Un artículo de Ana Mª González Jiménez,
psicóloga y Presidenta de la Asociación Española de Psicogerontología (AEPG)
Las personas continuamente nos movemos por diferentes espacios (nuestra casa, el centro de salud, etc.,), que pueden ser edificios y entornos, utilizamos objetos, herramientas y bienes, muchos de los cuales pueden resultar complejos por las características que presentan, por ejemplo en cuanto a sus dimensiones, a los elementos que los conforman, a su forma de uso, etc. Pero sin duda, cuando además existen alteraciones que dificultan aún más que la persona pueda desenvolverse por su medio de forma autónoma y segura, la calidad de vida se ve significativamente mermada.
Este artículo tiene por misión aportar una visión introductoria a la accesibilidad cognitiva para promover su implementación y proporcionar una recopilación de recursos online de interés para una mayor profundización en la materia.
El primer término al que debemos hacer referencia es el de accesibilidad universal, el cual es incluido y definido en la Ley 51/2003, de 2 de diciembre, de Igualdad de Oportunidades, No Discriminación y Accesibilidad Universal de las Personas con Discapacidad como “la condición que deben cumplir los entornos, procesos, bienes, productos y servicios, así como los objetos, instrumentos, herramientas y dispositivos, para ser comprensibles, utilizables y practicables por todas las personas en condiciones de seguridad y comodidad y de la forma más autónoma y natural posible”. El surgimiento de este concepto fue determinante para lograr la visión del diseño en materia de accesibilidad.
Hasta hace algunos años los elementos de los espacios han sido diseñados atendiendo, casi exclusivamente, a criterios muy diferentes a los relacionados con la adaptación a la variabilidad de los individuos, en cuanto a sus capacidades biospsicosociales, dando por el contrario prioridad a criterios como la estética, la eficiencia, etc. Eran los usuarios los que debían esforzarse para cumplir con las exigencias del medio.
Afortunadamente para todos nosotros, en la actualidad se diseña más atendiendo a la variabilidad que nos caracteriza y se persigue ofrecer al usuario espacios cuyo uso le resulte fácil y seguro. Sin embargo, no podemos pasar por alto que los primeros esfuerzos que se dirigieron a promover espacios accesibles pusieron el foco de atención principalmente sobre el funcionamiento físico del individuo. Así, al utilizar el término accesibilidad se hacía referencia con mayor énfasis a las condiciones físicas del entorno para adaptarse a la variabilidad de las capacidades físicas de los usuarios.
No es hasta hace relativamente poco tiempo cuando se ha empezado a dar importancia explícitamente al funcionamiento cognitivo en una corriente que ha empezado a emplear el término accesibilidad cognitiva. Se trata, no obstante, de un término relativamente reciente, que surgió en encuentros profesionales y cuya definición aún no ha sido consensuada.
Aún así, la definición más ampliamente aceptada hasta la fecha es la ofrecida por Belinchon et al., (2004), los cuales consideran la accesibilidad cognitiva como la “propiedad que tienen aquellos entornos, procesos, bienes, productos, servicios, objetos o instrumentos, herramientas y dispositivos que resultan inteligibles o de fácil comprensión”.
Por tanto, en cuanto a la esfera cognitiva, el diseño debe solventar las posibles deficiencias que las personas presenten en procesos cognitivos como la atención, la memoria, el lenguaje, la cognición espacial y las funciones ejecutivas (abstracción, resolución de problemas, planificación, etc.), entre otras.
Este es el caso de personas con discapacidad intelectual, trastorno mental, trastornos del desarrollo, daño cerebral adquirido y personas mayores, cuyas capacidades cognitivas pueden verse afectadas. Así, los diseños accesibles posibilitan que estos colectivos puedan hacer uso de los espacios, de herramientas, etc., con autonomía y seguridad, siendo además la accesibilidad cognitiva “puerta de entrada a la participación social y a la vida en comunidad” (Belinchón, M. et al, 2014).
A continuación se presentan algunos términos concretos que, junto a los previamente mencionados, se emplean habitualmente al abordar el tema que nos ocupa:
Barrera cognitiva: aquel elemento que dificulta o impide el uso del espacio de forma autónoma y segura. Una de las principales barreras cognitivas para la orientación es el llamado efecto laberinto característico de los espacios que resultan confusos. Facilitador cognitivo: por su parte, es el elemento que proporciona apoyo para el uso del espacio con autonomía y seguridad.
Diseño universal: es la acción por la que los elementos son creados para ser utilizados por todas las personas sin que sea precisa su adaptación ni un diseño especializado.
