/p>Con la llegada de las altas temperaturas propias del verano es imprescindible adaptar los hábitos alimenticios de los mayores, optando por alimentos de fácil asimilación y con alto contenido en agua para compensar la pérdida de líquido del organismo.
Tal y como apunta el doctor David Curto, jefe de gestión asistencial de Sanitas Residencial, es recomendable el consumo de alimentos de temporada, ya que son más fáciles de asimilar por el cuerpo y aportan un mayor número de nutrientes, vitaminas y minerales adecuados para la época del año actual.
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Con el calor los mayores deben ingerir más alimentos ricos en agua como frutas y verduras

Las frutas y verduras, que tienen un elevado contenido de agua y otros nutrientes esenciales para nuestro organismo, sacian el hambre y la sed de una forma apetitosa, y contribuyen a mantener la piel nutrida e hidratada contra la exposición solar.
“En verano, con el calor, se necesitan alimentos más ricos en agua como la sandía, que además es un alimento blando, y en betacarotenos para proteger nuestra piel, como la calabaza, el melón, la zanahoria y el mango”, explica este experto.
Además, el doctor Curto destaca que “es importante evitar los alimentos muy grasos y aquellos que habitualmente se consumen a temperaturas elevadas, como guisos o caldos, ya que conllevan periodos de digestión más prolongados y por tanto pueden interferir más con actividades de playa o aire libre”.
Para una correcta alimentación también es fundamental aumentar el consumo de líquidos, tanto en las comidas como fuera de ellas, ya que el cuerpo necesita eliminar calor por medio de la transpiración, para regular la temperatura corporal y mantener el organismo hidratado. De esta manera se evitan golpes de calor, desmayos y mareos, por lo que se recomienda que las personas mayores ingieran al menos dos litros de agua al día, de manera continuada, habitual y sin esperar a tener sed.
Distribuir los alimentos en cuatro comidas diarias principales, (desayuno, comida, merienda y cena) y dos complementarias (media mañana y media tarde), favorece además el buen funcionamiento del organismo.
Aunque el aporte energético no debe variar, entre 1800-2000 kcal/día, es importante adoptar una dieta acorde al número de calorías a gastar en el caso de que se incremente la actividad física.