/p>>Un artículo del  Dr. José Luis Ortega Gordillo,
Médico Cirujano Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM)
Posgrado en Mercadotecnia (ITAM) y Derecho Sanitario (UNEVE)

La deteriorada sociedad actual, caracterizada por actos mezquinos e inhumanos, ha olvidado a los constructores del presente, quienes tenían un lugar en el mundo, los ancianos; personajes míticos de las distintas culturas, padres, abuelos, hermanos que han acumulado años de experiencia y son depositarios de la verdadera historia de sus comunidades, antes respetados, valorados, atesorados y hoy… casi olvidados.
Sin embargo, la resistencia natural de la humanidad se enfrenta de maneras diversas contra el retiro, a veces obligado y prematuro, en otras obligado por el sistema político-económico, pero indudablemente, siempre injusta.

Los ancianos acumulan años de experiencia y son depositarios de la verdadera historia de sus comunidades

 
La vejez, más que la obsolescencia, representan el mayor de los temores de los hombres y mujeres que se esconden tras los tintes, aceites y terapias antienvejecimiento, la alternativa para sobrevivir activamente… hasta que te delata la edad. Sin embargo, la resistencia al retiro se llena de opciones que van del subempleo al trabajo informal e, incluso, a desempeñar actividades alternativas desde cuidador de niños, empacador en supermercados, “deportista ecologista” colector de PET y latas en la vía pública (antes pepenador ) y un sin fin de actividades.
El pilar que permitió estabilidad económica durante varios siglos, fueron los oficios, caracterizados por los talleres y en ellos se formaron los maestros que dieron origen a las actuales carreras técnicas y universitarias, mezclando la experiencia con la educación basada en principios, valores y fundamentos científicos, de todo lo anterior solamente son los fundamentos teóricos los sobrevivientes, y con eso poco se puede hacer y todo lo demás se deteriora, incluyendo el entramado social que hoy está en crisis.
No somos dueños del mundo, ni reyes, ni dioses, y la temporalidad nos acecha a todos, es por ello que no basta señalar el derroche de experiencia que enfrentamos como humanidad, debemos proponer alternativas para evitar esta progresiva condición que se recrudecerá en los años por venir, dada la mayor esperanza de vida y el incremento de la población senescente en la comunidad global.
Desarrollemos proyectos de intervención que permitan mantener activos a los individuos, sin detrimento de su acumulo de años y la disponibilidad física de horarios flexibles o jornadas individualizadas; conjuguemos la experiencia con los avances tecnológicos y la curiosidad de las nuevas generaciones, seguramente se fortalecerán la sociedad y será un repunte en la calidad de vida de los que han construido el mundo que hoy habitamos todos.
joseluisortegagordillo@nullgmail.com