Consciente de que existe un desconocimiento generalizado de hasta qué punto el diseño de la vivienda determina la calidad de vida en la vejez y en qué medida afecta tanto a la capacidad de las personas para desarrollar su actividad de modo independiente como al mantenimiento de las relaciones sociales, el Área de Arquitectura y Accesibilidad del Ceapat-Imserso ha elaborado el documento Análisis de encuesta sobre vivienda a personas mayores que recoge los datos recogidos a través de cuestionarios respondidos por personas mayores sobre la propia vivienda.

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Las viviendas accesibles poseen características que permiten a sus ocupantes el desempeño autónomo de sus actividades de la vida diaria con independencia de sus capacidades funcionales

Los resultados obtenidos ponen de manifiesto la existencia de dos problemáticas distintas: una la derivada del nivel de accesibilidad del entorno construido en el que habitan, y otra que se deriva de su situación social, pues sus demandas vienen determinadas por factores muy diversos como lo son su situación familiar y afectiva, su nivel de ingresos, su capacidad funcional, su nivel cultural e intelectual y las características de su entorno.

Y es que si la vivienda no es adecuada acaba por constituirse en un factor agravante de la fragilidad, incrementando la exclusión e incrementando los niveles de dependencia. Además, las personas mayores no siempre pueden confiar en la proximidad sus hijos o familiares allegados para compensar la falta de adecuación de sus hogares.

A la luz de los resultados de este informe, desde el Ceapat enumeran una serie de propuestas y reflexiones que sirvan como aportación al debate colectivo sobre el envejecimiento y su relación con la vivienda:

1. Mejorar la sensibilización a nivel nacional de las personas mayores, cuidadores, profesionales y responsables políticos en la toma de decisión sobre la importancia de la accesibilidad de la vivienda. Para llevar esta recomendación a cabo es preciso reducir la dispersión de la información actualmente existente y mejorar la comunicación adaptándola a la diversidad de interesados. Informar sobre el proceso y la secuencia de los pasos a seguir, los medios técnicos y las fuentes de financiación de las evaluaciones, proyectos y obras de adaptación.

2. Para hacer operativo el apartado anterior, se propone elaborar una guía tanto para usuarios como para profesionales cuyo objetivo sea crear conciencia de la necesidad de adaptar la vivienda de acuerdo a las necesidades actuales y previendo las futuras, una guía que debería contar con una información estructurada y sencilla de cómo proceder tanto en la realización del proceso como en la eventual obtención de ayudas.

La guía debería abordar el modo de concebir el proyecto, a quién dirigirse, qué profesionales están involucrados en la adaptación, qué ayudas financieras están disponibles y como acceder a ellas, cuáles serían las prioridades de actuación y el modo de identificar las necesidades y cuáles serían las necesidades técnicas que deberían atenderse.

3. Habilitar generosas ayudas públicas para la mejora de la accesibilidad y también para el mantenimiento de las viviendas. Las inversiones en la mejora de la accesibilidad y la seguridad de las personas mayores redundan en un menor costo social y un mayor nivel de satisfacción de todas las personas, pues, en mayor o menor medida, todos formamos parte de esta estructura social a la que estamos inexorablemente vinculados por lazos familiares, personales o por ser parte directamente involucrada.

4. Acompañamiento de la Administración a las personas mayores en el proceso de adaptación y homogeneización en el diagnóstico de las viviendas y sus ocupantes, especialmente a la hora de acceder a ayudas públicas. Exigiendo un nivel de competencia experta a los profesionales que impida, en la medida de lo posible, evaluaciones erróneas o incompletas. Un error en el diagnóstico supone el condicionamiento y la pérdida sustancial de calidad de vida de los ocupantes.

Cualquier intervención en las viviendas de las personas mayores requiere por parte de los profesionales y oficios intervinientes una elevada formación específica y unas altas dotes empáticas con el usuario que disfrutará (o padecerá) el resultado de su trabajo. Estos profesionales deben ser capaces de transcribir las necesidades recogidas en los proyectos de evaluación.

Es de importancia clave el dominio técnico, especialmente en la intervención en edificios antiguos dado que la mayoría de las personas mayores ocupa viviendas antiguas con unos requerimientos estructurales y de construcción muy singulares.

Por otra parte es fundamental que los participantes en las operaciones de adaptación estén familiarizados con las nuevas tecnologías domóticas y de control de entorno. Favorecer la implementación de soluciones domóticas y de inteligencia ambiental para mejorar, además de la interacción de la persona con el entorno, su seguridad y hacer las viviendas más eficientes energética-mente.

5. Investigar en el diseño de viviendas en relación con el envejecimiento humano, los entornos flexibles y adaptables en el tiempo, las tipologías de construcción actual que deberían revisarse y la normativa que debería re-coger esta contingencia.

6. Promover la igualdad de trato a todas las personas mayores en el propósito de adaptar su vivienda a nivel nacional con independencia de la Comunidad Autónoma en la que residan.

Y para lograr estos objetivos desde el Ceapat se insite que es necesario armonizar las políticas públicas locales en materia de envejecimiento y vivienda con el objetivo puesto en el deseo, manifiestamente mayoritario, de las personas a vivir una vida autónoma y a envejecer activa y dignamente en sus hogares.

Los interesados pueden descargar el Análisis de encuesta sobre vivienda a personas mayores aquí.