Identificar la desnutrición en el ambiente hospitalario resulta fundamental para evitar o minimizar los problemas que pueden sufrir los pacientes, tal y como se ha puesto de manifiesto en el Congreso Nacional de Atención Sanitaria al Paciente Crónico, organizado en Mérida por la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria (semFYC).

Los expertos reunidos en este foro han resaltado el hecho de que, si no se detecta de forma precoz, la desnutrición puede empeorar el curso del paciente, ya que puede aumentar un 30% el riesgo de infecciones; además de agravar la cicatrización de las heridas, contribuir a la pérdida de masa muscular del paciente o aumentar el riesgo de dependencia tras el ingreso. Y estas complicaciones durante la estancia hospitalaria puede incrementar hasta un 50% el tiempo de la hospitalización, lo cual implica que los costes derivados de la estancia alcancen hasta los 6.000 euros por paciente; empeorando, además, la calidad de vida del paciente tras abandonar el hospital.

La aparición de la desnutrición relacionada con la enfermedad es un problema común en todos los niveles de la atención sanitaria que, en muchas ocasiones, requiere de un abordaje transversal y en equipo. Aunque puede afectar a todos los grupos de edad, los colectivos de mayor riesgo son los ancianos, las personas con problemas crónicos de salud, los pacientes oncológicos y, en concreto, los pacientes ingresados en hospitales.

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Uno de cada dos pacientes ingresados en los Servicios de Medicina Interna que presenta multimorbilidad está en riesgo de desnutrición

Tal y como advierte la doctora Juana Carretero, vicepresidenta segunda de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI) y presidenta del Comité Científico de este Congreso, la causa de la aparición de la desnutrición en pacientes adultos es multifactorial y suele estar íntimamente relacionada con la enfermedad, ya que “la respuesta inflamatoria que genera toda patología, ya sea aguda o crónica, puede provocar varios eventos (anorexia, alteración de la digestión o absorción de nutrientes, aumento de requerimientos nutricionales, reducción de la síntesis proteica o el aumento del catabolismo) que arrastran al deterioro o empeoramiento de la situación nutricional del paciente”.

Tal y como indica este experta, “la detección precoz de la desnutrición supone evitarle al paciente los problemas, tanto durante la hospitalización como en el alta. Pero no solo afecta al paciente ingresado, también en los pacientes crónicos en quienes conviven varias patologías, en los que un seguimiento en longitudinalidad y en continuidad sobre el estado nutricional puede mejorar su pronóstico, evitar ingresos y en definitiva, su calidad de vida”.

En este sentido, la médica de familia Carmen Gómez, que también intervino en este Congreso, apunta que «las médicas y los médicos de familia tienen un papel vital en la promoción y prevención de hábitos de vida saludable para contrarrestar la desnutrición en pacientes crónicos, dado que este problema es muy prevalente en pacientes con multimorbilidad atendidos desde Atención Primaria, especialmente ancianos y niños”.

Según datos presentados por la Dra. Gómez, “la prevalencia de la desnutrición alcanza un porcentaje situado entre el 0,5% y el14% respecto al total de individuos que forman parte de los cupos atendidos por la médica o médico de Atención Primaria”. Para esta doctora de la semFYC “el dato todavía más destacable es la proporción de pacientes en riesgo de desnutrición, que va del 3% al 35%”.
“Entre los factores que incrementan el riesgo de desnutrición hallan la edad, el grado de dependencia del paciente y la complejidad de sus patologías, por lo que en aquellos cupos en los que se presenta una mayor proporción de estos tres condicionantes, el riesgos de desnutrición será mayor”, señala la doctora Carmen Gómez.

En lo relativo a pacientes hospitalizados, el estudio Predyc@s concluye que el 24% de estos pacientes está desnutrido, aumentando este porcentaje hasta el 37% en los mayores de 70 años. Esta situación se manifiesta de forma significativa en el área de Medicina Interna, ya que un 70% de los pacientes ingresados en este servicio presentan multimorbilidad y, de ellos, uno de cada dos está en riesgo de desnutrición. “Según un estudio sobre la repercusión clínica y económica de la desnutrición en Medicina Interna, llevado a cabo por Ballesteros Pomar y Colaboradores y publicado en Revista Clínica Española, uno de cada cuatro pacientes ingresados estaba desnutrido en el momento del ingreso y un 18% de pacientes empeoran su situación nutricional durante el mismo”, explica la doctora Juana Carretero.