Tecnología de apoyo: son el conjunto de productos que han sido creados para proporcionar asistencia, favorecer la adaptación y la rehabilitación de personas con discapacidades, como los sistemas aumentativos y alternativos de comunicación. Estos a su vez son aquellas formas de transmitir información, diferentes al habla, que son empleadas con el objetivo de aumentar (aumentativos) y/o compensar (alternativos) las dificultades para comunicarse.
Como se ha señalado, uno de los ámbitos en los que debemos promover e implementar la accesibilidad cognitiva es la gerontología, especialmente en el terreno residencial. Las peculiaridades del funcionamiento cognitivo del colectivo de las personas mayores, requieren diseños que permitan el uso del espacio, de los objetos, etc. para desenvolverse con autonomía, seguridad, favorecer su participación y convivencia en la comunidad, es decir, su integración psicosocial y en última instancia, promover su calidad vida. Estas son algunas propuestas a las que se deberá atender en los centros gerontológicos:
- Debería facilitarse la identificación de las diferentes salas del edificio de tal forma que se les posibilite a los usuarios y a los residentes prever qué actividad se realiza detrás de cada puerta y qué profesional les atenderá.
- Deberían utilizarse carteles informativos suficientes, ubicados correctamente (por ejemplo, altura) y con características físicas adecuadas (tamaño, color, terminología empleada, etc.) que posibiliten su uso de forma eficaz.
- En los ascensores, los botones deberían proporcionar el suficiente contraste de colores para que los números y símbolos sean distinguibles por los usuarios y residentes.
- Los profesionales deberían ser fácilmente distinguibles según su departamento con la utilización de uniformes de diferentes colores representativos.
- Debería procurarse que los recursos disponibles en las zonas comunes puedan ser utilizados por todos los usuarios y residentes. Por ejemplo, los libros de la biblioteca no sólo deberían proporcionar una letra con un tamaño y tipografía adecuados, si no que también utilizar enunciados sencillos y una terminología de uso común entre el colectivo de las personas mayores, muchos de los cuales son además analfabetos.
Sin duda, y afortunadamente, la accesibilidad cognitiva es una materia actualmente en auge y está siendo tema central de cada vez más publicaciones. Para los interesados en ampliar conocimientos, proporcionamos una recopilación de recursos:
“Tecnología de apoyo y accesibilidad cognitiva: de la autonomía a la participación” CEAPAT –IMSERSO: www.ceapat.es/InterPresent1/groups/imserso/documents/binario/accesicognitiva.pdf
“Accesibilidad cognitiva” Colección 12 retos, 12 meses.CEAPAT-IMSERSO: www.ceapat.es/interpresent3/groups/imserso/documents/binario/reto_diez_acc_cog.pdf
“Modelo para diseñar espacios accesibles. Espectro cognitivo” Colección democratizando la accesibilidad Vol 6. La ciudad accesible: https://afanias.org/wp-content/uploads/2016/08/LIBRO-1.-espacios_accesibles_brusilovsky.pdf
“Accesibilidad cognitiva: modelo para diseñar espacios accesibles.” Colección democratizando la accesibilidad Vol 6. La ciudad accesible: https://afanias.org/wp-content/uploads/2016/08/LIBRO-2.-Accesibilidad_cognitiva.modelopaea-disen%CC%83ar-pdf.pdf
“Valoración de la accesibilidad cognitiva:claves científicas para favorecer el rol del evaluador con diversidad funcional” Colección democratizando la accesibilidad Vol. 10. La ciudad accesible: https://drive.google.com/file/d/0B3iK0itdBx97WWh0UDRKc01oVDA/view
“Innovaciones accesibilidad cognitiva: entornos urbanos que hablan a las personas.” Colección democratizando la accesibilidad. Vol 11. Ciudad accesible: https://afanias.org/wp-content/uploads/2016/08/Innovaciones-en-Accesibilidad-Cognitiva_Volumen-11.pdf
Sobre la autora: Ana Mª González Jiménez
Ana Mª González Jiménez es psicóloga y actualmente desempeña el cargo de Presidenta de la Asociación Española de Psicogerontología (AEPG). Es Máster en Psicogerontología por la Universidad de Salamanca y Máster en Neuropsicología Clínica por la Universidad Pablo Olavide de Sevilla.
Ha desempeñado su labor en varias residencias y centros de día para personas mayores y en centros de rehabilitación de daño cerebral. Recientemente se ha unido a la Asociación para la Protección de Enfermos de Terapias Pseudocientíficas (APETP).
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