Un artículo de Irene Suárez, logopeda y experta en gerontología social
y Sabela Uceira, logopeda, en Clínica Rehasalud de A Coruña

El proceso de envejecimiento conlleva una pérdida de diversas funciones en nuestro organismo, incluyendo en ellas las capacidades cognitivas, que pueden verse afectadas en mayor o menor medida. Este déficit que aparece progresivamente a lo largo del tiempo, llega a afectar tanto a la autonomía como al bienestar e interrelación con el entorno del adulto. La falta de comunicación y de establecer relaciones sociales (aislamiento) con otras personas aceleran este proceso.

Con el fin de ralentizar la evolución del deterioro, existen técnicas funcionales y efectivas, encontrando entre ellas los programas de estimulación cognitiva a través de talleres de memoria.

La estimulación cognitiva se define como un conjunto de actividades diseñadas con el objetivo de mejorar el rendimiento cognitivo. Es por ello que este tipo de estimulación a partir de talleres resulta crucial para ralentizar la aparición de distintas alteraciones en la memoria, atención o lenguaje, mejorando su salud cognitiva, de la misma manera, su calidad de vida, y su comunicación e interrelación con su entorno y/o sus iguales.

Asimismo, estas sesiones y actividades deben ser guiadas por un profesional especializado (suelen ser, normalmente, psicólogos y/o logopedas, a veces acompañados de terapeutas ocupacionales con el objetivo de añadir tareas manipulativas) que atienda a las características personales de cada uno.

Aunque estos pueden desarrollarse a nivel individual, lo más aconsejable es que estas actividades se realicen de manera grupal, favoreciendo la comunicación, interrelación y socialización con sus iguales, además de obtener un aprendizaje recíproco entre compañeros.

Geriatricarea - Talleres de memoria en tercera edad como prevencion al deficit cognitivo
Una estimulación cognitiva precoz, especializada, individualizada y de calidad es capaz de ralentizar la aparición de déficits cognitivos

Es imprescindible que estas sesiones abarquen diversos campos, algo que será diseñado, estructurado y planificado por el especialista, con el objetivo de conseguir un buen rendimiento en áreas como la orientación espacial y temporal, el lenguaje, la memoria de trabajo, el cálculo, la capacidad de toma de decisiones y habilidades ideativas o visuoconstructivas que relacionen o ayuden a establecer patrones en el hogar o propios en su día a día.

De esta manera, se incluyen tareas de atención, concentración, memoria, praxias, resolución de problemas, denominación, programación/planificación, asociación de palabras, lectura comprensiva, juegos de lógica y actividades de socialización, entre otras. Cabe recalcar que pequeñas interpretaciones o sesiones con algún juego o actividad lúdica y/o cotidiana favorecen el desarrollo de tareas en el hogar.

Este conjunto de tareas en grupo provocan que la plasticidad cerebral se manifieste, fomentando el aprendizaje, asimilando conceptos, empatizando y favoreciendo una planificación de próximos objetivos que, de otra manera, se habrían mermado o no aparecen.

Todas las tareas diseñadas para las sesiones deben planificarse a partir de un guión previo como objetivo base del taller, para que se realicen o se lleven a cabo de la manera que más beneficio aporte o más fortalezca tanto el aprendizaje como la autoestima del grupo o de la persona, así como la comunicación e interrelación entre ellos y los estímulos del entorno.

Dentro de las actividades a plantear, resulta importante incluir dos factores además de la propia estimulación cognitiva. En primer lugar, como ya se ha mencionado anteriormente, contar con un profesional terapeuta ocupacional permite implementar ciertas actividades motoras que favorecen y repercuten en la activación y rendimiento cerebral.

En segundo lugar, es realmente interesante incluir sesiones de estimulación sensorial debido a que este tipo de actividades fomenta una mayor fuente de entrada al cerebro o red neuronal a través de múltiples estímulos sensoriales (tacto, gusto, oído, olfato, vista, propioceptivo y vestibular), favoreciendo el recuerdo inmediato, la memoria autobiográfica y el estado de ánimo.

Cuando aparece una sospecha de dificultades cognitivas, se debe empezar con la implantación de la estimulación cuanto antes, consiguiendo que el impacto del deterioro sea menor y poniendo el freno a una evolución rápida y dañina.

A modo de conclusión, la realización de una estimulación cognitiva precoz, especializada, individualizada y de calidad, es capaz de ralentizar la aparición de déficits cognitivos, favoreciendo la autonomía del sujeto y reduciendo también el aislamiento social y comunicativo tan característico en esta edad.