/p>>Un artículo de Carlos Martín, Geriatra
Director Médico Centro Sociosanitario Hermanas Hospitalarias de Palencia

 
Las caídas representan uno de los problemas más importantes dentro de la patología geriátrica, constituyendo uno de los llamados “grandes síndromes geriátricos”. A la afirmación de que los ancianos se caen, cabe añadir que aquellas personas adultas que se caen son esencialmente ancianos.
Así pues, las caídas, a la luz de la información de que disponemos, constituyen uno de los más graves problemas epidemiológicos que afectan a las personas mayores, generador de una cascada de consecuencias de todo tipo, físicas, mentales, funcionales y socio-económicas, que amenazan su independencia y requiere, para su prevención y tratamiento, el abordaje por parte de los profesionales del ámbito sanitario, social y de la familia, en un ejemplo de lo que debe constituir el trabajo multi e interdisciplinar propio de la atención integral al mayor.
Los datos hablan por sí mismos: el 25% de los mayores de 65 años que viven en la comunidad recuerdan una caída en el último año, cifra que asciende al 50% en los mayores de 80 años; el 50% de los ancianos ingresados en residencias asistidas sufrirá una o más caídas al año, y más del 60% de los ancianos que viven en una residencia tienen historia de caídas en el año previo; el 80% de las caídas se producen en el domicilio; y un 30% serán consideradas por el paciente o el observador como inexplicables.

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Las caídas constituyen uno de los más graves problemas epidemiológicos que afectan a las personas mayores

La mayoría de las caídas producen algún tipo de lesión, sobre todo de tejidos blandos, como cortes, abrasiones y contusiones; no obstante, entre un 3-10% van a producir fracturas. Además, la mitad de las caídas que requieren hospitalización producen un deterioro en la realización de las actividades básicas de la vida diaria, que puede generar el ingreso en una institución. Y la mitad de los ancianos que se caen no pueden levantarse solos, lo que ocasiona mayor riesgo de que se produzca deterioro funcional y muerte.
Las causas de las caídas en las personas mayores suelen ser multifactoriales y se asocian con factores intrínsecos y extrínsecos, que generalmente ejercen un efecto sumatorio, afectando al equilibrio y la marcha. Entre los factores intrínsecos asociados al envejecimiento están la reducción de la agudeza visual, la pérdida de sensibilidad en las extremidades inferiores, los problemas para regular la tensión arterial, el deterioro intelectual, las enfermedades crónicas neurológicas, óseas y articulares y la mayor sensibilidad a los medicamentos que actúan sobre el sistema nervioso.
Al valorar los factores extrínsecos que influyen en las caídas hay que tener en cuenta la tipología de la persona mayor; el anciano vigoroso se cae realizando actividades más peligrosas con mayor influencia de factores ambientales, mientras que en el anciano frágil las caídas dependen de su equilibrio y marcha alterados y tienen lugar durante el desarrollo de sus actividades de autocuidado, lo mismo que ocurre en mayores institucionalizados.
Las consecuencias de las caídas pueden ser físicas, que comprenden las inmediatas (ejemplo: la fractura de muñeca al poner la mano) y las tardías por permanecer en el suelo un tiempo prolongado. Psicológicamente es importante el miedo que se produce tras una caída, que puede generar restricción voluntaria de la movilidad, mayor dependencia, ansiedad y depresiónLos accidentes constituyen una causa importante de mortalidad en el grupo de mayores, aumentando con la edad y con las complicaciones secundarias a la fractura de cadera.
Las consecuencias socioeconómicas son importantes, ya que a los costes directos (lesiones físicas, fármacos, hospitalización, cirugía, material ortopédico, rehabilitación) hay que sumar los costes indirectos (acondicionamiento del domicilio, pago a cuidadores, ingreso en residencias, etc).
Los principales esfuerzos para abordar este problema se deben realizar desde la prevención, especialmente en la comunidad y en centros asistenciales de personas mayores. En este sentido, las principales recomendaciones para las personas mayores sanas son la práctica del ejercicio físico adecuado a su edad; la importancia de la actividad física es tal, que podemos afirmar que en este grupo el deterioro del aparato locomotor no es secundario al envejecimiento, sino a la falta de actividad física.
En personas muy mayores o dependientes, se deben dar consejos al anciano y a su cuidador principal para reducir el riesgo de caídas, como son la práctica de ejercicio moderado, la reducción de los peligros ambientales y el control periódico de la medicación. En ancianos de alto riesgo o en los que ya hayan sufrido una o varias caídas, se recomienda una intervención individualizada de un equipo interdisciplinar que incluya consejo sobre el ejercicio físico, valoración de los factores de riesgo y de las circunstancias de cada caída, control periódico del estado de salud y de la medicación, y revisión del entorno habitual, así como posibles ayudas ortopédicas y medidas de rehabilitación.
La prevención y la concienciación de los profesionales y la sociedad sobre la importancia de este problema seguramente hagan que mejore la situación de las personas mayores de hoy y las de tiempos venideros.