/p>Las caídas constituyen una de las principales causas de discapacidad y fragilidad en las personas mayores, y para prevenirlas es necesario realizar una evaluación e intervención personalizadas que aborde aspectos como la actividad física, el ajuste de medicación o la revisión de los riesgos en el hogar, afirman desde Sanitas Residencial.
Según estudios recientes del Sistema Nacional de Salud, alrededor de un 30% de los mayores de 65 años y la mitad de los mayores de 80 años que viven en comunidad se cae al menos una vez al año, y la mitad tiene caídas recurrentes, es decir, se vuelve a caer en el mismo año.
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Las caídas afectan a un 30% de los mayores de 65 años y a un 50% de los mayores de 80 años

La caída es, por tanto, un factor de riesgo para sufrir nuevas caídas, e incluso “puede provocar el denominado síndrome del temor a caerse que supone el inicio de la discapacidad en el anciano”, advierte el doctor David Curto, jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial.
Tal y como apunta este especialista, las causas son múltiples, y muchas veces no existe una causa evidente, por lo que “hay que intentar minimizar las causas detectables externas como calzado inadecuado, muebles, alfombras o suelos resbaladizos y las causas intrínsecas de la persona como medicaciones o patologías crónicas”.
Además de la alta prevalencia, hay que tener en cuenta las consecuencias de este problema. Según datos del SNS, más de un 70% de las caídas tiene consecuencias clínicas como fracturas, heridas o esguinces y más de la mitad presenta secuelas posteriormente. De hecho, el 50% de las personas que sufren una fractura por una caída no recupera el nivel funcional previo, y una de cada diez caídas genera lesiones graves que incluyen la fractura de cadera.
Mantener una actividad física habitual y una alimentación equilibrada son dos hábitos que protegen de sufrir caídas a las personas mayores de 65 años con un estado saludable. Pero a la hora de prevenir las caídas en el caso de mayores con un estado de salud frágil se requiere un abordaje personalizado con acciones concretas para cada caso.
“No existe un método único para prevenir las caídas. Es muy importante un enfoque centrado en la persona porque cada persona tiene sus propias causas y/o factores de riesgo. Además de un enfoque interdisciplinar, en el que diferentes profesionales deben decidir lo mejor para la persona”, afirma el doctor David Curto.
Así, a la hora de evaluar los riesgos de caída se deben tener en cuenta factores como haber sufrido caídas previas, los trastornos de la marcha o el equilibrio, el estado de nutrición e hidratación, la medicación, así como el estado del hogar.
Es importante también abordar cuadros clínicos específicos y enfermedades crónicas frecuentes en edad avanzada, como depresión, diabetes, osteoporosis o artrosis. En base a la valoración de riesgos, tres son las principales líneas de prevención:

  • Un programa de actividad física que trabaje la resistencia aeróbica; la flexibilidad; el equilibrio, la fuerza o la potencia muscular. “Caminar, pedalear o incluso ejercicios de la vida diaria como levantarse, agacharse o subir y bajar escaleras mejoran la resistencia aeróbica. Los estiramientos, el yoga y el pilates son buenos para trabajar la flexibilidad y el equilibrio”, recomienda el doctor Curto.
  • Ajustar de la medicación, tanto para revisar la polimedicación o consumo de cinco o más fármacos al día así como para corregir posibles prescripciones inadecuadas. “La polifarmacia y el nivel de prescripción inadecauda, que también es elevado a esta edad, son dos factores de riesgo. Por ejemplo, pasar de cinco a cuatro medicamentos, siempre que se pueda, o ajustar determinados tipos, como los antihistamínicos, contribuye a disminuir el riesgo”, recomienda el jefe de Gestión Asistencial de Sanitas Residencial.
  • Revisar del hogar para modificar cualquier riesgo ya que más del 50% y hasta el 70% de las caídas se produce en casa. Factor de especialmente a tener en cuenta en el caso de en personas con alto riesgo de caída o deterioro visual.