Sara Recio Gracia,
Neuropsicóloga y Psicóloga General Sanitaria de Cognitiva Unidad de Memoria Chamartín
y Esther Prieto,
Trabajadora Social de Cognitiva Unidad de Memoria Chamartín
Es ampliamente conocido el término “demencia senil”, el cual proviene del latín, “de + mentis” lejos de la mente; y “senil” que es un adjetivo que hace referencia a la vejez. Si bien la primera delimitación del concepto de “demencia”, aportada por Phillipe Pinel, designaba a una enfermedad que se caracterizaba por la abolición de la facultad de pensamiento, hoy en día, el término ha evolucionado enormemente desde esta definición del siglo XVIII.
Por entonces, la palabra “demencia” hacía referencia a los pacientes recluidos en centros psiquiátricos. No obstante, gracias al avance clínico-patológico de los diferentes tipos de demencias y a las investigaciones sobre la organicidad de los mismos, en los años 60 ya se empezó a utilizar el término “demencia” para hacer referencia solo a los pacientes ancianos con predominio de síntomas cognitivos, desligándose esta denominación de los pacientes con otros trastornos sensoperceptivos y de contenido del pensamiento.
Conforme se ha ido avanzando en el estudio de las enfermedades neuropsicológicas ha sido necesario perfilar unos criterios diagnósticos. El Manual Diagnóstico y Estadístico de las Enfermedades Mentales (DSM) contempla actualmente el trastorno neurocognitivo como un deterioro de las funciones mentales significativo comparado con el nivel de rendimiento previo en una o más áreas (atención, función ejecutiva, memoria, lenguaje, percepción, etc.), interfiriendo estos déficits en el mantenimiento de la autonomía de la persona.
Se estima que la prevalencia mundial de demencias es de 6,1% entre las personas mayores de 65 años, tendiendo a duplicarse esta cifra cada cinco años de vida de una persona, es decir, a mayor edad existe una mayor probabilidad de padecer un trastorno neurocognitivo. Por otro lado, las aportaciones realizadas por varios autores como George Huntington, Arnold Pick, Alois Alzheimer, James Parkinson, entre otros, han permitido señalar la existencia de varios tipos de demencias en función de la etiología y el patrón clínico que presente la persona:
Enfermedad de Alzheimer
Es la principal demencia y la más conocida hoy en día, contabilizándose dentro del 50-75% de los casos. Se caracteriza por una atrofia cerebral progresiva que coexiste con una degeneración neurofibrilar y placas seniles. Igualmente, se produce un deterioro de las funciones cognitivas, con un inicio frecuentemente de un trastorno mnésico, debido a la degeneración de la zona hipocampal. La evolución en cada persona puede ser diferente, aunque en el último estadio el deterioro suele ser multidominio, englobando una alteración de la memoria, función ejecutiva, lenguaje, de las capacidades práxicas y agnósicas, así como una dependencia elevada en la realización de las actividades diarias.
Degeneración del Lóbulo Frontotemporal
Anteriormente conocida como Enfermedad de Pick debido a la presencia, en algunos de los casos, de células aplanadas en los lóbulos frontales y temporales. La sintomatología de este tipo de demencia se caracteriza principalmente por una alteración conductual (desinhibición, rigidez, apatía, etc.) así como un deterioro en la cognición social y en función ejecutiva. Igualmente, pueden existir dificultades en el habla y alteración del movimiento.
Enfermedad por cuerpos de Lewy
Es un tipo de demencia que comparte síntomas con otros patrones de deterioro cognitivo, como el Alzheimer y el Párkinson. Se caracteriza por una alteración fluctuante de las funciones mentales, sobre todo de los niveles atencionales y de alerta. Por otro lado, en el 30% de los casos con este diagnóstico la enfermedad comienza con síntomas de parkinsonismo, como puede ser una postura flexionada, arrastrar los pies en la marcha, rigidez en las extremidades, etc. Igualmente, suelen ser frecuentes la existencia de alucinaciones visuales en este grupo.
Demencia vascular
La causa de este tipo de demencia está relacionada con una enfermedad cerebro-vascular. La demencia vascular supone la segunda causa de demencias, con una prevalencia del 15-30% de los casos. El deterioro a nivel cognitivo suele ser mayor en las áreas de atención compleja y en función ejecutiva (incluyendo velocidad de procesamiento), aunque puede existir alteración de otras funciones cognitivas.
Demencia tipo Parkinson
Este tipo de demencia comienza con un cuadro de trastornos del movimiento y con una bradipsiquia o enlentecimiento cognitivo. No obstante, no todos los enfermos de Parkinson padecen deterioro cognitivo, solo un 20-30% de estos casos cumplen los criterios de demencia. Esta consiste en una alteración a nivel subcortical, alterando las funciones de memoria y función ejecutiva, siendo el grado de deterioro cognitivo menos severo que en los casos anteriormente expuestos.
En todos los casos de los trastornos neurocognitivos anteriormente citados existe un deterioro progresivo de las funciones, por lo que, el objetivo hoy en día es prevenir que exista ese declive cognitivo o que éste sea más lento. Para ello, se recomienda llevar a cabo una combinación del tratamiento farmacológico junto con terapias no farmacológicas. Dentro de estas últimas, la que más apoyo empírico tiene es la estimulación cognitiva, con la cual la persona mantiene su cerebro activo realizando actividades de cálculo, lenguaje, memoria, atención, etc. para que las conexiones cerebrales se fortalezcan y la persona continúe el mayor tiempo posible con su rendimiento cognitivo de forma habitual.
Referencias:
Gil, R. (2007). Neuropsicología. Editorial Masson.
Blessed G, Tomlinson BE, Roth M. (1968) The association between quantitative measures of dementia and of senile change in the cerebral grey matter of elderly subjects. Br J Psychiatr; 114: 797-811.
López-Álvarez, J. Agüera-Ortiz, L. (2015). Nuevos criterios diagnósticos de la demencia y la enfermedad de Alzheimer: una visión desde la psicogeriatría.
Garre Olmo, Jossep (2007). Criterios diagnósticos de demencia: a las puertas del cambio de paradigma. Alzheimer. Real Invest Demencia; 35: 4-11.
Hesse, H. (2009). Prevalence of dementia in general population: a review. Rev. Med. Hondour; 77 (1).
American Psychiatric Association (2015). Diagnostic and statistical manual of mental disorders. 5.ª ed. Washington, DC: American Psychiatric Association.
Niu, H; Álvarez-Álvarez, I. ; Wuillén-Grima, F.; Aguinaga-Ontoso, I. (2017). Prevalence and incidence of Alzheimer’s disease in Europe: A meta-Analysis. Neurología, 32 (8): 523-532