/p>La resonancia magnética por la imagen ofrece un gran potencial para detectar deficiencias en la conectividad cerebral antes de que aparezcan los primeros síntomas de la enfermedad de Alzheimer, tal y como pone de relieve un estudio del IDIBAPS – Institut d’investigacions Biomèdiques August Pi i Sunyer.
Los investigadores de este centro han realizado estudios en modelos animales con un aparato de resonancia de 7 Teslas, mucho más potente que los normalmente que se utilizan para pacientes, que son de 1.5T o 3T. El estudio lo ha coordinado Guadalupe Soria, investigadora responsable de la Unidad de Imagen por Resonancia Magnética Experimental 7T del IDIBAPS, y la primera autora de la publicación es Emma Muñoz-Moreno, investigadora de la misma Unidad.
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La resonancia magnética por la imagen ofrece un gran potencial para detectar deficiencias en la conectividad cerebral antes de que aparezcan los primeros síntomas del Alzheimer

Los modelos animales en la enfermedad de Alzheimer son clave para entender la progresión de la enfermedad y desarrollar marcadores que permitan su detección precoz. Esta enfermedad también se ha definido como un síndrome de desconexión y es por este motivo que la medida de la conectividad cerebral por resonancia magnética (conectómica) puede permitir caracterizar alteraciones de las redes de conexiones del cerebro asociadas a la enfermedad, aseguran los autores de este estudio, financiado en parte con un proyecto financiado por la Marató de TV3.
En este artículo en concreto, publicado en Alzheimer’s Research & Therapy, se estudió un modelo de rata transgénica que desarrolla la enfermedad de Alzheimer de forma progresiva con la edad y se comparó con animales control. Se analizó tanto el comportamiento como la conectividad cerebral en un período, a los 5 meses de edad, en el que todavía no hay neurodegeneración ni han aparecido las características placas de β-amiloide.
Las capacidades cognitivas y funcionales se estudiaron mediante un test conductual precedido de una etapa de entrenamiento en la que el animal aprendía a realizar una determinada tarea. Después del test se hacía la resonancia magnética con un equipo de 7 Teslas y las imágenes se procesaron para obtener un mapa de la conectividad estructural y funcional del cerebro.
Los resultados demuestran que en los animales transgénicos había un retraso en la capacidad de aprendizaje. Los investigadores observaron que, a nivel global, había una organización de las redes estructurales del cerebro menos eficiente pero que la funcionalidad no se veía afectada, es decir, todavía estaba preservada. “Sí observamos que había determinadas regiones del cerebro con diferencias a nivel estructural y funcional, como son las zonas relacionadas con los procesos de memoria y recompensa, que se sabe que también están alteradas en pacientes con la enfermedad“, destaca Guadalupe Soria.
Este estudio demuestra que hay deficiencias a nivel neurocognitivo y de conectividad cerebral en ratas que desarrollan la enfermedad de Alzheimer en fases muy tempranas, cuando aún no han aparecido los síntomas característicos de la enfermedad”, señala la Dra. Soria, para quién “el trabajo muestra el potencial de la connectómica basada en la resonancia magnética como biomarcador temprano en esta enfermedad“, concluye.