geriatricarea agitación María Pérez de Eulate Igurco

 

Un artículo de
María Pérez de Eulate
Psicóloga en Igurco Servicios Sociosanitarios

La agitación es un trastorno de conducta común en las demencias. Se caracteriza por un estado de hiperactividad motora, alteración emocional y modificación del ciclo vigilia-sueño, que, en ocasiones, deviene en conductas agresivas.

Tipos
La agitación no agresiva puede ser verbal (demandas de atención, negativismo, repetición de palabras y preguntas, gritos) y física (deambular sin parar, vestirse y desvestirse, repeticiones de gestos).
La agitación agresiva también puede ser verbal (amenazas, acusaciones) y física (patadas, mordeduras, lanzar objetos).
Cuando se vuelve incontrolable es necesario intervenir, para minimizar los efectos negativos sobre él y su entorno, siendo la incontrolabilidad una de las principales causas de ingreso en una institución.
Causas
Aflora en muchas ocasiones como consecuencia de las frustraciones y el estrés de la persona con demencia al intentar entender el mundo que le rodea, pues se rige por un comportamiento carente de lógica.
Ante actividades que comienzan a suponer dificultades, la persona se muestra nerviosa e insegura, llegando a enfadarse de forma desmesurada.
Dolor, sed, hambre, estreñimiento, ambientes ruidosos, poca luz, calor, frío, ganas de orinar, cansancio, dolor, lugares con personas desconocidas, tristeza, pueden dar lugar a la aparición de conductas agitadas en estas personas.
La agitación está provocada por la enfermedad, la persona no es responsable de la misma al no tener control sobre su conducta.
Qué hacer
Una vez que aparece la agresividad, apártale de la situación que la ha provocado. Reaccionar con calma, evitar discusiones, y ofrécer ayuda con voz suave. No hacer gestos bruscos.
Si está muy nervioso, retirar de su alcance alejando aquello que pueda ser peligroso. Pedir ayuda, la seguridad del mayor y del cuidador es prioritaria.
Si se tranquiliza, distraerle con algo que sea de su agrado. Ser prudente con las medidas de sujeción física, no actuar como si fuese un castigo.
Si no tiene una complexión física fuerte y se produce un intento de agresión, agarrarle por las muñecas y hablarle serenamente; cuando se pueda, abrazarle y hablarle con calma cerca del oído.
Ayuda médica
Cuando estas conductas persisten a pesar de los esfuerzos, el papel del geriatra se torna fundamental para realizar una valoración geriátrica integral, con el fin de definir la conducta a tratar y actuar sobre ella adecuadamente.
Recomendaciones
   · Averiguar el desencadenante: un nuevo lugar, nueva gente, grupos grandes, mucho ruido, etc.
   · Solicitarle tareas que pueda realizar.
   · Simplificar el ambiente (espacios sencillos y libres de estímulos innecesarios).
   · Establecer rutinas (horarios, manera de asear, etc.).
   · Atiender al dolor y a las necesidades básicas.
   · Realizar actividades gratificantes.
   · Evitar las discusiones.