Es necesario un abordaje terapéutico multidisciplinar que contemple, tanto la nutrición clínica como el ejercicio físico, para paliar la pérdida de masa muscular que afecta a las personas con enfermedad renal crónica (ERC), tal y como se puso de manifiesto en la jornada “Nutrición y ejercicio físico en el paciente con ERC”, organizada por Nutricia Advanced Medical Nutrition.

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La pérdida de  masa muscular asociada a la enfermedad renal crónica se puede paliar o contrarrestar a través de nutrición clínica y ejercicio físico

 
El músculo es uno de los mayores afectados por la enfermedad renal crónica, ya que como consecuencia de la misma, se acumulan toxinas urémicas que provocan procesos catabólicos. En este contexto, el organismo de los pacientes recurre a sus propios tejidos, consumiendo de esta manera el músculo y acabando, poco a poco, con la masa muscular.
Adicionalmente, factores como la edad del paciente, sus comorbilidades o un estilo de vida sedentario influyen en la pérdida del tejido muscular. Factores que se agravan tienen en cuenta la prevalencia de esta enfermedad en mayores de 65 años que afecta a una de cada cuatro personas. Se trata de un proceso inexorable de difícil prevención que se puede paliar o contrarrestar a través de nutrición clínica y ejercicio físico.
Existen múltiples estudios observacionales que relacionan la pérdida de la masa y fuerza muscular en ERC con un aumento del riesgo de hospitalización, de padecer un infarto o, incluso, de fallecer. Este paciente es tan complejo que en la clínica tendemos a priorizar únicamente los riesgos metabólicos a corto plazo. Es importante centrarnos también en aspectos nutricionales y en programas de ejercicio físico que puedan beneficiar al paciente”, advierte el Dr. Juan Jesús Carrero del Departamento de Epidemiología Médica y Bioestadística del Instituto Karolinska de Estocolmo y ponente de esta jornada.

La importancia del ejercicio físico

Estudios recientes resaltan la importancia del ejercicio físico en los pacientes renales, mostrando efectos beneficiosos tanto a nivel fisiológico (incrementando su fuerza muscular), funcional (preservando su autonomía y dependencia), como psicológico (mejorando la sintomatología depresiva y la calidad de vida relacionada con la salud).

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Es recomendable el paseo diario, de al menos 30 minutos

“La actividad física de los pacientes con ERC debería incluir desde el paseo diario en una o varias sesiones de, al menos, 30 minutos de duración, hasta ejercicios aeróbicos, los cuales, aislados o combinados con ejercicio de fuerza, mejoran la calidad de vida, la capacidad funcional del sujeto, así como la fuerza de los miembros inferiores”, asegura el Dr. Vicent Esteve Simó, médico adjunto de Nefrología del Hospital de Terrasa.
En palabras del Dr. Carrero, fortalecer el músculo implica tratar la causa subyacente. En este sentido, es necesario un abordaje terapéutico multidisciplinar que contemple tanto la nutrición clínica como el ejercicio físico. Este último reduce los síntomas inflamatorios, mejora la calidad de vida del paciente y aumenta el rendimiento físico, así como el síndrome de fragilidad o dependencia. Sin embargo, solo serán mejoras a corto plazo si no controlamos a los culpables del proceso de afectación muscular, la inflamación sistémica y la acidosis metabólica a través de la nutrición”.

La desnutrición afecta a la mitad de los pacientes con ERC

En esta jornada organizada por Nutricia también se incidió en que distintos estudios cifran en un 50% la desnutrición en los pacientes con enfermedad renal crónica. En pacientes hospitalizados, un estado nutricional deficiente retrasa la recuperación, prolonga la estancia hospitalaria, incrementa la tasa de infecciones y de reingresos y, aumenta la dependencia al alta.
Por ello, las recomendaciones de las guías de prevención y manejo de la desnutrición hospitalaria pueden ser muy útiles en los pacientes con ERC hospitalizados, puesto que incluyen el uso de suplementos nutricionales para mejorar su estado nutricional.
La desnutrición en el paciente de ERC afecta de manera directa a la calidad de vida del paciente, es un factor de riesgo para la inflamación y puede llegar a consolidar la pérdida de masa magra, favoreciendo la sarcopenia. Por ello, es fundamental introducir la monitorización del estado nutricional dentro del cuidado integral del paciente renal”, comenta la Dra. Guillermina Barril, jefa de sección de Nefrología del Hospital Universitario de la Princesa.