La población de edad avanzada ha ido creciendo en los últimos años y son los que más utilizan servicios sanitarios. Los hábitos saludables se asocian a disminuciones en el padecimiento de enfermedades y mortalidad, pero no se ha estudiado aún el impacto combinado de hábitos saludables en la utilización de servicios sanitarios por parte de las personas mayores.
Un reciente estudio ha analizado el efecto de la combinación de 5 a 6 hábitos saludables en la utilización de varios servicios sanitarios en personas mayores en España. El resultado es que, independientemente de otros factores sociodemográficos, estilos de vida y enfermedades crónicas, esta combinación se asocia con una disminución a la mitad del riesgo de polifarmacia, visitas frecuentes al médico de atención primaria y hospitalización.

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La práctica de hábitos saludables disminuye considerablemente el riesgo de polifarmacia, de visitas frecuentes a la atención primaria y de hospitalización

 
Este trabajo, llevado a cabo por investigadores del CIBERESP del grupo que lidera Fernando Rodríguez Artalejo en la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), con ayuda del Fondo de Investigación Sanitaria del Instituto de Salud Carlos III y fondos Europeos FEDER/FSE, analizó como hábitos saludables nunca haber fumado, ser físicamente activo, seguir una dieta mediterránea, dormir 7-8 horas al día, estar sentado menos de 8 horas al día y no vivir solo.
“Realizar un trabajo como este era potencialmente relevante a priori porque la adherencia a los hábitos saludables en las personas mayores es baja. Además, porque mejores estados de salud se han asociado a menores gastos sanitarios e intervenir sobre varios hábitos podría ser más eficaz que sobre algunos aislados”, afirma José Ramón Banegas, director del trabajo e investigador del departamento de Medicina Preventiva y Salud Pública de la UAM.  
Los resultados, publicados en el American Journal of Preventive Medicine, tienen una potencial relevancia clínica y de salud pública en la disminución de los crecientes gastos sanitarios asociados al uso epidémico de los servicios sanitarios en las personas mayores. Por ello, centrar estrategias de salud pública en la promoción de hábitos saludables podría reducir los gastos sanitarios evitables o disminuibles asociados a un uso excesivo de los servicios sanitarios.

Para la realización de esta investigación, los expertos reclutaron entre los años 2008 y 2010 una cohorte de 2.519 personas mayores de 60 años, basada en el estudio ENRICA (Estudio de Nutrición y Riesgo Cardiovascular en España), representativo de la población mayor española.

Los participantes fueron seguidos hasta 2012-2013 con el objetivo de obtener información sobre la utilización de servicios sanitarios. Los servicios sanitarios por los que se les preguntó fueron polifarmacia (tomar más de 5 medicamentos al día), visitas frecuentes al médico de atención primaria (1 vez al mes o más) o al especialista (más de 1 vez al año), o haber estado hospitalizado al menos 1 vez en el último año.
Excepto en lo relativo a las visitas al especialista, los investigadores observaron una reducción significativa en la utilización de servicios sanitarios con el aumento del número de hábitos saludables“Por cada hábito saludable adicional, disminuía un 18% el riesgo de polifarmacia; un 13% el riesgo de acudir frecuentemente a la atención primaria, y  un 15% el riesgo de ser hospitalizado al menos una vez al año”, destaca José Ramón Banegas.
En este sentido, Ana Hernández-Aceituno, primera firmante del trabajo, recalca que «en otros términos, comparados con los participantes que no cumplían ningún hábito saludable o solo uno, aquellos que cumplían 5 o 6 tuvieron la mitad de riesgo de polifarmacia, de visitas frecuentes a la atención primaria y de hospitalización”.
Estos resultados son especialmente relevantes teniendo en cuenta que, por ejemplo, la polifarmacia afecta al 36% de las personas de este estudio y aumenta el riesgo de tomar de manera inadecuada los medicamentos o de tener una menor adherencia al tratamiento.
Asimismo, la disminución de las visitas de atención primaria y las hospitalizaciones asociadas con un estilo de vida saludable podría conducir a una mejor atención debido a la menor carga de trabajo, listas de espera más cortas y una reducción de las complicaciones que conlleva la hospitalización.