Un artículo de Sara González Blázquez
Directora Médico de Grupo Adavir
En nuestra sociedad es cada vez más frecuente escuchar las palabras “deterioro cognitivo”, hasta el punto de que han llegado a formar parte de nuestro lenguaje cotidiano. Este término designa a la pérdida progresiva de funciones que nos permiten realizar nuestra vida diaria.
Al entrar en la tercera edad aparecen una serie de cambios físicos y psicológicos propios del proceso de envejecimiento, y en numerosas ocasiones estos cambios traen consigo dificultades psíquicas achacadas a la vejez, principalmente la pérdida de memoria inmediata y reciente, la velocidad de respuesta y la plasticidad del pensamiento.
Estos síntomas son cada vez más habituales en una sociedad en la que la población de más de 80 años va en aumento, a pesar de que la gran mayoría se encuentra en excelentes condiciones. Además de la edad como factor predictivo, se han descrito otros muchos factores: biológicos, psicológicos y sociodemográficos que influyen sobre la pérdida de las capacidades en personas mayores:
- Sexo
- Nivel educativo
- Historia familiar
- Participación en actividades sociales
- Carencia de apoyo social
- Disminución del ejercicio físico
- Quejas subjetivas de memoria
- Alteraciones de memoria de trabajo y a largo plazo
- Alteraciones en la lecto-escritura
- Factores de riesgo vascular, sobretodo, HTA y diabetes
- Algunos tipos de fármacos incluidos en el tratamiento
- Alteraciones del sueño
- Depresión
Para determinar las necesidades de cada paciente y establecer un modelo de actuación personalizado, es necesario realizar una buena valoración geriátrica integral multidisciplinar. Gracias a ella podremos fijar sus necesidades y los factores predictivos que le están afectando e instaurar con todo el equipo, médico, enfermería, psicología, fisioterapia, terapia ocupacional, trabajo social y, por supuesto, con el paciente las actividades que permitan llegar lo más cerca posible a los objetivos de bienestar establecidos. Si no fuese posible establecerlos con el paciente debido a su deterioro se hará con sus familiares.
Una vez efectuada la valoración podemos determinar el grado de deterioro cognitivo que presenta el mayor, estableciéndose diferentes grados. Un paciente con deterioro cognitivo leve principalmente presenta problemas de memoria, se queja de no recordar pequeños datos como nombres de personas, problemas para no encontrar determinados objetos y puede compensar estos fallos con notas o agendas. Lo más importante en este grado de deterioro cognitivo es que la persona puede continuar con su vida habitual, pero reforzando las terapias que estimulen su reserva cognitiva.
Para evitar la pérdida de funcionalidad en nuestro cerebro es importante seguir una serie hábitos que nos ayudan a mantener el cerebro de forma saludable. Mantener la mente en forma con actividades sociales tradicionales o con programas de entrenamiento cognitivo; realizar una actividad física regular, aunque sea simplemente caminar; seguir una alimentación saludable, con una dieta rica en frutas y verduras; controlar factores de riesgo cardiovascular, como hipertensión, diabetes o sobrepeso; y mantener un descanso correcto respetando ocho horas de sueño son diversas pautas variadas que ayudan a mantener nuestra mente en un estado óptimo.
Una vez detectados los factores predictivos, es importante modular y tratar al paciente, no solo en nuestro ámbito de edad geriátrica, sino en toda nuestra población de influencia.
Es importante que las personas que sufren deterioro cognitivo cuenten con los recursos necesarios adaptados a su patología. Además, es recomendable delegar los cuidados del mayor que presenta el deterioro en personas especializadas en el tratamiento, y que pueden ofrecerle una atención más especializada con una estimulación física y cognitiva que permita retrasar e incluso mitigar los efectos del deterioro del cerebro.
Nuestra recomendación a los familiares es que se reúnan con los profesionales que se encargarán del cuidado del mayor y expongan todas las dudas que necesiten ser solventadas, tanto en cuestiones de enfermedad como de tratamiento. De esta manera entenderán mejor la etapa que afrontan y se sentirán arropados por los profesionales que les acompañan.