/p>La estimulación de las funciones mentales es un factor clave en la prevención del deterioro cognitivo, especialmente en relación con trastornos más graves como puede ser la demencia. Y es que aunque buena parte de las personas mayores de 65 años desarrolla un deterioro cognitivo, algo natural con el paso del tiempo, la merma de las capacidades mentales no es únicamente un factor relacionado con el paso del tiempo y con la edad, ya que hay una serie de elementos o acciones que protegen frente a ésta.
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La lectura, la escritura y el control del sueño son herramientas que protegen frente a la demencia

Por ello, los especialistas de Sanitas Residencial recomiendan la escritura y la lectura como herramientas de protección frente a la demencia, ya que las personas mayores que llevan a cabo una práctica habitual de estas acciones tienen menor probabilidad de padecer el deterioro cognitivo.
Y es que tanto la escritura como la lectura repercuten de forma positiva en la protección frente a la demencia debido a que su práctica estimula las funciones cognitivas. No obstante, para que sea así esta práctica ha de ser habitual, ya que la lectura o escritura esporádica no aporta resultados beneficiosos relevantes para los mayores.
El Dr. David Curto, Jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial, afirma que la estimulación mental por medio de la práctica común de estas dos actividades “supone un sistema de protección frente a la demencia, ya que guardan una relación inversa con el deterioro cognitivo”. Este especialista destaca, además, que a estos recursos se puede acceder de forma sencilla, con resultados notables.
Hay otros factores que influyen en gran medida en la prevención del deterioro cognitivo, como el control del sueño en los mayores. Tanto dormir en exceso como hacerlo menos de 6 horas al día incrementa el riesgo de padecer problemas ligados a las capacidades mentales en personas mayores de 65 años.
En este sentido, una mala gestión del sueño en el mayor puede desembocar en otros inconvenientes como desorientación, apatía o fatiga. “Unos hábitos de ocio frecuentes que comprendan la lectura y la escritura repercutirán en la correcta protección frente al deterioro cognitivo, a lo que se debe añadir una rutina de sueño estable en los mayores”, afirma David Curto.