El envejecimiento poblacional de nuestro país provoca que da vez existan más pacientes con necesidades médicas y sociales complejas. Esta realidad hace que el Sistema Nacional de Salud precise de una modificación organizativa en beneficio de conseguir que los pacientes reciban las atenciones y los servicios adecuados a sus necesidades. Es en este aspecto donde cada tienen mayor importancia los médico internistas, tal y como se puso de manifiesto durante el XXXIX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI).
En este sentido, la especialidad de Medicina Interna es clave en el actual sistema sanitario, ya que los médicos internistas están experimentando, cada vez más, un mayor protagonismo en la atención integral a la población, especialmente la más envejecida, por su visión global de la persona enferma.

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En la imagen, el Dr. Carlos Dueñas, el Dr. Antonio Zapatero, la Dra. Montserrat Chimeno y el Dr. Jesús Díez Manglano, de la Sociedad Española de Medicina Interna

 
Los Servicios de Medicina Interna son responsables del 20% de las altas hospitalarias y más de 700.000 ingresos que se producen al año en España. Esto supone que, con un coste medio por alta de unos 4.600 euros, gestionan más de 3.000 millones de euros anuales, tal indican desde la Sociedad Española de Medicina Interna.
En este foro se recalcó que entre un 25% y un 33% de los costes sanitarios se producen en actuaciones innecesarias o erróneas. Es más, se estima que los ahorros globales podrían suponer entre el 21% y el 47%, en el que los costes por errores clínicos, defectos de coordinación entre niveles asistenciales y sobretratamiento presentan un valor medio del 13%.
En comunidades autónomas donde la población es especialmente envejecida y existe un elevado porcentaje de pacientes crónicos y pluripatológicos, los Servicios de Medicina Interna tienen una función especialmente relevante en la atención a los pacientes que precisan de Cuidados Paliativos y suponen un nexo fundamental en la coordinación con Atención Primaria. Es el caso, por ejemplo, de Castilla y León donde los internistas dan más de 60.000 altas hospitalarias al año, algo similar a lo que ocurre en Cantabria, con alrededor de 10.000 altas hospitalarias.
“Los internistas en Castilla y León tenemos un gran protagonismo que se ha ido incrementando en los últimos años, debido a que contamos con una población especialmente envejecida. Desde la Consejería de Sanidad se ha contribuido a ello, dado que las nuevas unidades y dispositivos asistenciales como las Unidades de Diagnóstico Rápido (UDR) o las Unidades de Continuidad Asistencial (UCA) dependen de los Servicios de Medicina Interna. Además, se han ido potenciando las Unidades de Hospitalización a Domicilio dependientes, en algunas zonas, también de Medicina Interna”, aseguró la doctora Montserrat Chimeno, vicepresidenta del Comité Organizador y Científico del Congreso.
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Los Servicios de Medicina Interna son responsables del 20% de las altas hospitalarias y más de 700.000 ingresos al año en España

Así, desde la SEMI se apuesta por “incentivar el papel de los profesionales dedicados a coordinar los servicios, incrementar la formación de los médicos generalistas (Medicina Interna y Medicina de Familia), implicar a los pacientes en la toma de decisiones, promover el diálogo clínico y crear ámbitos de trabajo que favorezcan la evolución, la mejora continua y los mecanismos de innovación”, manifestó el doctor Antonio Zapatero, presidente de la SEMI.
Por ello, tal y como afirmó Zapatero, “dada la situación actual del panorama sanitario en España si no existiera la Medicina Interna habría que inventarla ya que el apoyo que prestamos a otras especialidades médicas y quirúrgicas, la valoración integral de los pacientes que llevamos a cabo y nuestra metodología de trabajo basada en la historia clínica, exploración física y razonamiento médico, hacen que tengamos una función clave en la atención sanitaria”.
En este sentido, cada vez más se están aplicando las llamadas corrientes Right Care, que plantean una atención sanitaria que tiene en cuenta las circunstancias de cada paciente y se sustenta en la mejor evidencia posible y en estudios de coste efectividad.
Precisamente, para hablar de la revolución de los pacientes y el empoderamiento que han experimentado en los últimos años, el congreso contó con un ponente internacional, el endocrinólogo de la Clínica Mayo, Víctor Montori, que aportó su perspectiva para colocar al paciente en el centro de la decisión médica desde su visión crítica de la medicina actual y apostando por recuperar las esencias, haciendo especial hincapié en la evaluación integral de la persona enferma, la elaboración de planes terapéuticos individualizados y el fomento de climas de comunicación productiva en la relación médico-paciente.