Detectar precozmente la desnutrición es fundamental

Por todo ello, el diagnóstico de la desnutrición resulta vital para evitar posibles complicaciones de la misma y de otras enfermedades asociadas. “Tanto desde la Administración como desde las sociedades científicas tenemos que trabajar para concienciar a todos los profesionales implicados en la atención a este tipo de pacientes de la necesidad de detectar precozmente la desnutrición. Hay que recoger su diagnóstico como un problema de salud en Atención Primaria y como un diagnóstico dentro del informe de alta del paciente”, indica la doctora Carretero.

Desde la Atención Primaria, el control sobre riesgo de desnutrición habitual se incluye en el seguimiento que se hace de las patologías crónicas y grandes síndromes geriátricos tanto desde la consulta del médico de familia, como también desde enfermería de Atención Primaria. Este seguimiento se hace en base a la atención en continuidad y la toma de registros de talla y de peso, complementados con un registro nutricional y de los datos que arroja la realización de test sencillos, como el MNA (Mini Nutritional Assesment Test). Estos datos se completan con parámetros recogidos en la analítica y con la valoración del grado de dependencia del paciente.

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Aunque afecta a todos los grupos de edad, los colectivos de mayor riesgo de sufrir desnutrición son ancianos, pacientes crónicos, oncológicos y los ingresados en hospitales

Y, en concreto, la figura del internista no puede quedar al margen ante la problemática de esta enfermedad y sus condicionantes, especialmente por su activa participación en la atención global en el entorno hospitalario, tanto en servicios médicos y quirúrgicos como en las estrategias de continuidad y relación con Atención Primaria.

Por ello, desde la SEMI se está llevando a cabo una línea estratégica en este sentido. Muestra de ello es el curso enfocado al diagnóstico y abordaje de la desnutrición que la Sociedad tiene en su plataforma formativa y que se dirige de forma transversal a todos los grupos de trabajo de la SEMI. También en esta línea, desde la SEMI se está elaborando una “Guía de nutrición en las patologías más prevalentes en Medicina Interna”, sobre insuficiencia cardiaca, diabetes, enfermedad renal crónica, EPOC o ictus; condiciones crónicas que contribuyen al estado nutricional del paciente.

Además, la doctora Juana Carretero insiste en que “es muy importante en nuestros pacientes hacer un correcto abordaje de la disfagia (dificultad para tragar que presentan los pacientes) e igualmente importante es alimentar al paciente con disfagia. Para ello, la doctora Mayka Jofé está elaborando un recetario específico en el que están colaborado diez chefs con Estrellas Michelín; y seguiremos trabajando en este camino”.

Protocolo para detectar la posible desnutrición

El protocolo a la hora de detectar la posible desnutrición en pacientes hospitalizados implica a varios niveles asistenciales. «Las autoridades deben velar porque en cada área existan protocolos de actuación tanto ante el riesgo de desnutrición como una vez ésta se haya detectado. Y los profesionales debemos habituarnos a utilizar test de valoración del riesgo nutricional adaptados a nuestro nivel asistencial, alertas nutricionales que se activen automáticamente una vez el paciente ingrese y cuestionarios de valoración de la ingesta o detección de la disfagia”, apunta la doctora Juana Carretero.

Desde el primer nivel asistencial, las médicas y médicos de familia que trabajan en Atención Primaria constatan cómo “los pacientes desnutridos presentan un aumento de la morbimortalidad, un empeoramiento del pronóstico de evolución, un deterioro de la calidad de vida y mayores cargas par el SNS”, señala la médica de familia Carmen Gómez.

En datos, los pacientes desnutridos presentan el doble de necesidades de atención y de frecuentación de los servicios de Atención Primaria, un mayor aumento de las prescripciones farmacológicas y sus consecuentes reacciones adversas con la subsiguiente cascada terapéutica, según señala el estudio “Healtheconomicimpact of mappingpatientsfollowing a community-based diagnosis malnutrition in the UK”, publicado en The Clinical Nutrition. Este estudio concluye, según apunta la doctora Carmen Gómez, que “la desnutrición aumenta el grado de dependencia y también el coste de la atención a un paciente que es un 34% más elevado respecto a uno que no lo está”.

Por su parte, en Medicina Interna el abordaje de la desnutrición se basa en la historia clínica junto con el test MNA, el más validado para pacientes ambulatorios e instaurado en las Unidades de Insuficiencia Cardiaca de Medicina Interna (UMIPIC). “Cuando el paciente ingresa en el hospital, actualmente en Extremadura tenemos disponibles alertas nutricionales que se basan en parámetros analíticos previos y del ingreso del paciente. Una vez se detectan, se realiza otro test más específico para pacientes ingresados y que da más importancia a la gravedad de la enfermedad, como el NRS2002”, concluye la doctora Carretero.