La actividad física es fundamental en todas las etapas de la vida, también durante la vejez, ya que la inactividad física es el cuarto factor de riesgo en lo que respecta a la mortalidad mundial (6% de las muertes registradas en todo el mundo), tal y como advierte la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Y es que la práctica de ejercicio tiene importantes ventajas para la salud de la persona mayor, tanto por su capacidad terapéutica como preventiva, ya que mejora tanto la fuerza muscular y la elasticidad como el sistema inmunológico y la funcionalidad cardiorrespiratoria, tal y como indica David Curto, responsable de la Dirección Asistencial de Sanitas Mayores, destacando que este hábito mejora el aprovechamiento de la reserva cognitiva y disminuye el riesgo de padecer depresión, ansiedad y estrés.

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La práctica de actividad física tiene importantes ventajas para la salud de la persona mayor, tanto por su capacidad terapéutica como preventiva

 
“Son muchos los estudios, como el del Instituto Karolinska (Suecia), que corroboran que el ejercicio físico disminuye el riesgo de padecer cualquier tipo de demencia en la vejez y puede reducir hasta en un 40% el riesgo de mortalidad por enfermedad cardiovascular, señala Curto. Por ello, este especialista destaca una serie de recomendaciones básicas a tener en cuenta a la hora de que las persoonas mayores practique ejercicio:

  1. Adaptarse a las capacidades
    “Si el mayor no ha hecho nunca o hace tiempo que no practica ningún deporte, debe empezar con actividades de muy baja intensidad e ir aumentando de manera progresiva. Siempre sin prisas y sin llegar a intensidades máximas, ya que lo importante es realizar ejercicio de manera mantenida, explica David Curto.
  2. Utilizar la vestimenta adecuada
    Es importante que la ropa y el calzado se adecúen al tipo de actividad o ejercicio que se va a realizar.
  3. Trabajar todos los músculos
    La actividad física debe incluir ejercicios que fortalezcan tanto el aparato locomotor como el equilibrio y la flexibilidad. Por tanto, los mayores no deben limitarse a realizar ejercicios aeróbicos, como caminar, bailar, trotar o nadar, porque, aunque son muy beneficiosos, es necesario complementarlos con otro tipo de actividades, como el trabajo de fuerza que evita la pérdida de tejido muscular propia de la edad. Otro tipo de ejercicios que deben incluirse en todas las rutinas de las personas mayores son los de equilibrio, como andar de puntillas o mantenerse de pie con un solo apoyo. Estos ejercicios sirven para evitar caídas y estirar los músculos.
  4. Calientar antes de empezar
    Antes y después de iniciar cualquier actividad física de intensidad moderada o intensa, se recomienda realizar ejercicios de elongación, que son ejercicios de calentamiento que permiten evitar lesiones y repercuten en la flexibilidad.
  5. Dedícar tiempo, pero sin forzar
    Es recomendable que los mayores de 65 años dediquen diariamente al menos 25 minutos de actividad física y cerca de una hora a actividades de estimulación cognitiva como leer o hacer crucigramas y sudokus, combinando ambas para no trabajar solo un aspecto.

En cualquier caso, según el responsable de la Dirección Asistencial de Sanitas Mayores, es importante no obligar a los mayores a hacer actividades si no quieren y “hay que promover que estas se realicen de forma espontánea para evitar el aburrimiento o que las abandonen a medias”.