Nuevo modelo asistencial sostenible e integrador

Uno de los desafíos más importantes que plantea la sociedad actual es el abordaje de las enfermedades crónicas, debido a que el envejecimiento poblacional está condicionando un marcado incremento de pacientes con multicomorbilidad, fragilidad, dependencia y en situación paliativa. En ello juegan un papel clave los Servicios de Medicina Interna por su carácter multipotencial, versátil y holístico, dando respuesta a este nuevo escenario de pacientes crónicos complejos que requieren de un enfoque individualizado y multidisciplinar.
“Como sociedad científica, la SEMI está firmemente comprometida en la defensa de un nuevo modelo asistencial sostenible que dé respuesta a los cambios epidemiológicos, desde una perspectiva integradora e interdisciplinar, frente a la fragmentación de nuestro actual sistema sanitario dominado por la creciente especialización médica. Y reivindicamos una medicina de alto valor, basada en el razonamiento clínico que contribuya a la sostenibilidad del sistema de salud”, según expresó el doctor Ricardo Gómez Huelgas, vicepresidente primero de la SEMI.

Entra en juego la importancia de evitar la inercia terapéutica, la tendencia a no modificar los tratamientos de los pacientes a pesar de observar cambios en la evolución de su enfermedad

En este ámbito entra en juego la importancia de evitar la inercia terapéutica, la tendencia a no modificar los tratamientos de los pacientes a pesar de observar cambios en la evolución de su enfermedad, es decir, no aplicar nuevos tratamientos o mantener aquellos que ya no son necesarios.
“Es una consecuencia del ‘miedo al cambio’ que está presente en enfermedades como diabetes, hipertensión arterial, EPOC, etc. y que provoca una falta de control de las enfermedades crónicas provocando, en ocasiones, peores resultados en salud como la aparición de complicaciones, hospitalizaciones, efectos secundarios de los medicamentos y peor calidad de vida en los pacientes”, advirtió el doctor Jesús Díez Manglano, vicepresidente segundo de la SEMI.

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Desde la SEMI se apuesta por una atención más centrada en el paciente y el trabajo multidisciplinar para evitar la fragmentación del sistema y facilitar la adherencia terapéutica

Medicina personalizada y centrada en el paciente

La medicina personalizada o de precisión es uno de los aspectos que se debatieron también en este foro científico. En los últimos años, el desarrollo de las ómicas y la explotación del big data están permitiendo desarrollar enfoques diagnósticos o terapéuticos individualizados para cada paciente. Sin embargo, la medicina se enfrenta a una situación paradójica: aspirar a ofrecer una atención individualizada en un entorno asistencial cada vez más despersonalizado.
¿Es posible suplantar con tecnología la falta de humanización en la práctica clínica? Tal y como declaró el doctor Gómez Huelgas, “algunos autores han acuñado el término ‘personómica’ para recordar la importancia de tener en cuenta las características individuales de cada paciente, y considerar sus preferencias, capacidades y actitudes, en un proceso de toma de decisiones compartidas”.
Por otro lado, la medicina basada en la evidencia científica ha propiciado la multiplicación de guías de práctica clínica. “Aunque las guías son un instrumento de gran utilidad para reducir la variabilidad de la práctica clínica y para incrementar la eficiencia de los actos médicos, la aplicación automática de sus recomendaciones (fenómeno que se ha denominado “medicina de manual”) puede conducir a sobreactuaciones médicas de escaso valor. Para alcanzar una medicina de excelencia, los clínicos debemos aplicar la evidencia a las características individuales de nuestros pacientes y acordar con ellos el plan terapéutico que mejor se adapte a sus necesidades”, insistió este especialista.