sanitas La Moraleja, señala que «la depresión no es simplemente tristeza o desánimo ocasional, es un trastorno complejo que puede interferir en la capacidad de las personas para llevar a cabo actividades diarias, mantener relaciones personales y disfrutar de la vida».

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La soledad, las enfermedades crónicas y la pérdida de seres queridos hacen que las personas mayores sean especialmente vulnerable ante la depresión

«Sus causas incluyen diversos factores biológicos, psicológicos y sociales. Entre las más comunes se encuentran los desequilibrios químicos en el cerebro, la predisposición genética, el estrés crónico, las experiencias traumáticas y los problemas de salud física», indica esta experta.

Es fundamental reconocer signos precoces de la depresión y buscar ayuda profesional, ya que una detección temprana puede marcar la diferencia en el pronóstico y la calidad de vida de quienes la padecen. Los síntomas suelen inclui:

  • tristeza persistente
  • pérdida de interés o placer en actividades
  • cambios en el apetito y el sueño
  • fatiga constante
  • dificultades de concentración
  • sentimientos de inutilidad o culpa
  • pensamientos recurrentes de muerte o suicidio

Los tratamientos para la depresión abarcan diversas modalidades, dependiendo de la gravedad y las necesidades individuales. La psicoterapia, especialmente las terapia cognitivo-conductual (TCC), es altamente efectiva para identificar y modificar patrones de pensamiento negativo. En muchos casos, se combina con tratamientos farmacológicos bajo supervisión psiquiátrica, como los antidepresivos, que ayudan a regular los niveles de neurotransmisores en el cerebro. Además, intervenciones como la terapia interpersonal, la terapia basada en la atención plena y la activación conductual suelen mostrar resultados.

Soledad, enfermedades crónicas y pérdida de seres queridos

En el caso de las personas mayores, estas se enfrentan desafíos adicionales en este sentido. La soledad, las enfermedades crónicas y la pérdida de seres queridos hacen que este grupo poblacional sea especialmente vulnerable a esta enfermedad. «Las actividades sociales, el ejercicio moderado y el fortalecimiento de redes familiares y comunitarias pueden mitigar significativamente el riesgo de depresión en esta etapa de la vida», explica Miryam Piqueras, directora de Gobierno Clínico de Sanitas Mayores.

Además de los tratamientos médicos y psicológicos, es esencial promover un estilo de vida emocionalmente saludable para prevenir posibles problemas asociados a la depresión. Algunas estrategias que recomiendas los especialistas de Sanitas son:

  • Practicar ejercicio físico regularmente
    El ejercicio aeróbico y actividades como el yoga pueden reducir los síntomas de la depresión al liberar endorfinas y reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
  • Mantener una dieta equilibrada
    La dieta mediterránea, rica en frutas, verduras, pescado y grasas saludables mejora el equilibrio emocional.
  • Fomentar la neuroplasticidad
    Aprender nuevas habilidades, como tocar un instrumento o estudiar un idioma, estimula el cerebro y contribuye a un mejor estado de ánimo.
  • Establecer una rutina de sueño saludable
    Respetar horarios regulares para dormir y evitar el uso de dispositivos electrónicos antes de acostarse puede mejorar la calidad del descanso, clave para la regulación emocional.
  • Incorporar técnicas de regulación emocional
    La meditación, la respiración profunda y las técnicas de relajación progresiva ayudan a manejar el estrés y la ansiedad.
  • Fortalecer el apoyo social
    Participar en actividades comunitarias, mantener relaciones significativas y buscar grupos de apoyo son formas efectivas de combatir el aislamiento.
  • Limitar el uso de tecnología
    Períodos prolongados frente a pantallas, especialmente en redes sociales, se asocian con un mayor riesgo de depresión. Establecer límites digitales mejora el bienestar mental.
  • Acceder a revisiones periódicas de salud mental:
    Del mismo modo que se acude al médico para revisiones físicas, acudir a consulta con un psicólogo, ya sea de manera presencial o a través de videoconsulta, puede prevenir la progresión de trastornos emocionales.