Un artículo de Emilio Negro González,
Director de Enfermería del Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias de Palencia
Si existe una evidencia tangible es que vamos a envejecer. La población mayor de 65 años se sitúa actualmente en España por encima del 18%, y además se prevé que alcance el 25% en 2030. Parece una obviedad, pero la calidad de vida que tengamos en la tercera edad va a depender de haber asumido esta realidad; entenderlo nos ayudará a prepararnos para que esta etapa de la vida sea disfrutada y vivida plenamente. Actitudes y aprendizajes adquiridos en la madurez de la vida se convertirán en factores protectores o, por el contrario, pueden llegar a ser hábitos que pongan en riesgo nuestra salud.
En este artículo encontrarás algunas sugerencias que te permitirán asociar estilos de vida y conseguir una actitud ante ésta mucho más positiva.
Mejora tu actividad física
Según datos oficiales, las tasas de inactividad física en España ascienden hasta un 56% entre las personas de 75 a 84 años y hasta más del 76,9% entre los mayores de 85.
Moverse es bueno para mantener las funciones físicas y mentales; hay que buscar un tipo de actividad que sea plena; los gustos y preferencias pueden ser variados y las condiciones físicas de cada uno influyen directamente en qué tipo de ejercicio podemos realizar.
Pasear a un ritmo que active nuestro organismo, andar con amigos o formar parte de algún grupo de actividad física que nos permita mantener una vida social y activarnos en aquellos momentos que las condiciones son más negativas. Actividades como nordic walking, tai chi, petanca, bolos; formar parte de un club…
Lleva agua en un envase pequeño y bebe durante el paseo, una mochila o una bandolera puede ser muy útil para llevar el agua, el móvil… y poderte mover con libertad. El uso de un bastón ayuda a mantener el equilibrio y mejorar la seguridad.
Practica la alimentación sana
No queremos hacerte renunciar a lo que te gusta, pero si no es saludable por su contenido en grasas, o exceso de azúcar, limítalo a una vez a la semana y en pequeñas proporciones; a cambio toma frutas y verduras que te gusten, las proteínas que provienen del pescado, pavo, pollo… son más saludables; los cereales con grano entero y las legumbres son una buena alternativa para aumentar la ingesta de fibra.
Los lácteos son necesarios pero es preferible que tengan poca grasa y sean en forma de leche o yogurt. La alimentación estará basada en alimentos frescos y huyendo de los precocinados, que aumentan los niveles de sodio en nuestro organismo.
Sueño reparador
Dormir bien ayuda a estar alerta por el día, es importante adaptar nuestro ciclo de vigilia y sueño para llegar a la noche en las mejores condiciones para dormir. Según estudios el 52% de los adultos mayores de 65 años tiene algún problema de sueño. El dolor, la ansiedad, el stress, el estado de ánimo, las cenas copiosas, el sedentarismo…, todo ello influye de forma negativa en nuestro descanso nocturno. Si tenemos la necesidad de descansar con una siesta, ésta será inferior de 20 minutos, limitando el consumo de café o bebidas energéticas.
La temperatura excesiva en el lugar de dormir o mantener encendidos aparatos electrónicos en el entorno del dormitorio puede alterar también el descanso. No confiar en la farmacología como solución a las alteraciones del sueño, siempre es mejor intervenir sobre los factores causantes y así conseguir mejor calidad de vida.
Vida social activa
Disfrutar de los demás es primordial, el aislamiento social y la soledad favorecen la aparición de problemas relacionados con la salud mental. Puedes programar encuentros con amigos, tareas de ayuda o voluntariado, visitas familiares, participación en organizaciones que te unan a otras personas bien sean de tipo cultural, deportivo, de ocio…
Aprovecha tu experiencia profesional y ponlo al servicio de la sociedad, hay muchas organizaciones que necesitan de tu colaboración y a las que puedes aportar mucho.
Déjate acompañar por la familia y amigos y abre la puerta a nuevas amistades en esta etapa; así afrontarás mucho mejor los cambios que se van presentando por la pérdida y distanciamiento de seres queridos.
Abandona el tabaco, el alcohol y la automedicación
La Organización Mundial de la Salud (OMS) indica que fumar es la primera causa de muerte; contribuye a incrementar el riesgo de padecer enfermedades como el cáncer, cardiovasculares, respiratorias… Dejar de fumar mejora la calidad de vida y potencia otros hábitos más saludables.
El consumo de alcohol incrementa el riesgo de sufrir otras patologías pero sobre todo reduce el consumo de agua y aumenta la deshidratación. Ten a mano en casa siempre una botella con agua e intenta beber cerca de 2 litros diarios, disminuyendo progresivamente otras bebidas como el vino, licores…
La automedicación es un problema asociado a la edad, numerosos estudios indican que el 50% de los fármacos que toman las personas mayores son automedicados. El consumo de fármacos debe ser limitado en el tiempo, prescrita por profesionales y conociendo los efectos secundarios. Consulta a tu médico y a tu enfermera para que te expliquen bien como tomarlos y durante cuánto tiempo. Los restos de tratamientos, se llevarán a un punto de recogida evitando así el autoconsumo y las confusiones.
Como conclusión, debemos saber que el conjunto de experiencias positivas que consigamos en la vida harán que en la etapa de envejecimiento podamos superar cualquier adversidad, ser más felices y hacer más felices a los demás.
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