Publicamos un nuevo artículo sobre nutrición y personas mayores extraído de la Guía de Alimentación para Personas Mayores, editada por el Instituto Danone. En esta ocasión, las Dietistas-Nutricionistas Laura Padró Massaguer y Pilar Cervera Ral abordan las recomendaciones alimentarias para las personas mayores
Recomendaciones alimentarias
Laura Padró Massaguer y Pilar Cervera Ral

La necesidad de nutrirse se considera como una de las necesidades básicas para la supervivencia. Cubrir esta necesidad mediante una alimentación equilibrada ayuda a mantener un buen nivel de salud. Un estado nutricional óptimo se relaciona positivamente con la respuesta del organismo a una eventual agresión.
Los hábitos alimentarios dependen de múltiples factores tanto culturales, sociales, religiosos como económicos y se relaciona con la actitud del individuo respecto al grado de motivación que tiene para cuidarse.
Este aspecto tiene especial importancia cuando se trata de personas mayores donde a los cambios producidos por el propio envejecimiento se unen los cambios del núcleo familiar, las modificaciones del rol social, los económicos, las discapacidades y/o las enfermedades. La suma de los cambios fisiológicos propios del proceso del envejecimiento y los producidos en el entorno pueden comportan riesgo de malnutrición para este grupo de edad.
La forma fisiológica de nutrirnos es mediante los alimentos, siguiendo una alimentación suficiente, variada y equilibrada, en la que estén presentes todos los grupos de alimentos y procurando que el contenido energético no sea inferior a 1.700-1.800 kcal/día, que, en general, pueden cubrir las necesidades nutricionales.
Los cálculos de menús variados y técnicamente equilibrados demuestran que los contenidos energéticos bajos no cubren las ingestas recomendadas en muchos nutrientes, en especial en nutrientes no energéticos, por lo que se recomienda evitar este tipo de pautas aun en los casos en que se desee una disminución del peso. Valores energéticos por debajo de las 1.600 kcal, son incompatibles con un suficiente aporte de nutrientes debiendo en estos casos compensarlos farmacológicamente.
A menudo, la alimentación de las personas mayores no es suficiente, variada ni equilibrada, ya sea por hábitos alimentarios inadecuados, depresión, anorexia, falta de recursos económicos, discapacidades físicas o mentales, lo que tiene como consecuencia un estado nutricional deficiente.
El proceso del envejecimiento comporta múltiples cambios físicos que junto con los cambios económicos y sociales deben ser considerados para adecuar las propuestas alimentarias a las diversas y complejas situaciones individuales.

Raciones diarias recomendadas

Una forma práctica de garantizar una alimentación saludable consiste en establecer un determinado número de RACIONES que cubrir de cada grupo de alimentos, tal como lo recomienda la Pirámide de la SENC y las cantidades por ración.
 

Cantidad aproximada por ración y número de raciones por grupos de alimentos que se deben aportar diariamente para conseguir una alimentación saludable para personas mayores

geriatricarea Recomendaciones alimentarias raciones

La cantidad de alimento que contiene una RACIÓN es la que debe constituir un plato o medida casera habitual del mismo. Por ejemplo, una ración de lácteos corresponde a 200 cc. de leche (1 vaso), o a cantidades equivalentes de alimentos del mismo grupo.

geriatricarea Recomendaciones alimentarias Cantidad de raciones diarias
Tabla I. Cantidad de raciones diarias recomendadas de alimentos y agua en la alimentación de las personas mayores

En este sentido, la Tabla I indica el número de raciones de alimentos y de agua que debe incluir la alimentación saludable de las personas mayores.

Distribución energética en las distintas comidas del día

Para conseguir una alimentación saludable o equilibrada no es suficiente con la cobertura del número de raciones recomendadas para cada grupo de alimentos. También es muy importante la distribución de estos a lo largo del día en las diferentes comidas; conviene comer de manera frecuente y no incluir gran cantidad de alimentos en ellas. De esta forma se facilita el proceso digestivo.
En este sentido, se aconseja realizar un mínimo de tres comidas completas al día (desayuno, almuerzo, cena y colaciones optativas dependiendo de los horarios).

geriatricarea Recomendaciones alimentarias Distribución energética
Tabla II. Distribución energética recomendada de la alimentación diaria

El desayuno, si se desea, se puede repartir en dos tomas. También de manera opcional, se puede hacer una merienda y algunas personas pueden admitir incluso una pequeña recena.
En la tabla II se propone un reparto energético respecto al total de la alimentación diaria.
Repartir los alimentos en diversas comidas tiene la ventaja que disminuye el hábito de “picar” y, además, de esta forma se reduce la sensación exagerada de hambre que se da cuando se está muchas horas sin comer, cosa que se manifiesta frecuentemente con una ingesta elevada de alimentos. Asimismo, para las personas mayores con poco apetito, el hecho de ver poca cantidad de alimentos y con intervalos regulares, hace que los acepten mejor que si se ofrecen más espaciados y en mayor cantidad.
Conviene dejar pasar un mínimo de tres horas entre comida y comida para favorecer la digestión y asimilación de nutrientes.

Esquema diario de Alimentación saludable para los mayores

Desayuno

– LÁCTEO: leche semidesnatada o desnatada (si no existe un trastorno lipídico importante, mejor inclinarse por la leche semidesnatada) o yogur o queso
– FARINÁCEO: pan, cereales o bollería no grasa
– Alternando con jamón cocido o curado, aceite, mermelada o confitura o membrillo
– FRUTA: una pieza de fruta fresca, compota o un zumo pequeño

Media mañana

– Una infusión (variada) o algún líquido o fruta

Almuerzo

– FARINÁCEO: pasta, arroz o legumbre (adecuar la textura de estos platos a las posibilidades de masticación, al igual que las carnes)

– HORTALIZAS: crudas o cocidas (plato o guarnición)
– ALIMENTO PROTEICO: carne (poco grasa) o pescado (blanco o azul)
– FRUTA: cruda o cocida (al horno, conservada al natural o en almíbar)
– PAN (opcional)

Merienda

– LÁCTEO: yogur o leche (poco azucarado o con un poco de miel), o zumo o infusión
– FARINÁCEO: galletas, tostadas, bollos o bizcochos…

Cena

– FARINÁCEO-HORTALIZAS: sopa, pasta, verduras o patata y verduras
– ALIMENTO PROTEICO: pescado, queso o huevo (los huevos completos deben limitarse a 2-4 semanales. No obstante, se pueden utilizar claras para hacer tortillas con queso o atún, por ejemplo, o en forma de postre tipo merengue, ya que la restricción acostumbra a estar relacionada con el contenido lipídico de este alimento y toda la grasa se halla en la yema)
– FRUTA: una pieza de fruta de temporada o un pequeño zumo sin azucarar (si ya se ha tomado a media mañana, no es preciso en la cena)
– PAN (opcional)

Al acostarse

– LÍQUIDO: leche caliente o una infusión
– FARINÁCEO (según horario)