Un artículo de Elena Lite
psicóloga de Grupo Las Mimosas (MimoOnline)

Conforme avanza la edad nos explican y comprendemos que es fundamental cuidarse. Asumimos que la mejor forma de envejecer es de manera saludable. Que, si nos cuidamos desde este momento, viviremos una vejez más sana y activa. Así que si todos asumimos esto y si sabemos qué debemos hacer, ¿lo hacemos? ¿lo ponemos en práctica?
Los hábitos de vida saludables, imprescindibles, nos conceden bienestar y calidad de vida. Promueven un envejecimiento sano y un bienestar físico y psicológico. Y para conseguirlo, para alcanzar una vejez saludable, es esencial mantener una alimentación sana, descansar de forma adecuada, disponer de relaciones sociales y realizar ejercicio físico moderado.
En estas líneas, voy a centrarme en el ejercicio físico moderado. Porque ¿cuántas veces nos lo han recomendado? ¿cuántas veces nos han explicado sus beneficios y que gracias a este ejercicio podemos prevenir muchos problemas futuros? No importa la edad que tengamos. Importa comenzar a cuidarnos a cualquier edad y continuar haciéndolo. Convertirlo en un hábito.
El ejercicio moderado y regular para las personas mayores conlleva beneficios a corto y largo plazo. Caminar, nadar, bailar son algunos tipos de ejercicio que se puede hacer casi a diario. Y es importante tener en cuenta que es preferible que la elección sea personal, según los gustos, posibilidades o intereses de la persona. Además de elegir actividades según los deseos de la persona y en función de sus aficiones, también se recomienda realizar ejercicio varias veces a la semana, comenzar despacio (aunque sean unos minutos) hasta llegar a como mínimo 30 minutos por sesión, utilizar calzado cómodo, beber abundante agua o evitar el frío y el calor extremos.
Los beneficios del ejercicio moderado son incalculables. Cuida nuestro cuerpo, nos protege de enfermedades crónicas, mejora la salud cardiovascular o fortalece nuestra musculatura previniendo así las caídas. Además, nos proporciona bienestar mental, promueve las relaciones sociales, la actividad frente al sedentarismo, la autonomía.

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Realizar ejercicio físico mejora el bienestar físico y psicológico, previene enfermedades, mejora la salud mental y favorece las relaciones sociales

 
A parte de los evidentes beneficios físicos, si nos centramos en el bienestar mental que genera realizar ejercicio de forma regular, comprenderemos mejor el porqué de su importancia:

  • Reduce el estrés. Con el ritmo actual de vida que casi todos llevamos, el estrés suele estar presentes en nuestros días. Dedicar un tiempo, creando una rutina, para hacer ejercicio reduce el nivel de estrés de forma considerable.
  • Ayuda a combatir ciertos trastornos como la depresión. El ejercicio físico colabora en la mejora del estado de ánimo y en el alivio de los síntomas. Al hacer ejercicio se liberan endorfinas, neurotransmisores asociados a la felicidad y el bienestar.
  • Promueve un mejor descanso. Hacer ejercicio nos ayuda a dormir mejor, en cantidad y calidad, consiguiendo un sueño reparador.
  • Aumenta las relaciones sociales. Indudablemente, al realizar ejercicio, sentirnos mejor con nosotros mismos y mejorar nuestro estado de ánimo, las relaciones con los demás mejoran, son más satisfactorias. Además, estas relaciones se incrementan al participar por ejemplo en alguna actividad física en grupo.
  • Protege del deterioro cognitivo. Hacer ejercicio de forma regular mantiene activo nuestro cerebro, aumenta las habilidades personales y mejora nuestra autonomía funcional. Por el contrario, las personas sedentarias, con el paso de los años son más vulnerables a un declive en sus funciones cognitivas.
  • Mejora la memoria. Practicar ejercicio físico moderado mejora no sólo la memoria sino el aprendizaje de información nueva.

Realizar ejercicio físico mejora el bienestar físico y psicológico. Previene o nos protege de enfermedades, mejora nuestra salud mental y favorece las relaciones sociales. Y con todos estos efectos positivos, ¿aún dudamos de empezar a hacer ejercicio? O quizás pensamos que somos mayores para comenzar. Quizás nos cuesta ponernos en marcha o no encontramos una actividad que nos motive. Sin embargo, si nos centramos en el objetivo general de hacer ejercicio, el enorme beneficio a nivel físico y mental, podremos encontrar la motivación para comenzar.
Por todo ello y sabiendo que mantener unos hábitos de vida saludables, por supuesto incluyendo la actividad física, mejora la calidad de vida y el bienestar, ¿nos animamos a empezar? ¿hay mejor motivo que una vida saludable para empezar a cuidarnos?