Un artículo de IMQ Igurco
La atención a las personas mayores está viviendo un cambio de paradigma desde hace unos años en el que el que el cuidado en los centros sociosanitarios no se centra exclusivamente en los problemas de salud o dependencia de la persona mayor, sino en su individualidad y en los recursos personales y proyecto de vida que aún atesora. Éstos son aspectos propios que es necesario respetar, mantener y fortalecer.
Para lleva a cabo esta transformación es indispensable actuar en el modelo de organización y planificación de la atención a las personas que residen en los centros, sean residencias para mayores o centros de día.
En este cambio, las personas mayores pasan de ser receptores pasivos de actividades ofrecidas desde el ámbito comunitario, a una fuerza impulsora, activa, de cambios y mejoras.
La motivación de las propias personas residentes en el centro es esencial para poder llevar a cabo esta transformación. También son indispensables la implicación y colaboración de la familia y el ámbito comunitario más cercano, y un trabajo global de minimización de prejuicios asociados a la edad (edadismo). Es preciso recordar que las personas mayores residentes en centros sociosanitarios mantienen los mismos derechos que el resto de los vecinos.

Beneficios
La continuidad de la participación social de la persona mayor usuaria de un centro en su comunidad muestra varios beneficios. Por un lado, refuerza su actividad funcional y anímica; y, por otro, fortalece el valor de su estatus como persona mayor y genera una comunidad plural e inclusiva.
Pero las ventajas no se acaban ahí. La participación en actividades sociocomunitarias favorece el sentimiento de pertenencia a una comunidad, potencia la percepción de reconocimiento social como miembro activo de la misma y es una oportunidad para la generación de nuevas relaciones significativas con otras personas usuarias u otros participantes.
Participando regularmente en actividades sociocomunitarias, las personas mayores se sienten más integradas y hacen frente con éxito a la amenaza de los sentimientos de soledad, generando un claro beneficio físico, social y, sobre todo, emocional.
Según pone de manifiesto Mónica Cuevas, técnica en actividades socioculturales de la residencia de personas mayores de Bilbao IMQ Igurco Bilbozar, «en los centros asistenciales, la participación en actividades sociocomunitarias es una estrategia efectiva para fomentar el bienestar integral de las personas mayores».
«Al combinar el apoyo social, las actividades significativas y el respeto por las preferencias individuales, se crea un entorno que promueve un envejecimiento activo, saludable y pleno. Este enfoque no solo mejora la calidad de vida de las personas mayores, sino que también contribuye a construir comunidades más inclusivas y solidarias. Por lo tanto, es fundamental seguir desarrollando y apoyando iniciativas que faciliten la participación activa de las personas mayores en la sociedad», señala.
Actividades con significado personal
Para llevar a cabo lo anterior de una manera óptima, es importante que los adultos mayores institucionalizados tengan la oportunidad de elegir las actividades en las que desean participar.
En este sentido, se les debe informar y motivar desde los centros para que participen en la oferta sociocultural de su entorno o en la de su propia institución. Además, se debe contar siempre con las preferencias que manifiestan antes del diseño de dichas actividades.
Conocer la historia de vida de las personas usuarias es fundamental para organizar actividades significativas que les resulten sugerentes y motivantes, atendiendo a sus gustos y preferencias y favoreciendo de manera efectiva su participación.
Variedad
Las actividades comunitarias en las que pueden participar las personas mayores que viven en una residencia o son usuarias de un centro de día son prácticamente las mismas que tiene a su disposición viviendo en su domicilio y pueden tener una periodicidad mensual, semanal o casi diaria.
Desde las residencias y centros de día, profesionales cualificados, con experiencia y motivación para ello, se ocupan diariamente de facilitar la participación sociocultural de las personas mayores. Por ejemplo, las personas mayores que confían sus cuidados a los profesionales de IMQ Igurco salen a nadar en la piscina cubierta municipal; realizan proyectos artísticos con estudiantes de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco; salen a los parques del entorno a hacer ejercicio físico al aire libre; y acuden regularmente a museos y centros culturales y a las reuniones para organización y planificación de actividades con distintas asociaciones en sus barrios, aportando su experiencia y conocimientos.
También aprenden informática y el uso de teléfonos móviles en centros del barrio; colaboran en huertos vecinales; mantienen programas intergeneracionales con diversos centros educativos; atienden a sus valores espirituales y religiosos; disfrutan de las fiestas locales, sean las de verano, Navidad, etc.; colaboran con organizaciones no gubernamentales; hacen voluntariado; van al teatro; etcétera.
En general, las personas mayores muestran más interés por participar en todo aquello que contribuye al mantenimiento de las tradiciones y valores que les son queridos.