El servicio de teleasistencia del Ayuntamiento de Madrid ha puesto en marcha talleres para cuidadores no profesionales con sobrecarga. Esta actividad es llevada a cabo por dos psicólogas de Ilunion Sociosanitario (empresa que gestiona el servicio de teleasistencia domiciliaria en varios distritos del Ayuntamiento de Madrid) y tienen como objetivo mostrar estrategias para que la experiencia de cuidar a un familiar les resulte más llevadera y no suponga un desgaste personal.

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El taller de “Sobrecarga del cuidador” proporciona herramientas para potenciar la resiliencia ante el deterioro de su ser querido

 
El taller de “Sobrecarga del cuidador” proporciona a los cuidadores distintas herramientas para potenciar la resiliencia ante el deterioro de su ser querido, empezando por conocer y entender la enfermedad lo máximo posible, manejar el lenguaje y controlar las reacciones, como la impaciencia o pensar que su familiar incordia adrede.
Una de las sesiones de este taller finaliza con la psicóloga Ana Colom pinchando en el ‘play’ del monitor de su ordenador portátil y la voz de Carlos Gardel inunda la sala con su “yo adivino el parpadeo de las luces que a lo lejos van marcando mi retorno”. Mientras la escucha con los ojos cerrados, José, de 87 años, sonríe, por eso ha elegido esta canción, “Volver”, de uno de sus cantantes favoritos, porque le hace sonreír y le transmite sentimientos positivos. José es una de las personas que ha decidido participar en este taller.
La canción es el colofón de las sesiones, antes han aprendido una técnica de relajación mediante respiración diafragmática que deberán practicar en casa. Cada día, uno seleccionará una canción que todos escucharán y después explicará el porqué de su elección, como ha hecho José, quien decidió participar en este taller porque su mujer, con la que lleva casado 59 años, está enferma. Según datos de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología (SEGG), el 89% de los cuidadores de personas dependientes son mujeres, de entre 30 y 60 años; el 11% restante son hombres de entre 21 y 30 años, y entre 61 y más de 80 años.

Saber reaccionar sin desgaste emocional

A lo largo de las diez sesiones que componen este taller, que finalizarán el 30 de mayo, los participantes aprenden a que el cuidado de sus familiares no les suponga un desgaste personal. Y es que eso es lo que varios de ellos transmiten en sus intervenciones, desgaste y estrés. “La presión a la que la que la persona cuidadora está sometida hace que nos olvidemos de que quien está hablando o reaccionando no es nuestro familiar, sino la enfermedad, señala Ana Colom, que en esta sesión les explica en qué consisten la demencia y otras patologías neurodegenerativas, cómo se manifiestan, cómo evolucionan y cómo afrontar cada una de las fases. Esta psicóloga asegura que cuanta más información tengan las personas cuidadoras, mejor entenderán la enfermedad de su familiar y mejor podrán reaccionar sin desgastarse emocionalmente.
Las alucinaciones y los delirios son propias de las demencias pero, según la patología de la que se trate, aparecen en fases distintas. Así, en la demencia por Cuerpos de Lewy se presentan al inicio, pero en el Alzheimer, por ejemplo, aparecen en una fase intermedia, explica Ana Colom a los asistentes. “Mi padre cree que la televisión le habla a él”, le señala una de las participantes. “El mío dice que habla con mi madre, que ya murió hace tiempo”, agrega otra de las mujeres, no sin tristeza.

Ser felices sin sentirse culpables

Estas sesiones son una aportación más a los programas que apoyan a las personas cuidadoras, tales como «Respiro familiar de fin de semana» o «Cuidar a quienes cuidan» (de carácter psicoterapeútico, educativo y de fomento de los grupos de autoayuda) de la Dirección General de Personas Mayores y Servicios Sociales del Ayuntamiento de Madrid.
A lo largo de la hora y media que dura la sesión, la psicóloga Ana Colom va desgranando consejos según le van planteando situaciones. Una de las estrategias que les recomienda a los cuidadores por ejemplo es buscar pequeños momentos de felicidad, ya sea una onza de chocolate, una ducha de agua caliente, una canción”, que les permita mimarse por unos minutos sin ningún tipo de remordimiento.
El objetivo de estas asesiones es que los participantes aprendan la importancia de tener espacio y tiempo para sí mismos, porque eso repercute positivamente en su propio bienestar y, por tanto, en el de las personas que atienden. “El denominador común de las personas que asisten a este taller es que están sobrecargadas por la persona a la que cuidan, explica Ana Colom. En este sentido, en las sesiones también realizarán dinámicas grupales para reconocer las señales que alertan de un estado de estrés y aprender a afrontarlo para que no derive en una situación indeseable.

Apoyo y desahogo

Aunque estas sesiones están diseñadas para que los cuidadores adquieran habilidades y herramientas para sobrellevar la situación, como, por ejemplo, la asertividad para pedir ayudar o decir no sin sentirse culpables, lo cierto es que también les sirve de terapia de grupo, como atestigua Ascensión. “El taller te aporta información, que es muy valiosa y también saber que, al final de esto, vas a encontrar algo de tranquilidad, de autoestima, porque cuando estás con este tipo de cosas te olvidas de ti”, señala.

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El compartir los sentimientos con otras personas que están en su misma situación sirve como terapia de grupo para los cuidadores no profesionales

“Esto te ayuda por lo menos a levantar un poquito el vuelo y hacer tus cosas, porque es que te abandonas completamente, físicamente, las relaciones, ni amigos, ni familia ni nada, es dedicación completa, día y noche, y esto te da un pequeñito escape, hablas con la gente, ves que hay otras personas como tú, encuentras un apoyo que en tu día a día no encuentras y, entonces, la mochila que llevas a tus espaldas ya no pesa tanto, añade Ascensión.
Y es que las sesiones también sirven como desahogo, apunta Ana Colom, quien explica que, durante las mismas, los participantes siempre comentan una situación que les ha venido a la cabeza o preguntan dudas que les asaltan en ese momento, y se apoyan entre ellos.
“Les sirve para salir del aislamiento social en el que se encuentran, porque están 24 horas cuidando a su familiar, y crean entre ellos una red social, porque cuando ves que alguien está pasando por lo mismo que tú, te sientes identificado, te sientes cómodo y te integras dentro del grupo”, explica esta experta. De esta forma, este tipo de talleres impartidos por Ilunion Sociosanitario sirven de apoyo a personas como José, Ascensión o Gloria, que, de forma diaria y continuada, cuidan de sus mayores o familiares dependientes.
Al finalizar las 10 sesiones, todos ellos habrán aprendido a detectar las señales de sobrecarga, como el cansancio, la falta de apetito, el abandono físico, la soledad o los sentimientos de culpabilidad, a pedir ayudar y a adquirir rutinas, como vigilar el descanso, respetar las horas de comida, ser conscientes de sus límites y hacer cosas que les gusten sin tener remordimientos.