/p>La Enfermedad de Alzheimer es la forma de demencia más frecuente que afecta a unas 600.000 personas en España, según datos de la Sociedad Española de Neurología (SEN), cifras que irán en aumento en los próximos años, ya que se estima que dentro de 35 años podrían existir más de 1,5 millones de pacientes.
Actualmente en España se diagnostican cada año unos 40.000 nuevos casos de Alzheimer, pero desde la SEN se estima que entre un 30 y 40% de los casos podrían estar sin diagnosticar, principalmente porque solo están identificados un 20% de los casos que aún son leves.
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En España se diagnostican cada año unos 40.000 nuevos casos de Alzheimer

Tal y como señala la Dra. Sagrario Manzano Palomo, Coordinadora del Grupo de Estudio de Conducta y Demencias de la Sociedad Española de Neurología. “en nuestro país aún existe una proporción muy importante de demencias no diagnosticadas, especialmente en las fases más leves, debido a una falta de concienciación en la población general y a una escasa planificación sanitaria; todo ello a pesar de que el diagnóstico precoz ha demostrado claramente una reducción de la repercusión social y del impacto económico de la enfermedad”.
Por ello, en opinión de esta experta “debemos reducir el número de personas en las que se diagnostica esta enfermedad en fases avanzadas de la misma, pero también aumentar la sensibilización social, sobre todo para que se entienda que la causa de la pérdida de facultades y de la capacidad de hacer cosas no es necesariamente por envejecimiento y que, por lo tanto, debe ser evaluada. Éste es otro aspecto prioritario desde el punto de vista médico”.
Y es que las primeras fases del Alzheimer suelan pasar desapercibidas, ya que cuando el paciente empieza a presentar los primeros síntomas clínicos, principalmente pérdida de memoria, la enfermedad lleva años presente en el cerebro de esta persona. Por lo tanto, hasta que la enfermedad no produce una disfunción o pérdida neuronal que el sujeto no puede compensar, y por lo tanto aparecen los primeros síntomas, no se suele acudir a la consulta del médico.
Según las cifras manejadas por la Sociedad Española de Neurología, actualmente el 18,5% de los pacientes que acuden a una consulta de Neurología lo hacen por alteraciones de memoria o sospecha de deterioro cognitivo.  En mayores de 65 años, supone el 35% de las consultas. “Sobre todo hay que prestar atención a síntomas que podemos recordar como las cuatro Aes y una C. Las Aes son: Amnesia, incapacidad para recordar hechos recientes, aún a pesar de que se utilicen pistas o claves; Afasia, dificultad para denominar objetos sencillos; Apraxia, dificultad en el manejo de utensilios domésticos o herramientas, y Agnosia, dificultad para reconocer el entorno o para reconocer que tiene deficiencias en su memoria. La C hace referencia a la Conducta, a cambios sobre todo en el estado de ánimo, irascibilidad y apatía”, señala la Dra. Sagrario Manzano.
Cabe recordar que la demencia es una de las principales causas de discapacidad en los países de nuestro entorno, es la enfermedad crónica que provoca mayor dependencia y conlleva un elevado riesgo de institucionalización, con la carga socio-sanitaria que esto comporta.
En el 80% de los casos, los responsables del cuidado del paciente suelen ser los familiares y, puesto que un paciente con Alzheimer necesita, de media, unas 70 horas semanales de cuidados, se calcula que un 75% de los familiares al cuidado de enfermos de Alzheimer sufre estrés y un 50% depresión.
“El Alzheimer es una de las enfermedades más frecuentes, con mayor gasto social y de discapacidad y, el progresivo envejecimiento de la población, hace que sea un problema de proporciones epidémicas. Además es una enfermedad  familiar, ya que el núcleo social cercano es el que tiene que atender a estas personas”, destaca la Dra. Sagrario Manzano. “Por tanto, no solo es necesario implementar programas globales que permitan un diagnóstico precoz, sino empezar a abordar la enfermedad desde un enfoque multidisciplinario que abarque no sólo al enfermo sino también a los cuidadores principales y, así, reducir la carga sanitaria, social y económica de las demencias”.